­Jesús Silva, el abogado que lleva el peso de la defensa de la Infanta, quiso que Cristina de Borbón le explicara al juez cúal era su actividad diaria como Infanta de España. El abogado pretendía demostrar que la hija del Rey no disponía de tiempo real para poder dedicarlo a la administración de su empresa y que esta tarea la desarrollaba su marido. La duquesa de Palma explicó al juez que en la fecha de los hechos sus cuatro hijos eran muy pequeños, ella era una madre trabajadora que, además de su empleo en la Caixa, tenía que participar en los actos públicos de la Familia Real. Detalló que al año intervenía en un centenar de actos públicos de representación, a una media de dos por semana. Esta actividad, unida a sus obligaciones como madre trabajadora, le impedían poder dedicar tiempo a la actividad empresarial de Aizoon. La Infanta negó también que constituyera con su marido la empresa Aizoon como una sociedad pantalla, como afirma la Agencia Tributaria. Mantiene que se creó para canalizar los negocios de su esposo relacionados con el deporte.

El juez Castro criticó en su auto de imputación que nunca se cuestionara, como socia de Aizoon, que su marido utilizara la sociedad para canalizar sus ingresos y pagar así menos impuestos. Aclaró la hija del Rey que no podía determinar ni los beneficios ni las ventajas que suponía tributar estos ingresos a través del impuesto societario o como IRPF. Y en este sentido, afirmó que no conocía que su marido hubiera cobrado el sueldo por pertenecer a los consejos de Administración a través de Aizoon, para pagar menos impuestos.

Por otra parte, aclaró la Infanta que nunca ha redactado una declaración de la renta y que tampoco había oído hablar jamás del programa Padre. Explicó que ella entregaba todos los documentos a un asesor fiscal y que este se encargaba de elaborar su declaración anual, sin conocer con exactitud qué datos incluía en ella.

En la intervención de la defensa, el letrado le mostró una serie de actas que se refieren a las liquidaciones anuales de la sociedad Aizoon. En ellas aparecen varias firmas. La hija del Rey aseguró que la rúbrica de su marido, en la que se puede leer la palabra "Ignacio" no corresponde a la de su esposo.

Aunque la Audiencia determinó que la Infanta no había cometido ningún delito al ejercer el cargo de vocal del instituto Nóos, el juez le preguntó cuál fue la razón por la que decidió participar en este proyecto. Aunque tenía la posibilidad de no contestar, porque la pregunta nada tenía que ver con el delito fiscal que se le imputa, la duquesa de Palma aseguró que aceptó este cargo honorífico porque su marido le propuso un proyecto relacionado con el deporte, que le pareció interesante y decidió apoyarle. No se planteó que fuera un problema, entre otras cosas, porque forma parte en un centenar de fundaciones públicas y en ninguna de ellas se cuestiona su presencia. El juez quiso que aclarara si había intervenido en algún momento para que su hermano el Príncipe recibiera en Rusia a un empresario de Barcelona que colaboraba con su marido en varios negocios. No solo negó esta gestión con el heredero de la Corona, sino que afirmó que no sabía de qué proyecto le estaba hablando.

Sobre el motivo por el que su esposo dejó Nóos dijo que fue el asesor de la Casa Real, el conde de Fontao, quien le explicó a Urdangarin que "por estética" debía dejar este proyecto. Aseguró que ella interpretó que la orden venía de su padre, aunque nunca habló con él de este tema.