La fiscalía superior de Balears ha decidido recurrir el auto de archivo del caso Minerval, una presunta estafa en torno a la venta ilegal del medicamento del mismo nombre, al estimar que sí hay indicios delictivos en los hechos. La cúpula de la fiscalía se reunió el mismo viernes, día de la emisión del auto, con la fiscal encargada del caso, Concha Ariño, y acordó apelar el sobreseimiento.

El juez Enrique Morell resolvió el pasado viernes archivar la causa del caso Minerval al entender que, si bien el principal acusado, el catedrático de la UIB y científico Pablo Escribá pudo haberse dedicado durante años a la comercialización ilegal de un medicamento en fase experimental ("huérfano"), no se aprecian los elementos típicos de la estafa.

El juez puso el acento en que la jurisprudencia exige que las víctimas de estos delitos hayan sufrido un engaño "bastante" o "suficiente", una circunstancia que no se da en estas pesquisas.

Morell aportó como fundamento el testimonio de algunos pacientes de cáncer o de sus familiares que compraron a Escribá el Minerval como un remedio alternativo a las terapias tradicionales contra esa enfermedad.

Algunos de esos enfermos estaban desahuciados y han manifestado que no tenían nada que perder por probar el Minerval, del que Escribá aseguraba era efectivo contra algunos tumores de cabeza y pulmón.

Sí ve indicios

Por el contrario, la fiscalía entiende que en el sumario existen otros testimonios y pruebas, entre ellos correos electrónicos, de que Escribá pautaba las dosis que deberían ingerir los pacientes y llegó a sostener de que el Minerval curaba el cáncerostener de que el Minerval curaba el cáncer.

En la causa están personadas dos acusaciones, la Universitat de les Illes Balears-UIB y un particular que en 2005 compró el producto. Ambas partes son acusaciones particulares.

La entidad académica adelantó el viernes, tras una primera lectura de la resolución judicial, que no pensaba recurrir el archivo. El auto del magistrado Morell mención a la segunda acusación particular y asevera que los hechos, la compra del Minerval en 2005, están ya prescritos.

Gente cualificada

"De lo actuado no puede decirse que Pablo Escribá se aprovechara de la escasa formación de los compradores de Minerval para generar su confianza y, una vez alcanzada, convencerles para que adquirieran el producto", sostiene el instructor. Morell descarta así que hubiera un "engaño bastante" a los enfermos o sus familiares.

El juez sí que ha visto en el caso indicios de que Escribá ha podido vulnerar la legislación sobre medicamentos al vender un fármaco sin la debida autorización de la Agencia Española de Medicamentos o sin haber obtenido los permisos de la Agencia Europea de Medicamentos.

En ese sentido, el auto ordena remitir a la Agencia del Medicamento, dependiente del ministerio de Sanidad, una copia del sumario por si el catedrático de la UIB hubiera podido incurrir en infracciones administrativas.

El auto también menciona que en 2012 la empresa Lipopharma, vinculada a Escribá, lanzó una campaña publicitaria del Minerval como tratamiento para tumores de cabeza, gliomas.

La dirección general de Farmacia del Govern instó a los anunciantes a retirar los reclamos de manera urgente porque no era un producto autorizado y no había certeza de que fuese útil para tratar tumores de cabeza.

Lipopharma acató la orden de Sanidad, pero Escribá prosiguió facilitando el producto a pacientes con tumores cerebrales o sus allegados.

Según el instructor, los otros encausados, entre ellos el también catedrático de la UIB Xavier Busquets, no comercializaron el Minerval, por lo que inicialmente quedan automáticamente exculpados de la estafa.

Escribá habría camuflado, según la fiscalía, sus ventas como donativos a la Fundación Marathon, una entidad dedicada al fomento de la investigación en biomedicina y que él controlaba.

Las pesquisas han acreditado repetidas donaciones al investigador de la UIB, entre abril del 2004 y junio del 2015.

Según la Policía, el principal acusado engañó a numerosas personas afirmando que el Minerval curaba el cáncer, algo que es falso.

El auto judicial no menciona la venta de otro producto del que se aseguraba mejoraba los síntomas del Alzheimer.