Una profesora de Filosofía de la Universitat de les Illes Balears formuló ante la policía una denuncia por acoso laboral en el seno de la institución universitaria. Tras la investigación llevada a cabo en el juzgado número uno de Palma, el magistrado acaba de dar por concluida la fase de Instrucción, y ha dado traslado a las partes para que formulen escrito de acusación o sobreseimiento.

Se da por descontado que la denunciante pedirá la apertura de juicio oral a través de su abogado, Gabriel Lladó. La acusación se dirige contra un catedrático del departamento y contra otro profesor doctor. Ambos han tenido que declarar en condición de investigados. No se descarta que se incorpore a otros docentes, y queda por aclarar el papel jugado por la UIB, escudada en su proverbial pasividad ante los conflictos del profesorado.

La iniciativa penal puede sustanciarse directamente por acoso, o por figuras como coacciones en el ámbito laboral o amenazas. La docente dio el paso al sentirse "hostigada, calumniada y vejada" en su departamento. La denuncia fue interpuesta tras recibir la doctora numerosos correos electrónicos, a través de servidores radicados en el extranjero que la policía no consiguió trazar. Aunque la mayoría de los textos se refierren con tenor insultante a cuestiones académicas, alguno de ellos se adentra en la esfera personal y afecta a la relación con otros miembros de la UIB.

Los correos se complementaron con una batería de llamadas anónimas, recibidas en su domicilio por la denunciante. Genéricamente se le culpaba de actividades ilegales, con insinuaciones del estilo de "nos consta que has plagiado tu tesis". También aquí se ocultaba la identidad del teléfono de procedencia, camuflado a través de páginas web.

Los dos profesores investigados negaron con rotundidad su participación en los mensajes y en las llamadas. Respecto del móvil, en un departamento de Filosofía donde han proliferado las iniciativas judiciales entre sus miembros, la denunciante sospecha que se pretendía apartarla de la materia que viene impartiendo. El control de una asignatura universitaria se traduce en poder, plazas laborales y dinero.

Además del catedrático y del segundo profesor investigado, por el juzgado de Instrucción han desfilado distintos miembros de la comunidad universitaria. Las declaraciones de profesores, de empleados de las bibliotecas o de otros funcionarios del staff fueron claves para el avance de las pesquisas. A partir de este material probatorio, la denunciante polarizó su acusación en dos personas.

El caso ahora investigado destapa la situación explosiva en el departamento de Filosofía, donde los propios docentes señalan al profesor que se presenta en el edificio acompañado de un guardaespaldas. Durante la instrucción, funcionarios interrogados como testigos reconocieron que los hechos investigados eran "muy graves". Incluso se planteó la instalación de cámaras o la contratación de un servicio especial de seguridad en el edificio.