Decano-presidente del Colegio de Economistas de Baleares

Onofre Martorell: «Nos preocupa mucho el efecto neto de la Inteligencia Artificial sobre el empleo»

Nacido en Palma en 1968 , está casado y no tiene hijos. Es catedrático de Economía financiera en la Universitat de les Illes Balears y desde enero miembro de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras de España. Le gusta el deporte como espectador

Onofre Martorell es el decano-presidente del Colegio de Economistas desde 2009

Onofre Martorell es el decano-presidente del Colegio de Economistas desde 2009 / DM

¿Cuáles son las funciones del Colegio de Economistas de Baleares a día de hoy?

El Colegio de Economistas es una corporación de derecho público, y, como tal, mantiene relaciones institucionales fluidas con la Administración y participa en órganos económicos relevantes del Govern, como puede ser la Mesa del Turismo y del Consejo Fiscal. Actuamos como órgano consultivo para la Administración autonómica. Como Colegio, nuestra función principal es la defensa de los colegiados desde un punto de vista muy amplio. Por ejemplo,-y es una cuestión clave- en lo relativo a impartir a una formación de calidad y muy práctica a los colegiados. Por otra parte, reivindicamos ante el Govern la necesidad de que incorpore un mayor número de economistas a la CAIB, puesto que el cuerpo que existe en la Comunidad Autónoma es de Derecho, de juristas; no existe un cuerpo económico como tal.

¿Para ejercer como tales los economistas tienen que estar necesariamente colegiados? ¿Existe intrusismo en la profesión?

Estar colegiado otorga grandes ventajas al profesional, pero nos encontramos en la realidad con que existe mucho intrusismo en nuestra profesión, a cargo de perfiles profesionales muy variados (incluso personas sin carrera universitaria) y de todas las edades; personas que de la noche a la mañana empiezan a trabajar como asesores fiscales o a llevar contabilidades… El Consejo General de Economistas de España tiene en la consecución de la reserva legal uno de sus grandes caballos de batalla. Con reserva legal profesional, me refiero a que el ejercicio de ciertas actividades profesionales está reservado para ciertos titulados colegiados, como por ejemplo el ejercicio de la abogacía, de los médicos o arquitectos, pero no es así el caso de la asesoría fiscal o financiera, motivo por el cual nuestra profesión tiene tanto intrusismo.

¿Cuántos colegiados tiene el Colegio en la actualidad?

Si estuviera constituida la referida reserva legal, seríamos del orden de 6.000 economistas en Baleares, como los abogados. Y, en cambio, en la actualidad sólo tenemos unos 1.250 colegiados. Cabe indicar, en todo caso, que nuestro colegio es de los pocos que crecen en número en todo el país. Creo que esta situación de liderazgo en nuestra Comunidad se da en buena parte por la buena relación que mantiene el Colegio con la Universitat de les Illes Balears y a otros factores, como la constitución (hace unos años) de la Comisión de Jóvenes Economistas, que pretende ayudar a integrar al colectivo en el mundo profesional. Es decir, actuamos como puente entre la Universidad y el ejercicio profesional, en el que la experiencia tiene mucho valor e importancia. En ese mismo ámbito, organizamos jornadas de mentoring. Me consta que en el ámbito nacional se está realizando un gran esfuerzo por fomentar y motivar la colegiación entre los jóvenes, del mismo modo que en breve y en el conjunto de España se procederá a una unificación entre los colegios de economistas y los colegios de titulados mercantiles.

¿En qué consiste el trabajo de los profesionales? ¿Hay alguna especialización que destaque en los tiempos actuales?

La lista de cometidos profesionales llevados a cabo por economistas es muy larga. En este sentido, en la Universitat se organizan jornadas sobre salidas profesionales para especificar cada ámbito. Entre las muchas ramas de actividad profesional, estarían contabilidad, asesoría fiscal, economistas de empresa (me refiero a directivos: directores generales, gerentes, directores financieros…), docencia, economistas de la Administración Pública, interventores, auditores... Lo que hacemos globalmente hablando es adaptarnos al mercado, que no es poco. Por ejemplo, los economistas que no estén introducidos en el terreno digital perderán protagonismo y clientes. En todo caso, la que más despunta es el área de fiscalidad, por una cuestión muy simple: la ciudadanía tiene que pagar impuestos.

¿Ha cambiado de algún modo el perfil del economista actual con relación a diez o veinte años atrás?

El mundo de los despachos (los llamados ejercientes) vive una vorágine de cambios legislativos, con cambios en la normativa fiscal, en la normativa contable… Tienen que estar permanentemente actualizados. De hecho, en el Colegio cada año organizamos un curso para tratar las novedades en el ámbito de la fiscalidad. La normativa varía con tanta celeridad que hay dificultades para estar al día. En mi opinión, esta situación se genera en gran medida porque en España hay muchas administraciones que legislan. En definitiva, es una cuestión que acarrea mucho trabajo y muchos dolores de cabeza a los profesionales.

Del mismo modo que hay cocineros que se han convertido en estrellas mediáticas, también hay economistas muy habituales en las distintas televisiones. ¿Qué opina de los economistas ‘mediáticos’?

Lo que se observa claramente es que hay economistas de un color y otros, de otro. La opinión es libre. Desde el punto de vista de promoción de nuestra profesión no es malo que los haya, pueden ayudar. Recuerdo en este sentido la figura emblemática del fallecido José María Gay de Liébana, que, entre otros muchísimos trabajos, elaboró uno muy brillante sobre los clubs de fútbol en España.

