Sumar-Més, una oportunidad histórica para el soberanismo balear

Les Illes Balears pueden dejar de ser la única comunidad de nacionalidad histórica y con lengua propia que nunca ha enviado a un parlamentario provincial al Congreso de los Diputados

Vicenç Vidal junto a Yolanda Díaz, en un acto de Sumar Més en Mallorca | B.RAMON

Vicenç Vidal junto a Yolanda Díaz, en un acto de Sumar Més en Mallorca | B.RAMON / B.Ramon

Pere Morell

El 23 de julio es crucial para el soberanismo balear. La alianza con Sumar lo coloca en una posición nunca antes vista para conseguir el ansiado diputado de obediencia balear. La práctica totalidad de las encuestas publicadas por los distintos periódicos y empresas aseguran un escaño a Sumar-Més. La opción de un segundo diputado solo la contempla el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Les Illes Balears son la única comunidad histórica y con lengua propia que nunca ha enviado a un diputado de obediencia no estatal al Congreso de los Diputados. Son ocho las comunidades autodenominadas de nacionalidad histórica, es decir, que se declaran con una identidad colectiva lingüística o cultural diferenciada de España. Estas son: Andalucía, Aragón, las Islas Canarias, Cataluña, la Comunidad Valenciana, Galicia, el País Vasco y las propias Balears. Todas las comunidades, a excepción del archipiélago, han enviado desde que estamos en democracia como mínimo a un diputado de obediencia no estatal en al menos tres legislaturas.

Catalunya con Convergencia y Unió (CIU) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), País Vasco con EH Bildu y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), Canarias con Coalición Canaria (CC) y Nueva Canarias (NC), Galicia con el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Coalición Galega, Aragón con Partido Aragonesista Regional (PAR) y la Chunta Aragonesista (CHA), Comunitat Valenciana con Compromís y Unió Valenciana o Andalucía con el Partido Andalucista (PA). Todos ellos obtuvieron representantes que fueron a Madrid a defender los intereses de su tierra, desentendiéndose en muchos casos de las problemáticas estatales. Més per Mallorca y Unió Mallorquina nunca consiguieron que calara el mensaje que, para obtener más visibilidad en el Estado, se necesita enviar un partido de la región.

El exlíder del PI Jaume Font lanzó un mensaje tras quedarse fuera del Congreso el 2019: «Ha sumado diputados y senadores a los que ya tenía (el PNV), no lloremos cuando esta gente tiene cosas y nosotros las ansiamos».

Generalmente, la derecha soberanista ha sido la que más éxito ha obtenido. En Cataluña, CIU conseguía entre 12 y 18 escaños, mientras que ERC llegaba a duras penas al diputado. En el País Vasco el PNV sacaba entre 5 y 8 diputados, en cambio, la izquierda vasca luchaba para llegar a los tres escaños. En Valencia, en Galicia, en Canarias y en Aragón el primer partido soberanista en obtener un diputado siempre fue de derechas. La única excepción fue Andalucía, histórico granero de votos para la izquierda, donde el PA llegó a obtener 5 escaños en 1979. En las Islas Baleares, el votante más soberanista solía votar al Partido Popular, ya que este históricamente tuvo una marca insular.

El 2004 fue la vez que más cerca se quedó el soberanismo en obtener un escaño. Con el fin de conseguir representación en el Congreso de los Diputados, el PSM (uno de los partidos fundadores de Més per Mallorca) se coaligó con otras fuerzas progresistas, ecologistas y nacionalistas (o bien federalistas), en la candidatura Progressistes per les Illes Balears conjuntamente con Esquerra Unida, Los Verdes y Esquerra Republicana. Obtuvo 40.289 votos, quedándose a unos 6.000 votos de conseguir el primer escaño que no fuera de una fuerza de ámbito estrictamente estatal.

La otra gran oportunidad para el soberanismo balear llegó el 2015. En un contexto de cambio político y de derrumbamiento del bipartidismo, los partidos más minoritarios obtuvieron mucha fuerza en todo el Estado. Además, en el archipiélago Més per Mallorca salió reforzado por el apoyo de las mareas verdes que acorralaron al popular José Ramón Bauzá en su presidencia. En las elecciones autonómicas el partido obtuvo más de 65.000 votos.

Sin embargo, en las elecciones generales, a pesar de que participaron 70.000 personas más, al votarse en clave nacional, el espacio del cambio -muy repartido en las autonómicas- fue todo para Podemos, el cual obtuvo más de 111.000 votos, mientras que Més per Mallorca obtuvo unos 33.000, casi la mitad que en las autonómicas y quedándose a 10.000 votos de un diputado.

Ante este panorama, el partido ecosoberanista decidió unirse con Podemos en la repetición electoral, en un acuerdo que le otorgaría el tercer escaño al partido mallorquín. Un hito difícil, aunque muchas encuestas apuntaban a que la confluencia lo conseguiría. Lamentablemente para Més, en las elecciones del 2016 la alianza obtuvo un 25.64% de los votos, quedándose a más de cinco puntos de conseguir el tercer escaño.

Después de dos elecciones presentándose en solitario, en estos comicios Més per Mallorca ha decidido unirse al proyecto Sumar. Una decisión que nadie se planteaba antes del 28 de mayo y que ha levantado algunas críticas por el hecho de unirse a un partido estatal.

El número uno de la lista, Vicenç Vidal, explicó los motivos de esta alianza en una entrevista con este periódico: «Hemos priorizado lo que nos une a fuerzas diversas porque es necesario para defender las cuestiones básicas. Nosotros seguimos con las mismas posturas: defensa de la lengua y derecho a decidir, que están incorporadas dentro de la diversidad. Pero ahora nos jugamos estar o no estar» y explicó que es una coalición «para hacer frente a una situación de emergencia democrática». «Pondré los intereses de Balears por encima de las siglas de mi partido. Queremos tener influencia política decisiva en Madrid», sentenció.

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