Los cambios aplicados en el nuevo borrador de la Ley del Turismo mantienen como principal beneficiado al sector hotelero, según denuncian de forma unánime los representantes de las patronales de restauración y de salas de fiesta, que no ocultan su "decepción" ante el nuevo redactado. La preocupación de estos últimos se centra principalmente en un punto: se deja la puerta abierta a las empresas de alojamiento para que desarrollen en sus establecimientos todo tipo de actividad, lo que los convierte en competencia directa de restaurantes o de discotecas.

Primer punto de fricción: el nuevo redactado de la ley limita en un 30% el espacio que dentro de un hotel se podrá dedicar a esas actividades secundarias sin necesidad de contar con una nueva licencia, como pueden ser la incorporación dentro de su edificio de comercios, restaurantes o salas de fiesta. Pero este límite es de espacio, y no personas que podrán ser atendidas sin necesidad de estar alojadas en el hotel.

Así, el presidente de la asociación de Restauración de la patronal Pimem, Alfonso Robledo, subraya que el miedo que está recorriendo a los restaurantes de las zonas turísticas es que los hoteles abran sus puertas a cualquier persona del exterior para ofrecer un servicio de bufé a precios extremadamente bajos con los que el sector no pueda competir.

Porque la ventaja de los hoteleros en este campo es que ellos ya tienen amortizado su servicio de comedor con sus propios clientes, y de lo que se trataría es de mejorar esa rentabilidad atrayendo a comensales del exterior.

El vicepresidente de Restauración-Caeb, Francisco Martínez, se suma a esa preocupación, y añade otro factor de alarma: ese límite del 30% en la superficie que podrán ocupar en un hotel las actividades secundarias se mantendrá en vigor hasta que se apruebe el reglamento que debe desarrollar la citada ley. ¿Y después? Esa es la duda que atenaza a estas patronales.

La asociación de salas de fiesta de Balears muestra un descontento aun mayor. Porque a su preocupación ante la posibilidad de que dentro de las instalaciones hoteleras se organicen conciertos y fiestas abiertas al exterior, y no solo para clientes, se suma ahora el que en el nuevo borrador se haya incorporado la figura de los clubes de playa, que son definidos como "establecimientos que, situados en las inmediaciones del mar, ofrecen servicios de animación, restauración, venta de productos" y otros.

El gerente de esta última asociación, Jesús Sánchez, denuncia que esta incorporación tiene como objetivo fundamental dar cobertura a una práctica muy extendida en Eivissa y al proyecto que la cadena Meliá quiere desarrollar en Magaluf.

Pero además, señala que la posibilidad de organizar fiestas en las playas puede provocar serios daños en los sistemas dunares de algunas zonas, y advierte de la posibilidad de que se pueda entrar en colisión con la Ley de Costas.

En opinión de la patronal de salas de fiesta, el trato de favor que el conseller Carlos Delgado está otorgando a los hoteleros es tan evidente que se ha decidido pasar por encima de él y recurrir directamente al president del Govern, José Ramón Bauzá. Por ello, la semana pasada se solicitó una audiencia, con el fin de exponer a Bauzá el daño que se puede hacer a la oferta complementaria con una ley que en su opinión rompe equilibrios históricos

Reacción de los hoteleros

La gerente de la Federación Hotelera de Mallorca, Inmaculada de Benito, rechazó de plano las acusaciones lanzadas desde esas otras organizaciones empresariales. Así, lamentó que las restricciones que se pretenden incorporar en la futura Ley Balear del Turismo no existen en ninguna otra comunidad autónoma o zona turística competidoras. Además, señaló que el texto que el Govern quiere aprobar ha incorporado limitaciones a la actividad secundaria, como que su superficie no supere el 30% de la instalación hotelera. Sobre los clubes de playa, puso de relieve que lo único que se hace es recoger una realidad que ya existe en Balears.

De Benito no ocultó su preocupación ante el hecho de que este tipo de polémicas puedan terminar provocando que Balears pierda una oportunidad única de mejorar su competitividad frente a otros destinos turísticos, tras años de evolución a la baja, y consideró que se trata de una lucha en la que deben de implicarse todos los sectores isleños.

Además, la gerente de la patronal hotelera recordó que las directrices que se fijan desde la Unión Europea apuestas por una mayor flexibilidad.