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Caso Minerval

Un testigo aporta resonancias de una enferma que mejoró tras la toma de Minerval

Su hermana había sido desahuciada y vivió dos años más - El juez decidirá si hay juicio por la presunta estafa o si se archiva el caso

Pablo Escribá, derecha, junto a su abogado Santiago Fiol, en los juzgados. Manu Mielniezuk

Un testigo ha aportado al sumario del caso Minerval, una presunta estafa agravada atribuida a dos catedráticos e investigadores de la UIB, unas resonancias y unos TACs que acreditarían que su fallecida hermana mejoró de su avanzado cáncer de pulmón gracias a dicho fármaco en fase experimental. De forma paralela, el juez Enrique Morell, instructor de este sumario, decidirá en breve si los imputados son juzgados por la supuesta estafa al vender irregularmente un medicamento no autorizado como si fuera un remedio para el cáncer o si se archiva la causa, como postulan las defensas.

El testigo, residente en Eivissa, ha venido a poner luz en unas imágenes que ya obraban en el sumario y en las que supuestamente se observa la reducción de tumores de cabeza y pulmón en un paciente tras un tratamiento con Minerval.

El declarante ha reconocido mediante un escrito unido a la causa y ante los investigadores que "las imágenes son auténticas", que pertenecían a su difunta hermana y que él se las envió en su día al doctor en Biología Pablo Escribá, uno de los principales acusados.

Poca esperanza de vida

El testigo explica a continuación la evolución satisfactoria de su hermana, a la que le había sido diagnosticado un cáncer de pulmón con metástasis en el cerebro y a la que se le dio muy poco tiempo de esperanza de vida. La paciente consiguió vivir dos años más, un tiempo en el que sus tumores se redujeron de tamaño.

El Minerval se lo facilitó Pablo Escribá de forma gratuita y tras un intento frustrado de comprarlo a través de un laboratorio, que pidió 10.000 euros por 150 gramos, la cantidad indicada para el tratamiento. Al parecer, el imputado consiguió el producto a mejor precio en una partida grande destinada a la investigación.

La enferma completó cinco ciclos de ingesta del medicamento y ya tras la primera tanda "experimentó una notable mejoría en su estado de salud".

"Después de terminar el segundo ciclo volvimos a hacer resonancias que nos mostraron que el tamaño del tumor cerebral había vuelto a disminuir a la mitad" y los tumores pulmonares experimentaron reducciones importantes, relata el hermano de la enferma. Después de la tercera y cuarta fase de tratamiento, "los tumores cerebrales de mi hermana habían desaparecido".

"El doctor Escribá no quiso cobrar en ningún momento por su laboro los materiales recibidos y solo aceptó una donación para la Fundación Marathon", apostilla el testigo.

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