Pero la economía como tal (los números, las cifras) no tienen ideología…

Así es. La cuestión es que, según la ideología, se ve la economía de una manera u otra, de manera que se verá en función de los ojos de quien la observa. Ahí está la clave.

¿Como convencería usted, como presidente del Colegio, a una persona joven que se está planteando si formarse como economista y ejercer como tal?

Ante todo, mi mensaje en este sentido es siempre que uno debe hacer aquello que le gusta; es algo importantísimo. Nuestra carrera, como se ha dicho, tiene muchas salidas profesionales, el abanico es muy amplio, pero es que además incluso en la esfera personal. Quiero decir: ¿Cuál es la persona que no tiene que tomar ninguna decisión económica en su vida? ¿Quién no tiene una hipoteca? Un economista no lo ve de igual forma que otro ciudadano, porque tiene más información; igual ocurre con decisiones de inversión. Después de la salud, la economía es de lo más importante en la vida de las personas. Sin dinero, no se puede vivir.

¿Cómo valora usted el momento económico de Baleares y de un modo particular de Mallorca?

En Mallorca vivimos del turismo; es una obviedad, con sus efectos directos, indirectos e inducidos. Pero eso no es óbice para afirmar con rotundidad que, como es evidente, tenemos que ser sostenibles desde todos los puntos de vista: económicamente, socialmente, medioambientalmente… En nuestra Comunidad, el turismo -respecto a otros sectores- tiene una clara ventaja y es la de que proporciona mayor seguridad que otros. Pero, como arma de doble filo, puede implicar menores ansias de mejora en otros sectores u otras actividades. La innovación y el desarrollo (el famoso I+D) son importantísimos y son vectores sobre los que cabe trabajar, tenemos mucho que hacer, y no hablo en términos sólo de Administración sino de la sociedad en su conjunto. Cierto es que el papel lo aguanta todo y luego plasmarlo en la práctica puede ser mucho más complejo. En todo caso, debemos diversificar un poco más, sin avergonzarnos para nada de ser muy buenos en turismo. Es una fortaleza que tenemos, y ojalá no acabe. Ahora bien, hay que ir con mucho cuidado en cómo lo gestionamos. Digo más: el crecimiento en términos de calidad no me preocupa; aquí necesitamos calidad y que los turistas dejen en Baleares mucho dinero. Nos interesa como sociedad toda la oferta turística legal, porque la riqueza tiene que distribuirse adecuadamente. Como ciudadano ya me gustaría que no viniera ningún turista, pero entonces ¿de qué viviríamos? No todo el mundo puede estar subvencionado.

¿Hasta qué punto la pandemia ha supuesto un cambio de paradigma en el terreno laboral?

Diría que el cambio de paradigma que se ha producido en los últimos años es palpable, incluso antes de la pandemia. Como catedrático de la Universitat, estoy en contacto con la gente joven y lo percibo a diario. Ese cambio se deja notar, también, en las empresas. La juventud valora mucho más que nosotros el tiempo de ocio, y esto es así entre los jóvenes universitarios y aquellos que no lo son. Es un fenómeno global, pero en Baleares -respecto a otras comunidades- tenemos el problema de que la inserción en el mundo profesional es más rápida que, por ejemplo, en Guadalajara. Es por efecto del coste de oportunidad y porque, por otro lado, se ha ido perdiendo la denominada cultura del esfuerzo.

¿Cómo prevé que incida la Inteligencia Artificial sobre la economía?

La Inteligencia Artificial creará puestos de trabajo y también los destruirá. A los economistas nos preocupa mucho el efecto neto de creación y destrucción de empleo, porque de ahí se derivan otros debates, por ejemplo el de la renta básica universal, de dónde cabe definir qué es básico y qué es universal. Tendremos que ir con mucho cuidado con el papel que le otorgamos a la tecnología en nuestro mundo, porque seremos las personas las que fijaremos sus límites; y lo tenemos que decidir antes de que se nos vaya de las manos. Si nos equivocamos, las consecuencias podrían ser gravísimas, sobre todo para las próximas generaciones, porque hay cuestiones en las que no será posible hacer marcha atrás. Creo en todo caso que hay cuestiones en las que nunca un robot nos podrá sustituir. Hay que apostar por la tecnología, pero sin llegar a robotizar la humanidad.

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En enero, fue usted designado como nuevo miembro de la Real Academia de las Ciencias Económicas y Financieras de España. ¿Qué supone para usted el ingreso?

Supuso una gran alegría y mucha satisfacción, porque de alguna forma es un reconocimiento a una vida y a una trayectoria profesional. Es un honor, pero siempre conservando la humildad, porque estoy seguro de que muchos compañeros lo merecerían tanto o más que yo. 

En su discurso habló del cambio climático y sus efectos...

Así es. Me preocupa lo que tenemos ya ahora y lo que puede llegar en un futuro a corto y medio plazo. Vengo anotando las temperaturas en Palma desde 1973; y tengo en el ordenador la media de máximas y de mínimas. El calentamiento global está ahí, y -sin ser alarmista- debo reconocer que me asusto un poco cuando observo el crecimiento de media por décadas. Más que las causas -que también- como economista me preocupan los efectos. 

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