Más por la proximidad de las elecciones que por convencimiento propio, el Govern rectificó ayer la aplicación del TIL, el decreto del que juró no variar ni una coma pesara a quien pesara, ya fuera el Tribunal Superior de Justicia de Balears o las cien mil personas que salieron a la calle el 29 de septiembre del año pasado en la manifestación más importante de la historia de la comunidad. Pero fue una rectificación muy a la medida del Govern, sin intentar alcanzar un consenso con todo el sector educativo, sin negociar ni una sola medida con aquellos que no proponen otra solución que la retirada total de la reforma. No obstante, hay que reconocer al menos el valor y las consecuencias del paso dado, porque Bauzá dinamitó ayer su propio dogma e introdujo al fin un poco de cordura en su aplicación: más flexibilidad en Secundaria, donde una medida de ese calado no puede introducirse de la noche a la mañana sin desmoronar el aprendizaje de las materias que pasan a impartirse en inglés, y permitiendo más horas de lengua catalana según los planes de cada centro, incluso superando la división del decreto de mínimos.

El sentido común ha llegado tarde a la cita. La educación en Balears se ha convertido en un caos y el curso ya está perdido. Sólo falta saber si Bauzá se resentirá en las próximas elecciones de todas las heridas que su política ha causado al sector.