Miles de españoles marcan cada año la casilla de la Iglesia Católica en la declaración de la renta. Se trata de una asignación que revierte en una financiación que gestiona de forma anual la Conferencia Episcopal. ¿Qué cantidad alcanza? Según la última Memoria de Actividades de la Iglesia, del año 2020, fueron 297,6 millones de euros gracias a 7,3 millones de declaraciones con la correspondiente X. Se trata de la segunda cifra más alta desde el comienzo de la asignación tributaria. Pero esa cantidad no va íntegramente a conceptos estrictamente relacionados con la actividad asistencial.

Según la propia Memoria de la Iglesia, el 79% de los recursos que llegan a través de la Agencia Tributaria "se envían directamente a las diócesis para su sostenimiento". El resto, un 21%, se distribuye según los criterios aprobados anualmente en la Asamblea Plenaria, así el resto de ese porcentaje recae en conceptos como la "seguridad social del clero, proyectos de rehabilitación y construcción de templos de las distintas diócesis, actividades diocesanas y Cáritas Diocésanas".

El documento de la Iglesia refleja que, en 2020, Cáritas y Manos Unidas, destinó 386,7 millones de euros a programas de Desarrollo Social y Cooperación Internacional en Emergencias mientras que Manos Unidas, otra ONG dependiente de la Iglesia, también invirtió casi 29 millones de euros en Campañas de Sensibilización y Proyectos de Desarrollo.

En el año 2006, el Gobierno y los obispos acordaron un incremento de la asignación vía tributaria de la Iglesia, de forma que pasaría del 0,52% al 0,7% actual, mientras la Conferencia Episcopal renunciaba a la asignación que recibía de los Presupuestos Generales. La casilla de la Iglesia en la declaración de la renta no se introdujo hasta el año 1988, seis años más tarde de lo que estaba firmado en los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede de 1979.