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Boulevard

La Zarzuela le recuerda a Letizia Ortiz que Mallorca es sagrada

Cort no puede presumir de la exclusiva en el perdón de multas de tráfico a personajes afines, la fiscalía acaba de recibir una denuncia sobre el mismo comportamiento en Felanitx

Imagen psicodélica captada en Cala Tuent de un banco de medusas. Perdurarán hasta que aprendamos a comernos al bicho éste.

Mallorca es indispensable para treinta millones de extranjeros, irremediable para una fracción ínfima de indígenas. Sin embargo, la humanidad es todavía más amplia. Debemos resignarnos a despertar la alergia de personas hipersensibles, entre las que destaca Letizia Ortiz. Para la Reina, unas vacaciones en Mallorca son más duras que una ronda con los portavoces de grupos parlamentarios para su marido.

Es imposible exagerar la hostilidad que Letizia I siente hacia Mallorca, solo comparable a la aversión de Catherine Zeta-Jones por la isla citada, y en ambos casos por idénticos motivos. Dado el carácter de la Reina, no desaprovecha la oportunidad de exteriorizar su antipatía hacia Marivent y los indígenas adyacentes. Sin embargo, y aquí está la noticia, los altos funcionarios de Palacio se le han enfrentado en más de una ocasión, al grito protector de:

-Señora, Mallorca no se toca.

Por extraño que pueda parecerle a un mallorquín, Felipe VI ama esta isla. Con más fuerza que a cualquier geografía de la vecina España. También Juan Carlos I se encontraba a gusto en Marivent, antes de que su esposa le llenara el palacio de gorrones griegos y recuerde dónde leyó primero que la helenización fue la verdadera causa de que el monarca jubilado espaciara sus visitas a la isla.

Los veteranos de La Zarzuela no defienden a Mallorca de la rabia de la Reina por romanticismo. Se remontan a los tiempos de Sabino Fernández Campo, el jefe de la Casa del Rey que se alió con una reina anterior, Sofía de Grecia y Mallorca, para mudar las vacaciones de un Rey anterior desde Marivent al palacio cántabro de Sobrellano. Pretendían minimizar las tentaciones sentimentales. El golpe de Estado veraniego duró menos de un día. Juan Carlos I estalló en cólera y desmintió a sus inferiores. No tenía ninguna intención de cambiar el Mediterráneo por el Cantábrico. Los implicados fueron destituidos con furia digna de Erdogan.

Cort, propiedad de la mafia del ruido, tampoco puede presumir de la exclusiva en el perdón de multas de tráfico a personajes afines. La fiscalía, infradotada de personal y sobrecargada de trabajo, recibió en junio una denuncia por casi dos centenares de sanciones presuntamente no tramitadas en el ayuntamiento de Felanitx. Es innecesario especificar la lista de beneficiarios del archivo de las acciones punitivas.

Ya saben que la UIB es casualmente la única universidad en que los profesores demandan en masa a sus alumnos. Los ilustrísimos doctores en Filosofía que vieron dañado su honor, cuando Miquel Comas concedió casualmente entrevistas anodinas sobre el funcionamiento aberrante de las comisiones de contratación universitarias, han recibido casualmente un nuevo revolcón judicial. Ahora de la Audiencia de Palma, que casualmente crea jurisprudencia. Cuatro sentencias dictan ya que el exconcejal no ofendió a nadie en este diario. Si los eximios no saben interpretar ni un humilde panfleto periodístico, difícilmente podrán desentrañar los arduos textos filosóficos, pero este problema deben resolverlo sus alumnos.

El rechazo del recurso de apelación de los eminentes filósofos a cargo de la Audiencia está firmado por Carlos Gómez, uno de los mayores juristas continentales. Produce cierto sonrojo que un tribunal tenga que recordar a doctores en Filosofía que la libertad de cátedra conlleva libertad de crítica. El ponente sentencia que Comas habló "sobre un tema de interés público" y que "un director de departamento asume funciones de trascendencia pública y social". Pero hay más.

Pobres egregios pensadores, que han topado con jueces racionales. Carlos Gómez denuncia las comisiones de contratación universitarias donde los miembros de los tribunales mantienen "vínculos académicos o profesionales con los aspirantes". En opinión del ponente, esta distorsión "implica una pérdida de imparcialidad objetiva". Y ahora no lo dice un triste periodista, sino un magistrado en cuyo currículo figuran la presidencia de la Audiencia de Palma y la dirección de la Escuela Judicial.

Gracias al ansia litigante de los doctores en ética, las víctimas de comisiones de contratación con "vínculos académicos o profesionales", que son casi todas, podrán reclamar ante los tribunales. Nuevo éxito del rectorado de la UIB. Los ilustres filósofos se hubieran ahorrado una fortuna sin más que consultar un diccionario. A propósito y casualmente, si los docentes universitarios pueden dilapidar decenas de miles de euros en estériles demandas en defensa de su honor broncíneo, tal vez debamos replantearnos a la baja el sueldo de los profesores de la UIB.

No es necesario inventar la editorial Periférica, pues por fortuna ya está inventada. Acaba de publicar El testamento de un bromista, del periodista, escritor y revolucionario francés Jules Vallès. La contraportada de la breve pero jugosa novela aporta extractos críticos o blurbs de Javier Cercas, José María Guelbenzu y de un indocumentado que comparte el apellido y nada más con el autor del relato, además de firmar casualmente este artículo. Imagino que me han incluido por la irónica coincidencia, pero lo agradezco porque ya solo acepto reconocimientos literarios.

Los protagonistas del verano no son los ases del balconing, sino los bancos de medusas que se han adueñado de la costa mallorquina. Admiren la imagen psicodélica que hoy nos ilustra, captada en la orilla de Cala Tuent. Perdurarán hasta que aprendamos a comernos el bicho éste. Lo cual me recuerda que he visto Infierno azul, y aunque yo solo tenía ojos para Blake Lively, es la primera película de tiburones en que las medusas asustan más que los escualos.

Reflexión dominical terrorista: "No dejan bombas, se pavonean en el lugar del crimen, practican un terrorismo de autor".

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