En poco más de 48 horas Joan Mir puede inscribir su nombre con letras doradas en el olimpo de los campeones del mundo de MotoGP. En el mítico circuito valenciano de Cheste, el mallorquín podrá aprovechar la primera de los dos bolas de partido que tiene para levantar el soñado título y, a pesar de no contar con el aliento de la afición en la grada a causa de la pandemia, serán muchos los aficionados al motor de la isla que desde el sofá de su casa le empujarán y animarán en cada curva del trazado.

A lo largo de sus 23 años de edad, son muchos los que ya intuyeron en sus primeras carreras en el circuito de Llucmajor que tenían delante a una futura estrella del motociclismo. «Le conocí en 2011. Joan corría en copas pequeñas, pero ya se veía a un piloto en él», explica Jordi Castillo, de 47 años y aficionado al motociclismo y que compitió varios años por la Península en la Copa BMW y en la Manchega. Precisamente a Mir le conoció en Valencia cuando apenas tenía 11 años. «Siete u ocho mallorquines que competíamos nos juntábamos para cenar en el hotel o algún restaurante. Competíamos en diferentes categorías y él era el más joven de todos», recuerda.

Si algo destaca de Mir es que «siempre ganaba». «Siempre teníamos la duda de si corría con motos superiores porque le veíamos que ganaba muy sobrado. Corría la copa Bancaja y la ganaba, corría el PreMoto4 y lo ganaba, y así cada año», reconoce Castillo, que hace especial hincapié en el cambio físico que sufrió en la adolescencia: «Cuando corría en las categorías inferiores creíamos que no iba a llegar a Moto3 o Moto2 porque era pequeñísimo, pero pasó la adolescencia y pegó un estirón de dos palmos».

«Vi clarísimo que triunfaría cuando corrió como sustituto en una carrera del Mundial en Phillip Island (Australia). Saliendo desde muy atrás porque se clasificó muy mal llegó a ponerse cuarto, le tocaron, le tiraron y no pudo terminar. Ese día se le vio con tanta seguridad en el circuito... Pensé que si la siguiente temporada lo metían todo el año le iba a ir muy bien», apunta por su parte Jordi Pizá, de 62 años y quien ‘descubrió’ a Mir tambien en el circuito Mallorca una temporada antes de empezar en Moto3. «Sorprendió a todo el mundo ese día, hasta me acuerdo que los comentaristas lo decían», añade Moisés Lazarán.

«Creíamos que Mir no llegaría a un Mundial porque era pequeñísimo»

El circuito de Llucmajor ha sido el nexo de unión entre varias generaciones de amantes del motor y la mayoría han compartido algún entreno o han visto competir a Mir, pero estos encuentros también se han producido en los lugares más insospechados, como en un vuelo Madrid-Palma. Lazarán, comandante de Iberia y que compitió durante algunos años en la Copa BMW, recuerda el consejo que le dio el piloto, pasajero ese día, durante el trayecto. «La moto BMW que uso tiene mucha electrónica y cuando metes los modos de conducción de circuito desconecta el anti-wheelie –sistema que evita que al acelerar la moto se levante–. Normalmente intentaba controlar eso con el freno de atrás. Y Joan me dijo que no lo hiciera. Me explicó que tenía que subir de marcha, porque en las cortas la aceleración es muy poca, así que cuando se sube en segunda me aconsejó subir una marcha a tercera sin cortar gas. Y vaya si funcionó. Era la palabra de un campeón del mundo en aquella época de Moto3», apunta.

Un talento innato

Si en algo coinciden todos al hablar de Joan Mir es sobre su talento e inteligencia a la hora de pilotar, una virtud que le ha hecho en su segundo año estar rozando con los dedos su primer campeonato del mundo en la máxima categoría. «A nivel técnico tiene un don. Es un chico con desparpajo y mucha personalidad. Es muy cerebral, calculador y con mucho valor, yo diría que a veces incluso demasiado», destaca Lazarán.

«Es un piloto rápido en cualquier condición y muy inteligente. Empieza las carreras que parece que se va desinflando como un globo, pero yo creo que sigue un patrón: Deja que la gente siga su camino, sabe perfectamente cuando van a bajar sus gomas y las de los demás y entonces ataca», destaca Juanma, gran amigo de Juan García, el actual entrenador de Joan Mir, quien cree que parte del éxito de este año viene del buen trabajo realizado el año pasado con los neumáticos. «Nadie ha sabido adaptarse y ellos trabajaron mucho con el tema de la tracción de la moto y el desgaste de neumático. El verdadero potencial de Joan ha salido a relucir», resalta.

«Creíamos que Mir no llegaría a un Mundial porque era pequeñísimo»

Para Pizá, su gran ventaja reside en su capacidad analítica de la situación y concentración en la pista sin tener altibajos: «No se pone nervioso, es muy raro verle cometer un error. Tiene mucha facilidad para adelantar. Ve el hueco donde otros no lo ven, pero normalmente no es él el que crea el hueco. Mir, por justo que sea, si ve el hueco se mete y no duda. Eso es lo que hace que esté delante este año aunque en clasificaciones no le vaya bien».

A falta de dos carreras para que concluya el Mundial, la regularidad es uno de los factores que destacan sobre él para estar liderando la clasificación y recuerdan no tiene que ver que Marc Márquez se quedara fuera por una dura caída. «Ha sido muy regular. Los demás se han despistado con lo que pasó con Márquez y se pusieron nerviosos, mientras que Joan ha seguido haciendo el trabajo de una hormiga: pasito a pasito hacia adelante y los demás lo han hecho para atrás», sentencia Castillo.

La ausencia por lesión del catalán como motivo de su posible triunfo es una cuestión que irrita mucho a los aficionados y seguidores del piloto mallorquín, que dejan claro que el piloto de Honda «también ha corrido en el Mundial». «Es un campeonato atípico por las fechas y porque se han repetido carreras de forma seguida, pero no es un campeonato sin Márquez. El valor de ganar este título es el mismo que cualquier otro año», indica Lazarán. «Márquez forzó la máquina cuando no debía. Joan también ha tenido problemas esta temporada, pero ha tenido esa constancia que le vale y quiere ganar siempre», puntualiza Pizá.

Ahora Mir tan solo necesita hacer podio en Cheste para asegurarse el título y, a pesar de que ven difícil pronosticar qué ocurrirá cuando el semáforo se ponga en verde, apuestan porque el de Suzuki no arriesgará, pero que tampoco dejará pasar la oportunidad de ganar. «Va a hacer su carrera. Si puede ganar la carrera lo va a intentar. No va a ir a buscar un tercero. No va a forzar una caída, pero tampoco va a ser conservador. No es su filosofía de vida», opina Castillo.

«Lo que hará es que si se ve en el podio se tranquilizará aunque vaya tercero, que es el gran error que cometió Márquez a principio de temporada. No tiene que forzar la máquina», opina Pizá, quien explica que, tras intercambiar mensajes con Mir esta semana, el piloto le comentó que quiere mejorar la moto porque ya les gana, pero que quiere «doblarles». Pura ambición.