Aunque el excomisario Cerdà se jubiló hace más de un año, en estos últimos meses continuó colaborando en varias investigaciones. De hecho, seguía contando con la total confianza de la mayoría de jueces y de fiscales de Mallorca. Precisamente, a finales del pasado año, coincidiendo en las fechas con los hechos que está investigando el juez Sobrino, la fiscalía Anticorrupción recurrió a la ayuda del veterano policía. Se le pidió si podía contactar con El Ico y convencerle de que entregara una supuesta agenda personal del empresario Cursach. De hecho, el joven de Son Banya había declarado varias veces en el juzgado de instrucción número 12 de Palma que tenía dicho documento en su domicilio, guardado en un lugar seguro, y que por este motivo unos individuos habían entrado en su casa y habían destrozado todo lo que habían encontrado.

Fuentes próximas al excomisario Cerdà sostienen que precisamente el mensaje vía WhatsApp que le envió a El Ico, en el que le indicó al joven que se acordara de entregarle "el libro", estaba hablando sobre dicho documento personal del empresario del ocio. Sin embargo, ni el juez Sobrino, ni el fiscal que interviene en esta conversación creen que se refiera a la agenda de Cursach, sino que Cerdà habría estado utilizando el lenguaje que emplean los traficantes para exigir el resto del dinero que no le habrían entregado en el párking de Son Banya.

La fiscalía Anticorrupción informó al juez de que Cerdà habría colaborado en la investigación del caso Cursach.