Energía

El primer parque eólico flotante cumple 3 años a la espera de proyectos en Galicia

El complejo desarrollado por EDP y Engie frente a Viana do Castelo, en el norte de Portugal, demuestra su viabilidad económica y técnica, según sus promotores

Parque eólico flotante Windfloat Atlantic, a mar abierto frente a la costa de Viana do Castelo.

Parque eólico flotante Windfloat Atlantic, a mar abierto frente a la costa de Viana do Castelo. / Daniel Mora

Javier Cuartas

El primer parque eólico marino flotante del planeta (Windfloat Atlantic), situado frente a la costa de Viana do Castelo (al norte de Portugal), y promovido por la energética portuguesa EDP, cumple este mes tres años de operaciones a plena capacidad cuando la compañía –ahora aliada en eólica marina con la francesa Engie a través de la sociedad conjunta Ocean Winds–, sigue analizando otras opciones de implantación en la península Ibérica –incluida Galicia, donde aspira a instalar uno de estos complejos– y en otros lugares del planeta.

El complejo Windfloat Atlantic empezó en realidad a producir energía en diciembre de 2019, que fue cuando se instaló la primera de las torres, que fue construida en Ferrol por la compañía Windar y la estatal Navantia, y que se instaló a 18 kilómetros del litoral. De modo gradual, y hasta agosto de 2020, entraron en actividad las otras dos plataformas, fabricadas en Setúbal (Portugal).

Tres años después de que se completara el despliegue, este complejo –el más distante de cuyos aerogeneradores se sitúa a 20 kilómetros de la costa– ocupa un área marítima de 11 kilómetros cuadrados y ha cumplido las expectativas de producción, rendimiento y fiabilidad. Según sus promotores, también se ha verificado su compatibilidad con la biodiversidad y diversos aprovechamientos marinos como la pesca.

Con una potencia instalada de 25 megavatios entre los tres aerogeneradores (equivalente a la energía consumida por 60.000 hogares durante un año), el proyecto Wind Float pertenece al consorcio Windplus, que lidera Ocean Winds (la sociedad conjunta de la filial de energía renovable de EDP y Engie) y en el que también participan con un peso accionarial menor la energética española Repsol y la compañía estadounidense proveedora de tecnología Principle Power.

El complejo de Viana do Castelo es la primera experiencia comercial de la también denominada eólica marina semisumergida tras el proyecto piloto (hoy ya desmantelado) que el consorcio desarrolló entre 2011 y 2016 frente a la costa de Aguçadoura (a 40 kilómetros al sur de Viana do Castelo) con una turbina de 2 megavatios.

Si aquel prototipo evidenció que los aerogeneradores flotantes eran factibles para aprovechar los recursos eólicos abundantes que antes eran inaccesibles a mar abierto en aguas profundas (más de 50 ó 60 metros sobre el lecho marino) y superó condiciones climatológicas extremas, con oleajes de hasta 17 metros de altura y vientos de 60 nudos, la experiencia acumulada en el complejo comercial emplazado frente a Viana do Castelo ha supuesto la verificación de su viabilidad económica (aunque aún sigue teniendo un coste mayor que la eólica terrestre) y constituyó la prueba de fuego para que el sector bancario viese en esta modalidad de eólica marina una actividad prometedora, rentable y por ello susceptible de ser financiada.

Proyectos

En el sector se da por hecho que será la modalidad con más prometedor futuro frente a la eólica marina fija (torres eólicas cimentadas sobre el lecho marino) porque, como ocurre en la península Ibérica –y también en Galicia–, en gran parte del perímetro costero mundial la estrechez de la plataforma continental implica que a muy poca distancia del litoral se alcanzan grandes profundidades y la imposibilidad de optar por las estructuras fijas.

Ocean Winds cuenta actualmente con otro parque marítimo flotante en el sur de Francia (en pleno golfo de León), uno fijo en Escocia y otro mixto (fijo y flotante) también en Escocia. Ahora promueve dos proyectos (en fase de ingeniería y de tramitación) en Corea del Sur y California, el primero con 1.300 megavatios y el segundo con 2.000. En Galicia no son pocos los proyectos que han surgido en los últimos meses, algunos incluso por detrás de las Cíes. Es posible en todo caso que, para cuando eso ocurra, y dado que aún no se vislumbra la reglamentación definitiva –de momento, sólo se ha aprobado el Plan de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM)– y mucho menos la convocatoria de licitaciones para la asignación de capacidad, ya haya habidos avances tecnológicos de nueva generación. El sector de la eólica marina flotando está en un constante desarrollo de nuevas soluciones y cabe pensar que en poco tiempo se dispondrá también de turbinas mucho más potentes.

Torres imponentes que flotan en el mar y cuyas aspas no emiten ruido

Las tres imponentes torres eólicas que se levantan sobre otras tantas plataformas flotantes a 35 minutos de navegación de Viana do Castelo son silenciosas. Bajo las palas gigantescas que generan electricidad rotando con el impulso del viento no se oye más ruido que el del motor del barco y el oleaje del mar mientras varios grupos de delfines se acercan a curiosear la llegada de visitantes. Difiere de lo habitual en las inmediaciones de las torres terrestres, en las que la sonoridad es apreciable. El pionero de los parques eólicos semisumergidos consta de tres torres de 100 metros, instaladas sobre plataformas que suman otros 30 metros de altura. Parte de la plataforma emerge y el resto permanece bajo la línea del mar. Cada estructura está sujeta al lecho marino, a una profundidad de 100 metros, mediante una cadena cuya ancla final se ha fijado por arrastre en el fondo marino. Seiscientos metros de distancia separan cada plataforma de la inmediata. Las aspas miden 82 metros y describen un diámetro de 164 metros. Cada turbina tiene una potencia de 8,4 megavatios. El complejo está diseñado para que esté activo con vientos de hasta 100 kilómetros por hora y soporte oleajes de hasta 20 metros. El año pasado produjo 78 gigavatios/hora. No se descarta su potenciación.

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