­La Infanta aseguró al juez Castro que ni ella ni su esposo han tenido jamás una cuenta bancaria en un paraíso fiscal. Aclaró que abrieron una cuenta cuando estuvieron residiendo en Estados Unidos, pero que fue cancelada cuando regresaron a España. De hecho, ella declaró los movimientos de esta cuenta. Los investigadores han sospechado que el duque de Palma trasladó una parte importante de las ganancias económicas que obtuvo a través del instituto Nóos a un paraíso fiscal. En concreto, se creía que tenía dinero depositado en cuentas de Suiza, Andorra o Luxemburgo. El juez Castro remitió comisiones rogatorias a estos tres países, pidiendo que se averiguara si el duque de Palma, a su nombre o a través de un testaferro, tenía alguna cuenta bancaria. Sin embargo, este dato no ha llegado a averiguarse.

Por ello, ante la falta de resultados de estas investigaciones en el extranjero, el juez se lo preguntó directamente a la hija del Rey y le preguntó si ella o su marido disponían de cuentas bancarias en alguno de estos países fiscales. La Infanta fue rotunda y dijo que no disponía de ninguna.

En el interrogatorio, entre otros muchos temas, el juez le preguntó sobre las circunstancias por las que decidió crear junto a su marido la sociedad Aizoon, que se constituyó con un capital inicial de tres mil euros. La infanta Cristina, que depositó de su dinero la mitad de la sociedad, confesó que constituyeron esta sociedad para que pudiera canalizar los beneficios económicos que pretendía ingresar su marido a través de sus actividades profesionales. Sin embargo, confesó que no recordaba cúal era el concreto objeto social con el que se había constituido esta sociedad. En cualquier caso, afirmó que ella nunca gestionó la empresa y que si firmó algún documento lo hizo por indicación de su marido. Insistió varias veces en que ella desconocía la mecánica empresarial, ni siquiera de su sociedad.