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Las Palmas y la Real Sociedad siguen sin ganar

El primer tiempo fue dominado ampliamente por el conjunto canario mientras que la Real Sociedad mejoró tras el descanso

Valles y Remiro evitan los goles en el Estadio de Gran Canaria (0-0)

Valles y Remiro evitan los goles en el Estadio de Gran Canaria (0-0)

EFE

Las Palmas y Real Sociedad igualaron sin goles en un partido en el que las intervenciones de los guardametas Álvaro Valles y Álex Remiro resultaron decisivas para el marcador final, que deja a ambos equipos sin conocer la victoria en este comienzo de temporada.

El primer tiempo fue dominado ampliamente por el conjunto grancanario, con claras ocasiones pero sin premio, mientras que la Real Sociedad mejoró tras el descanso con los cambios que introdujo Imanol Alguacil, equilibrando el duelo y creando oportunidades que desbarató Valles.

En la portería rival, Remiro también fue decisivo rechazando sobre todo disparos lejanos, palmeando dos zurdazos de Loiodice -uno en cada tiempo- que se estrellaron en el travesaño, para consumar el tercer empate en tres partidos del conjunto vasco.

La Real Sociedad decidió plantearle al rival un partido de tú a tú, con su misma medicina, asumiendo muchos riesgos en defensa aunque con excesiva parsimonia en muchas acciones, y se vio desbordada una y otra vez por un rival muy vertical y con una marcha más sobre el césped.

Traoré sufrió con las continuas llegadas de Sandro por la izquierda, y el escaso acompañamiento defensivo de Take Kubo, y los de Imanol lo pasaron mal para mantener su portería imbatida.

En el minuto 4 el propio Sandro, tras un mal pase de Remiro, disparó alto con todo a su favor, y al cuarto de hora Loiodice enganchó un zurdado colocado desde la frontal del área que buscaba la escuadra, y que se estrelló en el travesaño porque el portero navarro lo desvió lo justo para que no acabase en la red.

También sufrió a balón parado el equipo donostiarra, y así, en el minuto 27, Munir remató como pudo en el área pequeña un balón servido desde la esquina y que se marchó por encima del larguero, ante la manifiesta debilidad defensiva realista.

Con el equipo amarillo desatado, Remiro tuvo que volver a intervenir para rechazar un fuerte derechazo de Sandro. Los jugadores de Pimienta cumplieron la petición de su entrenador, la de generar más peligro que en las dos primeras jornadas, pero les faltó puntería para convertir sus buenas acciones de ataque.

La Real Sociedad, pese a la reaparición de Mikel Merino, apenas generó fútbol en campo rival, con muchas pérdidas de balón en la creación del juego. Solo el japonés Take Kubo, tras superar a Sergi Cardona, lo intentó con cierto peligro en un zurdazo enroscado que no cogió palos en el minuto 33.

La mejor noticia para los de Imanol fue que llegaron vivos al descanso, y en la reanudación el técnico guipuzcoano no quiso esperar y dio entrada de Mikel Oyarzabal -250 partidos con la Real Sociedad- y Umar Sadiq.

Los cambios modificaron el guión del encuentro, porque la Real ajustó líneas, estuvo mejor sin balón y le duró más la pelota; en definitiva, que el partido se pareció más a lo que se esperaba de él desde un principio.

Además, el equipo guipuzcoano también empezó a enseñar las uñas, como en el minuto 55, en un pase atrás sin mirar de Loiodice que cayó en las botas de Take, pero al japonés le volvió a fallar el punto de mira.

Álvaro Valles evitó la ventaja realista en dos claras ocasiones, primero saliendo a los pies de Oyarzabal y después con un cabezazo a bocajarro de Zubimendi, en el mejor momento visitante en el choque, poco antes del estreno del ruso Zakharyan.

Así lo entendió Pimienta con un triple cambio en Las Palmas para meter músculo, prescindiendo del talento de Viera, Kirian y Sandro.

Pese a ello, la mejor ocasión fue amarilla, y de nuevo se repitió la secuencia del primer tiempo: zurdazo lejano de Loiodice, manopla de Remiro y balón al travesaño, en el minuto 83. Poco después, el portero navarro volvió a intervenir en un latigazo de Benito.

Al contraataque, Momo Cho pudo sorprender pero Valles sacó otra mano providencial en un disparo cruzado con mucho veneno, en un final trepidante, pero sin premio para ninguno de los dos equipos, que siguen sin celebrar una victoria.