Un punto porcentual arriba o abajo decidirá la mayoría absoluta en Balears. Este dato supone un baño de humildad para las distintas encuestas preelectorales. Por ejemplo, y según el barómetro de Grup Marest para DIARIO de MALLORCA, el PP refuerza sus apoyos en la comunidad de un 42.3 a un 43.5 por ciento. Esta variación supone la obtención de un escaño adicional en el Parlament. Pese a ello, sigue al menos a dos de distancia de obtener la mitad más uno de los diputados, cifra en la que se fundamenta el Govern actual.

A un mes de las elecciones -fecha en que se efectuó la toma de muestras-, el PP conformaría un grupo de 27 diputados en el Parlament. Con la mayoría absoluta en 30, sólo un pacto explícito con UM o un gobierno en minoría le garantizaría el Govern. El sondeo no ha asignado el escaño correspondiente a la circunscripción de Formentera, debido al elevado número de encuestas que exigiría una atribución fiable.

En caso de perder el parlamentario de Formentera, el PP se quedaría a tres escaños de la mayoría absoluta. Aunque el solitario diputado de esa isla caiga en manos de los populares, necesitarán de mejorías adicionales para reeditar la ventaja de que disfrutan en la actualidad. Desde la perspectiva de los pactos postelectorales, la segunda oleada facilita la consecución de un pacto de centroderecha. En el primer sondeo, el apoyo de UM no bastaba para garantizar la continuidad de Jaime Matas en el Consolat. La reducción de márgenes abre esa hipótesis. Si la evolución responde a una tendencia y no a una mera oscilación, deberá acentuar su ritmo para ser decisiva.

El crecimiento del PP va en detrimento de los socialistas. El PSOE ha rebajado sus expectativas de intención de voto en dos puntos porcentuales -de un 27.4 en el primer sondeo a un 25.6-. El descenso repercute en la pérdida del escaño, que se concreta en la circunscripción ibicenca. Pese al cambio desde el primer sondeo, los conservadores todavía pierden en esa isla uno de los diputados que le apartan ahora de la mayoría absoluta. El trabajo de campo de la encuesta tuvo lugar antes de las supuestas revelaciones de Roque López.

En cambio, las encuestas fueron efectuadas cuando ya se había hecho público el fichaje de Maria de la Pau Janer por la derecha. Con todo, sería difícil entender que la escritora modificara el mapa electoral ibicenco y no afectara -o lo hiciera negativamente, en todo caso- a los resultados en Mallorca y Menorca. A juzgar por las preocupaciones exteriorizadas por la población en el primer sondeo, la frivolidad de un fichaje estrella no decidirá el desenlace del 27-M.

Unió Mallorquina es el partido que experimenta una mejoría más apreciable entre los dos sondeos. Al subir de un 7.4 a un 8.4 por ciento, su ascenso relativo se aproxima al quince por ciento. Se coloca por encima de su cuota de la última década. El cambio no repercute en el número de escaños, que se mantiene invariable en el trío de diputados. Sin embargo, la formación que sólo participa en la circunscripción mallorquina se aproxima al cuarto parlamentario.

Cada escaño le cuesta a UM casi un tres por ciento de los votos. Por contra, al PSM menorquín le basta con un uno por ciento para convertirse en el partido más pequeño con representación parlamentaria. Obtiene un diputado, mientras la variante mallorquina se presenta unificada bajo las siglas del Bloc.

El levísimo incremento del Bloc de izquierdas consolida los cinco diputados que ya le adjudicaba el primer sondeo. Con ese resultado, sus dos integrantes con representación parlamentaria -IU-Verds y PSM- estabilizarían sus resultados actuales, sin que un hipotético efecto Zapatero se concrete a su costa. En los días que quedan hasta las elecciones, esas cifras deberán acrisolarse frente al voto útil.

El presunto vuelco electoral de 2003 se limita a que el PP obtiene un diputado más que en 1999, una variación en torno al tres por ciento que escapa a la posibilidad de detección de la encuesta más sofisticada. El retroceso actual se halla en la órbita del cinco por ciento, en los márgenes del error y con el agravante de que son mediciones efectuadas antes del comienzo de la campaña. Sin embargo, el segundo sondeo revalida con notable precisión los resultados del primero. Se solidifica el alejamiento de los conservadores de la mayoría absoluta, y el papel decisivo de UM.

Esa situación reposa en el agobio territorial y en la corrupción, percibidos por la mayoría de votantes según la encuesta.