OPINIÓN

Descrédito ganado a pulso, por Biel G. Alemany

Ancelotti saluda a Soto Grado durante el encuentro disputado este sábado entre el Villarreal y el Real Madrid.

Ancelotti saluda a Soto Grado durante el encuentro disputado este sábado entre el Villarreal y el Real Madrid. / Biel Alino

Biel G. Alemany

A cada jornada que pasa la labor de los árbitros de fútbol de Primera División va a peor y su descrédito en aumento. La temporada pasada, 2021/2022, no estuvo exenta de polémicas y en concreto en la aplicación de la regla 12, faltas y conducta incorrecta. En especial el tema de las MANOS en el área de penal. 

En la actual temporada seguimos viendo y sufriendo las desacertadas decisiones de muchos colegiados. Antes eran unos pocos pero ahora se han sumado otros, bien por corporativismo o porque no saben más. El tema de las manos sigue igual o peor. No saben diferenciar la voluntariedad de jugar el balón con las manos o brazos, la intención de ocupar más espacio para que el balón no pase y sancionan cualquier contacto que se produce en el área de penal y cometida por el equipo defensor. Voy a ceñirme al partido disputado por el Villarreal y Real Madrid de esta última jornada. Es inadmisible sancionar como penal la jugada que se produce en el área local con la disputa del balón por el defensa del Villarreal con el jugador Vinicius. A insistencia de este último, y por la sala VAR, el árbitro decide revisar la jugada en la pantalla. Por desgracia toma la decisión equivocada y sanciona con penal dicha jugada. En mi opinión, y creo que generalizada, no hay intención de jugar el balón con la mano, ocupar más espacio para obstaculizar al jugador del Real Madrid. Simplemente el balón roza la mano del defensor. 

No teníamos suficiente con esta decisión equivocada, para enroscarnos otra del mismo calibre. Ésta en el área del Real Madrid. El jugador defensor está cayendo y para evitar el choque con el césped se apoya con su mano derecha en el terreno de juego. En este preciso momento el balón impacta en su brazo o mano y se desvía. El colegiado sanciona con penal esta jugada. Otra decisión equivocada. ¿Con qué quiere, el árbitro, que se apoye el jugador cuando va a caer? ¿Con las orejas, nariz, frente?. Lo más normal y sensato es hacerlo con las manos y brazos.

Este es uno de los ejemplos que jornada tras jornada viene sucediendo en el tema de las manos y del que son víctimas los jugadores de cualquier equipo.

Si en el tema de las manos ya vamos servidos, quiero puntualizar otras decisiones que considero erróneas y que confunden al jugador y también al aficionado. En la disputa de un balón hay que diferenciar lo que es carga legal, empujar, sujetar. Muchos colegiados no interpretan correctamente la carga legal. Ésta debe producirse entre los dos jugadores y con el hombro-antebrazo, no con un empujón para desequilibrar al adversario y siempre que el balón esté a distancia de ser jugado por ambos jugadores. Vemos partidos donde la disputa por el balón se convierte en una lucha para ver quién tiene más fuerza para llevarse el mismo y por los cauces que sean o permitan. El fútbol es un deporte de contacto noble, pero no de empujones, agarrones. Se puede apreciar en cada jornada y partido los enfrentamientos físicos que se producen en las áreas en los saques de esquina, faltas, etc. Más sancionables que los roces involuntarios de manos o brazos. En la inmensa mayoría no se sanciona ninguno de estos enfrentamientos, ya sea por parte del equipo atacante como del defensor.

En las reanudaciones para poner el balón en juego, saque de meta, banda, esquina, etc, podemos observar que por tener marcas delimitadas en el terreno de juego, meta, esquina, las reanudaciones son correctas. No así en los saques de banda y faltas en el terreno de juego. Por norma general los jugadores no respetan el punto donde deben efectuar los saques de banda o faltas. Siempre muchos metros por delante del punto donde se ha producido la falta o la salida del balón. El consentimiento de muchos árbitros lleva al desconcierto y al incumplimiento de las normas.

El árbitro no tiene porqué dar explicaciones de sus decisiones. Algunos se empeñan en justificar todas ellas y creo que no es correcto ni conveniente. Hace unas jornadas y en partido celebrado entre el Barcelona y el Espanyol, el árbitro se convirtió en triste protagonista del encuentro, primero por sus excesivas y seguidas explicaciones a todas sus decisiones y segundo, al ver que los jugadores ya están confudidos con las mismas, por las excesivas tarjetas mostradas, creo que 16. En el recién Mundial de fútbol también tuvo un excesivo y triste comportamiento.

En definitiva, el descrédito se lo ganan a pulso.

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