­Una frase de Miquel Fluxà pronunciada el jueves en Inca, durante la celebración del sesenta aniversario de Iberostar, está provocando una tormenta informativa en Estados Unidos que recorre algunas de las principales cabeceras y agencias de noticias del país y que compromete al presidente electo, toda vez que ninguna empresa estadounidense puede establecer relaciones económicas con Cuba sin una licencia especial del departamento del Tesoro.

“No hace más de seis meses Trump estaba negociando para tener hoteles en Cuba”, afirmó el empresario mallorquín durante el mencionado acto conmemorativo de Iberostar.

La frase fue recogida inmediatamente por el Miami Herald y la agencia económica de noticias Bloomberg, donde ayer mismo, un portavoz de Iberostar tuvo que aclarar que Fluxà no tuvo conocimiento de estas supuestas operaciones porque así se lo transmitiera Trump personalmente, sino por su conocimiento de las actividades comerciales que se producen en Cuba. Y también se vio obligado a manifestar que Donald Trump no había realizado oferta económica alguna por los once hoteles de Iberostar en la isla caribeña.

Pero las indagaciones de la prensa van más allá de Iberostar. Y ahora se preguntan, lo hizo ayer otra vez la influyente agencia económica Bloomberg, si Donald Trump se saltó el bloqueo comercial a Cuba, la Ley Helms-Burton que él mismo quiere rearmar. Y además ocurrió siendo candidato a la Casa Blanca.

La relación de las empresas de Trump con Cuba no son un asunto nuevo. Ya el pasado mes de septiembre la revista Newsweek publicó un artículo en el que informaba del interés del magnate y político americano por ampliar su oferta de hoteles adquiriendo establecimientos en Cuba. Y en el ya lejano 1995 fue el propio Trump el que con su estilo habitual amenazó: “Voy a construir un Taj Mahal en el centro de La Habana”, nombre del hotel-casino que el empresario abrió en Atlantic City, en New Jersey, en 1990, invirtiendo en el megaproyecto mil millones de dólares.

“En los últimos 12 meses, muchos competidores importantes han buscado oportunidades en Cuba”, manifestó Amanda Miller, vicepresidenta de marketing de Trump Organizatión. “Si bien es importante para nosotros entender la dinámica de los mercados que nuestros competidores están explorando, no tenemos la intención de expandirnos a Cuba ni tampoco hemos hecho ningún negocio allí”, quiso aclarar a la agencia Bloomberg la portavoz de las empresas del presidente electo norteamericano.

La agencia de noticias pone de relieve que el interés de Trump en comprar hoteles cubanos sería muy difícil de cuadrar con sus planes indisimulados de acabar con la política aperturista de Obama. El pasado lunes el mismo presidente electo escribió en Twitter que tumbaría el acuerdo si en Cuba no se producían avances políticos claros hacia la democracia.