El escrito de recusación de Bartolomé Sbert, uno de los principales imputados en el caso Cursach, y exnúmero dos de ese grupo empresarial, imputa al juez Manuel Penalva los delitos de prevaricación, omisión del deber de perseguir infracciones penales y obstrucción a la Justicia. El Tribunal Superior de Justicia de Balears ya ha descartado, en su auto de desestimación de la querella contra Penalva y el fiscal Miguel Ángel Subirán, la mayoría de esos delitos, pero Sbert insiste en que el instructor del caso Cursach habría premiado a testigos de cargo con beneficios policiales y judiciales en otras causas.

Antonio Martínez, letrado de Sbert, ha presentado ante la Audiencia un durísimo escrito de alegaciones contra Penalva (y también contra Subirán, aunque este no ha sido recusado), plasmado en 24 folios.

Penalva, que se opone a su recusación y entiende que no ha perdido su imparcialidad ni está contaminado, ha replicado al texto de Martínez con otro documento de casi 200 foliosdocumento de casi 200 folios. En este escrito el magistrado recuerda el rosario de amenazas, agresiones, daños, coacciones e intentos de soborno para cambiar las versiones incriminatorias que han sufrido algunos testigos de cargo en este virulento sumario.

Penalva destaca que el fiscal Subirán y él han sido víctimas de daños en sus propiedades, ataques que vincula a una misma estrategia de amedrentamiento y zapa de la causa, para conseguir que los principales imputados salgan indemnes.

La Madame y el trilero

Entre los delitos que Sbert atribuye a Penalva destaca un supuesto trato de favor a tres testigos de cargo: la mujer conocida como la Madame, un trilero del clan de los Bustamante y una funcionaria de Cort.

Según la parte recusante, el juez habría mediado en otro juzgado de Vía Alemania para conseguir el archivo de una causa penal contra la Madame. De esta grave acusación no se aporta más prueba que una mención a ese archivo en uno de los mensajes telefónicos remitidos supuestamente desde el móvil de la pareja del juez a la testigo protegida 31.

Respecto al trilero, o testigo 26, el escrito de recusación atribuye al instructor el haber reducido a esta persona medidas cautelares de destierro o alejamiento de la Playa de Palma, donde practicaba el juego ilegal, a cambio de que incriminara a determinadas personas en el caso Cursach.

La defensa de Sbert sostiene que ese testigo es mendaz y añade que en una declaración judicial que fue grabada respondió "bajo los efectos de alguna droga".

Nuevamente tampoco se aportan pruebas contundentes contra Penalva y se alude a que "una alarmante coincidencia de fechas entre las declaraciones de este testigo en el caso Cursach y el dictado de resoluciones por el magistrado muy beneficiosas para el trilero al reducirle las medidas cautelares".

En relación a la funcionaria se alega que ésta reconoció haber cobrado un presunto cohecho del Grupo Cursach, consistente en un billete de 500 euros y unas botellas Möet-Chandon por Navidad. Según la parte recusante, Penalva habría recompensado a esta empleada pública sobreseyendo la causa contra ella, pese a su confesión del delito.

La sección primera de la Audiencia tendrá que analizar los 24 folios de Sbert, unidos a los 200 del juez y a los escritos de otras partes, en especial la fiscalía anticorrupción de Madrid que apoya la recusación.

El escrito de la mano derecha de Bartolomé Cursach acusa también a Penalva de "crear testigos para poder hacer reales las tesis acusatorias".

En ese sentido se destacan los mensajes cruzados entre el instructor y su pareja y la Madame, aunque ésta última recientemente ha negado haber sido manipulada o animada a mentir por el juez y el fiscal.

Inaceptable concierto

Penalva rechaza con rotundidad haber manipulado a esta testigo y, por el contrario, mantiene que se limitó a animarla y ampararla ante las presiones, amenazas y agresiones que sufrió la mujer.

La defensa de Sbert, por el contrario, valora esos mensajes como un "inaceptable concierto" entre instructor y testigo.

Los recusantes también aportan como prueba de la supuesta contaminación del instructor unas conversaciones con La Madame que ésta grabó sin permiso y que fueron presentadas junto a la querella desestimada por el TSJB.

Antonio Martínez pide en su escrito que se reclamen al TSJB esas grabaciones.

Un argumento repetido en las alegaciones de Sbert es que Penalva ha insultado, en esos mensajes telefónicos, a los imputados y abogados defensores del caso Cursach llamándoles hijos de p. . El escrito destaca dos frases dirigidas por el juez a La Madame: "acabar con esos hijos de p." a los que "deseo verlos muertos a todos".

El magistrado ha alegado que es una forma de hablar y que su intención no era insultar a las partes.