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Vivienda

¿Quién asume el sobrecoste de las viviendas vendidas sobre plano?

La factura crece un 18% con respecto a hace un año | Se judicializan casos en los que las empresas intentan “cargar” la diferencia en el dueño

Edificio en construcción en Vigo.

Construir una vivienda sale ahora bastante más caro que hace un año. El coste disparados de los materiales, de la energía eléctrica y del carburante es el principal responsable. ¿Y qué ocurre en los casos en los que el comprador ya ha pactado el precio o pagado su piso o casa sobre plano, cuando el presupuesto de ejecución recogía cifras más bajas? Pues, en la mayoría de los supuestos, tanto las constructoras como las promotoras asumen esta diferencia, que supone un duro golpe a sus bolsillos. Así lo explica el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la Provincia de Pontevedra (Aproin), Javier Garrido, que advierte de que estos contratiempos causan retrasos en la finalización de los trabajos o en el inicio de proyectos.

Según ha podido saber Faro de Vigo, también hay promotoras que intentan que los dueños asuman el sobrecoste, motivo por el cual ya se judicializan algunos casos. En las actuaciones financiadas por las administraciones públicas, estos problemas se silenciaron con el decreto estatal aprobado a principios del mes de marzo en el que el Gobierno da luz verde a medidas para permitir una revisión excepcional de los contratos públicos de obras afectados por la subida de precios de los materiales.

Garrido apunta que no le consta que existan contratos en los que se recoja que este desajuste de guarismos debe recaer en el dueño de la propiedad inmobiliaria. “No se suele hacer ni lo recomiendo”, expone. Misma reflexión ofrecen fuentes de otra promotora con varias picas en la urbe: “Es habitual que se suban los precios de los pisos no vendidos a medida que avanza la construcción, pero, si están comprados, no se puede subir el precio. Me parecería raro que existan contratos en los que se haga abonar al comprador los sobrecostes”.

El coste directo total de la construcción de una vivienda nueva o de la reforma y rehabilitación de una propiedad usada se ha incrementado un 18% en Galicia con respecto a hace un año, según concretan la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) y la Asociación de Empresas Inmobiliarias de Vigo (Asemi). El presidente de ambas entidades, Benito Iglesias, anota que, al alza de precios de los materiales, la electricidad y el carburante, se suman la subida de los salarios y las cotizaciones sociales. Detalla algunos porcentajes para ilustrar el aumento de las facturas de los constructores: casi un 50% el vidrio, casi un 34% las cimentaciones, más de un 13% la carpintería de madera o un 10,4% la pintura.

El campo de las reformas también se ve afectado por esta vorágine. Empresas de Vigo ya han optado por reducir el tiempo de caducidad del presupuesto de un mes a 15 días, como ya hace Decomar. Desde Pya reformas, señalan que el sobrecoste lo asume la compañía. “No podemos subir el precio a mitad de obra. No sería legal”, indican.

Incorporar masivamente pisos modulares

Las casas y los pisos en Vigo son cada vez más caros. Así lo recoge el último informe facilitado por Fegein y Asemi: el incremento del precio medio de las viviendas nuevas y usadas en el primer cuatrimestre de año en la comparativa interanual fue de un 4,4%, porcentaje que alcanzó el 11,2% en las propiedades para estrenar. La previsión es que escalen todavía más en los próximos meses.

“La única forma de afrontar este escenario y tratar de que los precios no afecten a la viabilidad y rentabilidad de los proyectos de nuevas promociones en curso es acelerar la transformación hacia un modelo de construcción más industrializada. Llegó el momento de incorporar masivamente al mercado de la vivienda el nuevo concepto de viviendas industrializadas –conocidas como modulares–”, indica Benito Iglesias.

En la fábrica, se construyen las diferente partes o módulos que van a formar parte de la vivienda, que se transportan a la obra, donde se van ensamblando. “Se minimiza la contaminación y la creación de residuos en la obra y las molestias al entorno y habitantes de la zona, y se agiliza el proceso de construcción. el precio de las viviendas industrializadas suele ser menor a las casas tradicionales tanto por su reducción de tiempo, de mano de obra, así como por la mejor gestión de sus recursos materiales”, apostilla.

Javier Garrido cree que las viviendas industrializadas pueden tener mejor encaje en el mercado turístico, de promoción pública o como segundas residencias: “Es una opción interesante para gente con menos poder adquisitivo”.

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