El Club Diario de Mallorca acogió el pasado lunes la entrega de los premios Manjaria, el suplemento de gastronomía de Diario de Mallorca, una gala en la que se distinguió la labor de la chef Maca de Castro, de la iniciativa Ruta del Llonguet, de Ramaders Agrupats de Felanitx y de Grupo Garden Hotels. Todos ellos, de una u otra manera, han apostado por el producto de proximidad y de calidad. El evento contó con las ponencias del sumiller mallorquín Rubén Pol; y del consultor de márketing Gonzalo Coterillo. También tuvo lugar una mesa redonda sobre casos de éxito de agricultura ecológica en la que participaron Mireia Oliver, de Vins Majoral, en Algaida; Xisco Llompart, de Purgatori, en Llucmajor; y Andreu Adrover de la finca Sa Teulera de Petra.

La segunda edición de los premios Manjaria dio inicio con las palabras de Marisa Goñi, directora de Diario de Mallorca, quien valoró la importancia de poder seguir disfrutando de los alimentos propios de cada territorio: «En un mundo interconectado, estos son unos premios de conciencia que se enmarcan en una filosofía» y destacó la importancia de producir y consumir alimentos de forma consciente y sostenible: «Significará que tenemos futuro», concluyó. 

Bartomeu Font, periodista de gastronomía de este periódico, fue el encargado de conducir el acto. Abrió el ciclo de intervenciones Rubén Pol, que durante siete años ha sido jefe de sumilleres del restaurante Disfrutar de Barcelona, uno de los mejores del mundo. Pol habló sobre las funciones de la profesión y su complejidad ya que engloba diversos aspectos, desde el servicio a la gestión económica. Pol reconoció que el objetivo principal de un restaurante es que «te den de comer, pero con la bebida adecuada se le da un valor añadido y se convierte en una experiencia compleja». Para Pol el sumiller necesita disponer de una sensibilidad que «no siempre es adquirida. Se comunica a través de un producto. El vino es un patrimonio y este profesional hace de enlace, ha de tener muy interiorizada la filosofía de la bodega». Por otra parte insistió en desmitificar la figura clásica y ortodoxa del sumiller ya que éste, en función de sus gustos y su sensibilidad, «ha de ofrecer la mejor opción para que puedas beber bien al precio que tú quieras gastar». Para Pol el experto «ha de construir su conocimiento como sumiller, como gestor y como comunicador». En definitiva, una profesión interdisciplinar que conjuga el servicio de sala, gestionar un patrimonio y sensibilidad para dar el mejor servicio, concluyó. 

Gonzalo Coterillo, consultor de marketing de la agencia Mad Men, centró su intervención en el partido que los negocios de restauración pueden sacar de su presencia en redes. Coterillo advirtió que «ya no es una opción estar en redes, todos estamos» puesto que los clientes van a comentar o hacer críticas sobre los negocios, aunque estos no tengan perfiles propios. Por tanto, para Coterillo la cuestión es más bien si «participamos en la conversación» o no. El experto apuntó que las redes son un canal publicitario, pero advirtió que «si no pagas no obtienes resultados». Las redes sociales además, se han convertido en un canal de atención al cliente y en una herramienta de fidelización. Sin embargo, también pueden ser un «posible foco de problemas puesto que los clientes descontentos terminan en redes. Gestionar una crisis on-line no es sencillo. No hay que alimentar al troll», aconsejó. Por último Coterillo dio algunas claves para un uso fructífero de las redes en el sector. Definir la estrategia y los objetivos, establecer los recursos que se van a dedicar para la gestionarlas y, por último, probar medir y aprender; serían, a juicio de Coterillo, los primeros y fundamentales pasos para sacarles partido. 

El éxito en agricultura ecológica

La producción ecológica de éxito centró el coloquio en el que participaron Mireia Oliver, Xisco Llompart y Andreu Adrover. Los tres quisieron matizar el concepto de éxito puesto que, si bien mantienen en activo sus explotaciones, no es menos cierto que la práctica de la agricultura ecológica entraña dificultades. Mireia Oliver destacó que el negocio familiar comenzó hace 42 años y que actualmente cultivan 8 hectáreas de viña y producen 80.000 botellas de vino al año. Sin embargo, «al principio no se disponía de ninguna certificación y había mucho desconocimiento. La gente pensaba que la agricultura ecológica consistía en volver al pasado. Creían que los productos eran de peor calidad». Por su parte Xisco Llompart que comenzó a ocuparse de la finca familiar en 2005, remarcó que producir de forma ecológica es una labor de largo recorrido y que para él, más que un éxito empresarial lo es en el plano personal, solo por el hecho de continuar formando parte de ese mundo y de poder aportar un beneficio social:«La familia de la agricultura ecológica nos sentimos apoyados y unidos». «Se ha producido una bajada de precio constante dramática. Decidimos crear una marca, Mè ecològic, para identificar el producto de la que participamos 30 ganaderos», explicó Llompart quien subrayó la gran importancia de contar con organismos públicos de control. Destacó que la buena alimentación del ganado supone una mayor calidad de la carne y, del mismo modo, hizo notar que practicar la agricultura ecológica redunda también en la salud de la tierra, de los animales , de los consumidores y de los productores. 

Andreu Alcover coincidió en que en los primeros años de Sa Teulera, comenzó su actividad en 1989, los consumidores apenas conocían nada sobre la agricultura ecológica. El negocio ha ido creciendo y consolidándose, se ha dado a conocer por el boca a boca y ofrece distintos productos elaborados en la finca y puestos a la venta por ellos mismos. Por otra parte, los tres participantes alertaron sobre las denominaciones confusas que abundan en el mercado y que precisamente por eso es fundamental contar con una certificación pública que garantice la procedencia ecológica de los productos.

Finalizada la mesa redonda se procedió a la entrega de premios, una pieza de cerámica realizada por el artista Miquel Segura. La primera en subir al escenario fue la chef Maca de Castro que recibió en galardón de manos de Gabriel Mulet, manager de comunicación y sostenibilidad de Coca Cola. De Castro celebró el hecho de que «creamos en lo que es nuestro, en el gran producto que tenemos» y destacó la gran labor que realizan los productores. Mae de la Concha, consellera de Agricultura entregó su distintivo a Margalida Obrador, gerente de Ramaders Agrupats quien destacó que se centran en «defender el producto de aquí y en que la payesía no desaparezca. Pep Magraner recogió el premio de manos de Marisa Goñi en representación de la Ruta del Llonguet. Magraner recordó que gracias a esta actividad «se ha recuperado un pan local e identitario». Jaume Ordinas, interventor general de Grupo Garden, recibió el galardón de manos de Mauricio Martínez, director de negocios de CaixaBank Balears. Ordinas pidió que el consumidor se pregunte «qué valor aportamos con una compra» y destacó que apostando por el producto local «revitalizamos nuestra economía. Lo bueno, es que solo depende de nosotros».