Sesenta años han pasado ya desde que uno de los hijos ilustres de Inca cambió los zapatos familiares por el turismo, para sentar las bases de la que hoy es una de las mayores cadenas hoteleras del mundo. Miguel Fluxà Rosselló, nieto de aquel Antonio Fluxà que en 1877 creo a la vez a fuerza de corazón e ingenio una fábrica de piel y toda una saga de empresarios de éxito, recordaba esta mañana sus raíces, los viajes a Filipinas y el Caribe a vender zapatos de su abuelo, el esfuerzo de sus hermanos para impulsar a su vez Camper y Lottusse, y el largo camino recorrido por su propia cadena hotelera para celebrar los sesenta años de Iberostar, que desde hoy reúne en Inca a 240 ejecutivos y directores de hotel llegados de todo el mundo. Juntos analizarán estos días el presente y futuro de un proyecto que conquista el mundo paso a paso, mientras sigue hundiendo sus raíces en Mallorca.

Pero por partes. El mundo: Iberostar prevé estrenar otros quince hoteles en Cuba, a sumar a los doce que ya tiene, mientras apuesta con decisión por Brasil, el Caribe y México, en algunos proyectos de la mano del dueño del imperio Zara, el gallego Amancio Ortega. Mallorca: la cadena de Antonio Fluxà quiere seguir por la senda de la inversión que le ha llevado a meter en la isla cien millones en los últimos años, a los que ahora seguirán nuevos proyectos. "Seguiremos invirtiendo en nuestra casa", ratifica Fluxà, que se muestra dispuesto a trabajar por darle la vuelta a la mala imagen que tienen los hoteleros en la isla y subraya a la vez una gran preocupación, de máxima actualidad: "Hemos visto este verano Palma muchas veces colapsada por el turismo. El aeropuerto está bien planificado pero a veces los cruceros han generado problemas. Aprovechando que está aquí la presidenta [del Govern, Francina Armengol], creo que debemos todos trabajar juntos para planificar para evitar aglomeraciones, porque esta saturación turística nos puede causar un gran daño al sector y a todos".

La restaurada Fábrica Ramis, en el centro de Inca, se ha convertido así hoy por unas horas en capital del turismo global mallorquín, como sede de la convención mundial de una compañía que sigue creciendo. Iberostar, decía Miguel Fluxà, progresa además conservando el espíritu de "humildad y cariño a los trabajadores y a Inca" que inculcó a todos sus descendientes aquel abuelo Fluxà que inició la estirpe: "Somos un grupo que está creciendo de forma sana, que tenemos más de cien hoteles en todo el mundo pero seguimos con buen ambiente, de cariño y comunicación, que no se pierden pese a ser multinacional. Lo más importante para nosotros es el equipo humano, 23.700 empleados, una satisfacción muy grande. Seguiremos creciendo", analizaba Fluxà, que tras el acto inaugural ha confesado que uno de sus grandes objetivos será Cuba.

Iberostar apuesta por la isla caribeña pese a la muerte de Fidel Castro y pese a la amenazas del presidente electo americano, Donald Trump, que no hace tanto intentaba él mismo hacerse con su trocito del pastel cubano. O eso asegura Fluxà: "No hace más de seis meses, Trump estaba negociando para tener hoteles en Cuba. No sabemos que efecto tendrá este señor, que hace nada decía que iba a levantar un muro de 3.000 kilómetros [contra los inmigrantes] pero ya no lo va a hacer". Lo que está claro, enfatiza Miguel Fluxá, es que Iberostar seguirá en Cuba. Esperando acontecimiento, pero sin miedo. Y creciendo. Tienen ya 15 hoteles, pero Miguel Fluxá ha explicado que han cerrado acuerdos para "llegar a tener 27 hoteles en Cuba", donde acaba de hacerse por ejemplo con el Riviera, una joya histórica, que Fluxà agradece a los Castro: "Han tenido la amistad de dárnoslo a nosotros". Así que Trump no asusta.

Preocupa la imagen de los hoteleros

De vuelta a casa, a Mallorca, Miguel Fluxà ha aprovechado el aniversario para pedir a Francina Armengol, presidenta de Balears y, como los Fluxà, hija de Inca, que convenza a los políticos para trabajar juntos en mejorar la imagen de los hoteleros en su propia sociedad. "Tenemos 23.700 empleados, que son una satisfacción muy grande. Si sumamos Camper y Lottusse [propiedad de los Fluxá] casi somos tantos trabajadores como la población de Inca. Durante años el empresario ha sido mal visto, y aquí en Mallorca hay empresas familiares en las que los propietarios trabajamos para mejorar las cosas y ayudar a la sociedad. Quisiera que el esfuerzo que se está haciendo sea reconocido por la gente, tenemos que ir de la mano de los políticos, que nos tenéis que ayudar para que la imagen del empresario hotelero mejore. Queramos o no vamos a vivir del turismo y habrá que trabajar juntos", destaca Fluxà, que asegura que Francina Armengol y él "discrepan políticamente", lo hace desde "la honestidad y el cariño". "Lo tenemos bien: el padre de Francina y yo fuimos juntos al colegio", remacha con humor el presidente de Iberostar.

Fluxà destacaba además lo más de cien millones invertidos en los últimos años en Mallorca, con reformas de grandes hoteles como el Iberostar Platja de Palma. La apuesta, decía, continuará: "¿Ganamos dinero los hoteleros? Sí, claro, si no mal vamos. Pero luego lo reinvertimos. La industria hotelera ha de ser responsable y seguir invirtiendo. Turquía no siempre estará mal y tiene una planta hotelera que puede competir con nosotros. Y el brexit hoy se ve sin miedo, se dice que no afecta, pero los británicos no pagarán en el turismo la factura de la devaluación de la libra hasta 2018. Tenemos que estar preparados para entonces".

Francina Armengol recogía el guante, para elogiar tanto a la familia Fluxà como en particular a Miguel Fluxà e Iberostar. "Aquí empezó hace sesenta años una pequeña y visionaria idea en un sector que entonces solo estábamos descubriendo, y hoy celebramos los sesenta años de una multinacional y de un sector que domina desde la isla a nivel mundial. Gracias a Miguel y la familia Fluxà por la riqueza creada para todos en Iberostar, sin olvidar además sus raíces en Inca y en la isla. Lo que han conseguido, me llena de orgullo como inquera", enfatiza Armengol, que está dispuesta a ayudar a los hoteleros a mejorar su imagen. Para ello, la presidenta y líder del PSIB les traza un camino que está en su programa electoral: turismo sostenible en lo ecológico, competitivo y moderno en lo económico, y capaz de "transformar en mejores sueldos y bienestar social el crecimiento de los últimos años", en unas islas que este verano han ganado más que nunca, pero con los trabajadores más exprimidos del turismo mediterráneo.