El empresario Bartolomé Cursach y su número dos, Tolo Sbert, no respondieron a ni una sola pregunta formulada por la Policía sobre las condiciones laborales de sus trabajadores, uno de los múltiples aspectos investigados por la Justicia del emporio del ocio. Ambos acudieron anteayer a la comisaría acompañados de sus respectivos abogados a requerimiento de la unidad de blanqueo de capitales. No pronunciaron palabra alguna. Cursach, que salió en libertad el pasado abril tras reunir en cinco horas una fianza de un millón de euros, se limitó a girar la cabeza en sentido negativo cuando se expusieron presuntas irregularidades en la contratación y condiciones laborales de sus empleados. Su abogado, Enrique Molina, sí que intervino en la sesión, y como como acostumbra, se dirigió en tono muy educado hacia los investigadores.

En la comparecencia sorprendió el bajo estado anímico de Sbert, que abandonó la prisión el pasado diciembre abandonó la prisión el pasado diciembre tras pagar una fianza de medio millón de euros. Su abogado, Antonio Martínez, insiste en la estrategia de desprestigiar la labor del juez instructor, Miguel Florit -el segundo que asume la compleja causa tras ser recusado Manuel Penalva- y la Fiscalía Anticorrupción. En un escrito remitido a la Audiencia, el letrado acusa al juez Florit de desobedecer a su tribunal superior y abrir la llamada pieza separada de los cohechos y no mantener una única causa. Los investigadores desean que esta pieza separada sea la primera en ser llevada a juicio por delitos de corrupción y sirva de acicate para impulsar el resto del sumario.

La pieza principal

Según la defensa de Sbert, la pieza separada de los cohechos debe ser declarada nula por varios motivos, entre ellos la supuesta vulneración del derecho constitucional a la tutela judicial efectiva en su vertiente del derecho de defensa y por contravenir lo dispuesto por la Audiencia en dos autos de marzo pasado.

Antonio Martínez postula que la Audiencia dejó bien claro en esas resoluciones que la pieza de los cohechos no se podía desgajar de la pieza principal del caso Cursach y ordenó al instructor seguir su tramitación en dicha causa matriz. Sin embargo, prosigue el recurso de apelación, Florit ha dispuesto que la pieza de los cohechos siga su andadura y ya ha dictado el fin de instrucción, como antesala de un próximo juicio oral. El escrito carga contra los instructores del caso Cursach, a los que acusa de tener "un tozudo prejuicio" y de incirrir en "esquizofrenia procesal".

Además de tener a su servicio altos cargos políticos y funcionarios de diversas administraciones para proteger sus negocios ante inspecciones y asfixiar a los de la competencia, los investigadores imputan a Cursach la ocultación de 65 millones de euros al fisco, según un informe del grupo de Blanqueo de la Policía, que apunta la existencia de un 'topo' en la Agencia Tributariaexistencia de un 'topo' en la Agencia Tributaria.