"El objetivo numero uno era vaciar Mallorca, hemos ido a la par del Govern. Vamos sobrados de tiempo", reconoce Jaume Horrach, presidente de la Asociaciones Hotelera de Alcúdia y Can Picafort. La noche del jueves llegó la orden que pedían empresarios y el Consolat de Mar, dictada por el ministerio de Sanidad y que fijó una semana de plazo para suspender la apertura al público de los establecimientos de alojamiento por el estado de alarma decretado por el coronavirusEn la isla hace una semana había 210 hoteles operativos.

En la zona de Alcúdia y Can Picafort apenas quedan "10-15 turistas" y algún hotel abierto que ayer seguramente ya echó el cierre. Horrach destaca la labor de la Asociación Hotelera de Playa de Palma, que ha actuado de "recolecta" de los clientes que estaban lejos de la capital. Llevándoles hacia ese destino "se calmaban al estar cerca del aeropuerto". Y establecimientos con baja ocupación han podido adelantar su clausura.

Mallorca, el paraíso de la saturación turística, ha pasado de tener unos 25.000 turistas, estimó ayer el Govern.

La zona de mayor afluencia, Platja de Palma tenía un 60% de su planta hotelera abierta (58 establecimientos). Ha ido vaciándola a un ritmo galopante. A inicios de semana tenía alojados más de 3.000 turistas. Ayer no pasaban de 300. "Se van durante el día", explicó Patricia Lliteras. Ayer cerraron 14 hoteles, hace una semana estaban abiertos 35 y hoy quedan apenas 9. "El domingo se prevé que todo esté cerrado, están pendientes de los vuelos asignados".

Palmanova y Magaluf este fin de semana también se vacían. El hotel Samos, lleno con viajeros del Imserso (había unos 3.000 en Balears) fue de los primeros en cerrar. "Era un riesgo también para los trabajadores", reconocía Mauricio Carballeda, presidente de los hoteleros de la zona.

"Cuesta asimilar la rapidez de todo esto", dice Javier Vich, de la Asociación Hotelera de Palma y Cala Major. De los 72 establecimientos asociados, que el lunes comenzaron con los cierres, ante "el aluvión de cancelaciones y el , parón" deben quedar "2 o 3".

La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) valoraba ayer como "muy positiva" la orden del Gobierno. Su vicepresidenta ejecutiva, María José Aguiló, remarcaba que era necesaria por "motivos sanitarios, de orden público y seguridad jurídica". Y "para evitar aglomeraciones". Con el estado de alarma están prohibidas y los clientes deben permanecer en las habitaciones, pero al acudir al servicio de comedor eran inevitables los grupos.

Los hoteleros estaban preocupados por las situaciones conflictivas que se pudieran producir ante negativas a acatar el confinamiento, "que podía poner en peligro también a los trabajadores" obligados a "corregir esos comportamientos", declaró Aguiló. Por suerte, en la zona de mayor ocupación, Platja de Palma, no se han registrado conflictos.

Otra aspecto que urgía era el de brindar seguridad jurídica a los empresarios, que habían quedado excluidos en un primer momento de los ceses de actividad decretados por la pandemia. Así quedan protegidos en aspectos contractuales y con los seguros.

El Govern también aplaude que Madrid haya atendido su petición que permite al sector acogerse a la causa de fuerza mayor para el paso siguiente. "Nos centraremos en los ERTE, razona Horrach. El de la Mallorca vaciada.

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