Fundación Laboral de la Construcción: tiempos de cambio

La Fundación Laboral de la Construcción (FLC) en Baleares cumplió en 2023 los 30 años, al haberse constituido en 1993. Desde 2013, Mario Guillén es el gerente de la entidad, tras tomar el relevo del histórico Pedro Figuerola. El propio Guillén resume las líneas maestras y la vertebración de la Fundación, que, como el propio sector, está viviendo cambios revolucionarios en los últimos tiempos.

«La Fundación -empieza diciendo- es un órgano paritario (es decir, conformado en un 50% por el sector empresarial y el otro 50% por representación sindical: CCOO del Hábitat y UGT FICA). Es un modelo único en España , que nació con el objetivo de profesionalizar el sector, mediante tres pilares fundamentales que son: la formación profesional en sentido amplio y en todos sus ámbitos, la seguridad y salud y el fomento del empleo».

La Formación Profesional reglada, punto de inflexión

La formación que la Fundación Laboral imparte es muy variopinta y para varios perfiles de alumnado: formación para personal que ya está en el sector y que se está reciclando y actualizando sus conocimientos; formación de oficio, en el sentido de abrir las puertas a personas que buscan su acomodo en el terreno laboral; y formación para personas que proceden de otros sectores y se quieren incorporar a la construcción.

La reconocida labor formativa ejercida por la entidad desde sus inicios vivió un punto de inflexión muy relevante en el año 2018, con la puesta en marcha de un ciclo de Formación Profesional reglada (Técnico en construcción), al que se sumaría en 2019 el de Técnico de obras de interior, decoración y rehabilitación.

«Hasta ese importante proyecto, -reconoce Guillén- la labor de la Fundación estaba más enfocada en la línea de seguridad y salud. Pero quisimos impulsar en mayor medida la formación de oficio, con el objetivo de garantizar un futuro para el sector. Nos encontramos con que el sector nos demanda mano de obra cualificada y y que está envejecido (en general en España y también en Baleares) y no hay relevo generacional. Por tanto, el foco de nuestra actividad lo hemos puesto en la juventud».

En esta línea, Baleares es de las pocas comunidades autónomas que ha impulsado la Formación Profesional reglada. «Se venía hablando de ello mucho antes, pero se puso la primera piedra en 2018, al firmar un convenio con la Conselleria de Educación y que se renueva cada año: el primer ciclo de grado medio, en Palma, se inició con cuatro alumnos. El reto era mayúsculo porque teníamos que explicar a la sociedad que para entrar en el sector de la construcción había que estudiar. Era romper con el estereotipo que se vinculaba con el sector en el sentido de ‘no vales para estudiar, vete a la obra’. En 2024, el alumnado de Formación Profesional supera las 80 personas en Baleares», explica orgulloso Mario Guillén.

Ambos ciclos de FP se imparten en las instalaciones de la FLC, que trabaja junto con varios institutos, que son los encargados de expedir el título oficial y de facilitar el profesorado técnico: en Mallorca, el IES Politècnic; en Eivissa, el Instituto Isidor Macabich, y en Menorca el IES Pasqual Calbó i Caldés.

Por otra parte, pero en paralelo al establecimiento de la Formación Profesional, la Fundación Laboral de la Construcción trabaja en Baleares para acabar con el cliché de que el sector, en la obra, sólo es para hombres. Así lo confirma Guillén. «Tenemos fijado como objetivo importante la incorporación de mujeres al sector. Queremos romper con la imagen de que la construcción es un sector muy masculino, y lo cierto es que cada día hay más chicas que apuestan por nuestro sector. Tanto es así, que el 80% del alumnado del ciclo de Técnico en obras de interior, decoración y rehabilitación son mujeres. El mensaje que queremos lanzar es que somos un sector innovador, tecnológico, inclusivo y sin género, no sólo en la teoría sino también en la práctica».

En este sentido, añade, «tradicionalmente, la mujer ha estado en el sector, pero casi siempre ha ocupado puestos de oficina o técnicos, y ahora lo que queremos es que se incorpore a pie de obra, porque puede aportar muchísimo, entre otras cosas porque la mujer suele ser más ordenada y detallista que el hombre».

La Fundación se adapta a las necesidades del sector, que requiere de mano de obra cualificada

La satisfacción de la transmisión del conocimiento

Juan Carlos Torrecillas (41 años), ejerce como formador genérico en la Fundación (no imparte FP). Por su parte, Rokaya Ben Hakka (20 años) estudia el ciclo de de FP de técnico en Construcción. Su compañera Bernardete Cuentas (tambien de 20 años) cursa el ciclo de Técnico en Obras.

«Es una labor muy satisfactoria y gratificante para mí la que llevo a cabo en la Fundación, porque uno percibe que el trabajo realizado da sus frutos. Constatar que el mensaje llega al alumnado y luego se aplica es una maravilla», reconoce Torrecillas.

Ben Hakka afirma, por su parte, que «me gusta la parte práctica del ciclo, porque tocamos un poco de todo. Si no te sale una cosa, están pendientes hasta que logras resolverla bien. Enseñan bastante bien y las notas una se las tiene que ganar. Está muy bien esta formación, porque la construcción necesita personal cualificado. ¿Mi futuro en el sector? No sabría que decir, pero me veo como jefa de obra. Hay que tener aspiraciones altas», advierte. A su lado, Cuentas también se ve con un futuro prometedor en la construcción. «Efectivamente, hay que soñar en grande -confirma- y me veo dirigiendo una empresa consolidada del sector, con socios en los que confiar y aprender cada día».

Torrecillas fue alumno de la Fundación en el 2000 y en 2011 empezó su labor como monitor. En el caso de Ben Hakka, se vinculó a la construcción a través de su padre, que trabaja en el sector, en tanto que Cuentas dejó una formación como técnica de Veterinaria para adentrarse en un nuevo mundo laboral, el de la construcción, que vive momentos de cambios. En ese proceso de cambio también juega su un rol destacado la tecnología.

«La construcción, aunque no lo parezca, es un sector moderno e innovador -asegura Guillén-. Cada año va innovando en tecnología, con inversiones importantes, y esa tecnología se va viendo a pie de obra. La construcción está viviendo una transformación digital importante. Los proyectos, actualmente, se llevan a cabo con herramientas mucho más tecnológicas que antaño y seguro, que también la Inteligencia Artificial se irá integrando en todo ese proceso. En la propia formación, también intentamos integrar esa misma tecnología. Por ejemplo, para enseñar el funcionamiento de una máquina, el alumnado, antes de tocarla, entrena con simuladores. De hecho, también estamos intentando incorporar realidad virtual».

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