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La fiesta en paz

Las lágrimas de Biel Barceló

Llorar no goza de buen predicamento entre los políticos, pero los ciudadanos deberíamos preferir mil veces esta expresión de dolor que la respuesta de manual

Biel Barceló se abraza entre lágrimas a Bel Busquets. ib3

Llorar es una expresión de dolor que no goza de buen predicamento entre los políticos. El desprestigio viene de antiguo. La madre de Boabdil ya le espetó aquello de "llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre". Poca compasión y comprensión familiar tras la pérdida de Granada.

Los ciudadanos, que solemos tener poca piedad de boquilla y demasiada ante la urna, deberíamos preferir mil veces las lágrimas de Biel Barceló que la respuesta de manual, o de argumentario del partido, en cuanto un cargo público es pillado en un renuncio. El vicepresidente se abrazó a la secretaria general de Més, Bel Busquets, y se derrumbó. Acababa de finalizar su comparecencia parlamentaria para explicar los contratos de su departamento con Jaume Garau, el responsable de la campaña electoral del partido ecosoberanista.

Este ´juntador´ de palabras prefiere al político que expresa sus sentimientos antes que a todos aquellos que han mostrado un exceso de fortaleza en momentos para la vergüenza. Mejor Barceló que el Felipe González que contestó "ni flick ni flock" cuando asomaron las primeras noticias de financiación ilegal del PSOE. Después llegó Filesa para confirmar lo que siempre negaron los líderes socialistas. Mejor unos ojos enrojecidos, que la cara de cemento de pasar del ´OTAN, de entrada no´ al sí en el referéndum cuando aún se ganaban desde el poder.

Mejor un político que expresa su desazón al José María Aznar del "créame, Sadam tiene armas de destrucción masiva", de la foto de las Azores o el que aseguraba que los autores de los atentados del 11-M no habitaban "desiertos lejanos", con el único objetivo de seguir alimentando la teoría de que ETA estaba detrás de la masacre de los trenes de Madrid.

Cuánto sentimiento positivo despierta este político que muestra sus debilidades. Sobre todo si se confronta con aquel otro, un tal Mariano Rajoy, que enviaba los sms con el mensaje "Luis sé fuerte" al tesorero que, al mismo tiempo que se aseguraba un boyante futuro personal en los bancos de Suiza, gestionaba el dinero negro para las campañas electorales.

Biel Barceló debe ser a ojos de muchos un político de mantequilla que se funde ante el primer incendio. Lo es para algunos de sus propios correligionarios que quizás han mandado un whatsapp al cerebro de las últimas campañas electorales de Més con un "força, Jaume". O palabras semejantes. Dirigentes del pasado y de hoy que ponen al partido por delante del ciudadano y de los principios. Líderes caducados que se apoyaron en un tránsfuga del PP para ser alcaldes. Que echaron a un conseller correligionario para ponerse en su lugar. Que pactaron con Jaume Font, cuando aún era un hombre de confianza de los populares en la Part forana, para unir los votos conservadores a los del PSM y apartar a alcaldes socialistas. Por si alguien no lo ha descubierto aún, las referencias se dirigen hacia Mateu Morro. Un pesemero que firmaría el lema leninista "todo el poder para los sóviets" con la única condición de que se escribiera "partido" por "sóviet". El partido por delante del ciudadano. De la autocrítica. De la honestidad.

Mejor, para el ciudadano, un político blando como Barceló que un duro como Jarabo, que resiste como un jabato cuando los contratos de IB3 apuntan a su pasado como productor televisivo. Jarabo y Laura Camargo, como buenos seguidores de las tácticas bolcheviques, aspiran al poder a través de la destrucción de los mencheviques. No quieren alianzas con ideologías vecinas. Persiguen su destrucción. Creen que así lograrán el poder absoluto. Por eso, amenazan con romper el Pacto si Barceló no dimite o no es destituido por Francina Armengol. Podemos no está en el camino de la construcción de la sociedad a la que aspira. Aún se encuentra en la fase previa: la demolición de sus competidores.

Soy incapaz de discernir si Biel Barceló podrá seguir en la vicepresidencia del Govern. Quizás no resista el fuego amigo. El del enemigo no es mortal. Quizás se derrumbe personalmente y decida largarse a casa. Tal vez la Fiscalía o un juez le pongan en una situación insostenible. Es probable que su carrera política esté tocada de muerte. Sin embargo, prefiero a este político llorón, que a la mayoría de los duros. Escrito todo desde el periódico que desveló este escándalo.

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