Exjugador del Prohaci, Barcelona y selección española. El histórico medallista olímpico (Buenos Aires, 1954) en Los Ángeles'84 regresa a la isla tras pasar casi siete años en Costa Rica, donde capitaneaba un barco para turistas.

P ¿Cómo le va la vida?

R Después de hacer una escapada de casi siete años a Costa Rica he regresado a la isla. Me fui exclusivamente porque acabé muy quemado de mi etapa en el Bàsquet Mallorca, donde era el director deportivo. Lo pasamos muy mal, la gente no cobraba, aunque deportivamente nos había ido bien, me quemé mucho con la directiva y decidí irme. Y fui a probar la experiencia de Costa Rica y me gustó, fui con mi pareja, pero con el objetivo de volver a Mallorca porque tengo mi casa en Marratxí.

P ¿Y qué hacía en Costa Rica?

R Después de ver que me gustaba el lugar, fui a la zona del Pacífico norte, compré unas motos de agua para alquilar a los turistas y después ya un barquito para dedicarme a la pesca, a hacer 'snorkel' y a dar paseos, todo relacionado con el turismo. Era divertido, me lo pasaba bien, pero llega un momento en que uno ya se hace un poco mayor y la salud se complica. El deporte de elite no es sano, yo estoy hecho polvo, tengo las articulaciones muy cascadas, tengo gota y en Mallorca tengo mis médicos y mi seguro privado y estoy más tranquilo. Allí llevaba un ritmo de vida diferente.

P Jugar en la elite le ha pasado factura treinta años después.

R Entrenábamos tres horas por la mañana y tres horas más por la tarde. Ahora ha cambiado un poco el baloncesto porque juegan cada dos o tres días con la Euroliga. Y esas seis horas de trabajo físico las noto ahora y yo he tenido relativa suerte porque otros de mi época están mucho peor, con prótesis de cadera o de rodilla y cosas así. Por supuesto el baloncesto me ha dejado muchos contactos de médicos y físios y en Mallorca estoy controlado.

P ¿Usted era el capitán del barco en Costa Rica?

R Sí, y hacíamos dos o tres viajes al día con los turistas, eso fue los dos primeros años, después ya puse a un capitán y yo hacía de apoyo de material y de ir a buscar clientes. Los españoles mayores de cuarenta años me reconocían y yo les enganchaba por ahí.

P Aquí tiene la Escuela de la Cruz.

R Llevo casi treinta años con ella. Llegamos a tener diecisiete equipos cuando pasó de ser escuela a club, pero luego se complicó mucho y mantuvimos la escuela en el Germans Escalas y en el Rudy Fernández de Génova. Yo desde Costa Rica estaba muy pendiente y aquí estaba gente de mi total confianza.

P ¿De qué vive?

R Estoy para jubilarme, pero no puedo estar parado. Haré algo comercial con una empresa de panaderías y restaurantes.

P ¿Y el baloncesto?

R Con ganas de que suba el B the travel brand, nosotros lo probamos en su momento y no pudimos. Este año el equipo está muy bien, la temporada pasada estuvo a punto de ascender y esta les he ido a ver y tienen muy buen equipo. Sería muy bonito ver al B the travel en la ACB.

P Cuando usted jugaba ya se decía que Mallorca se merece un equipo en la ACB. Han pasado más de treinta años y sigue sin conseguirse.

R Por lo que veo, la diferencia es que hay gente y empresas que apuestan por ello, y eso es muy bueno. Mallorca tiene empresas muy potentes en lo económico y por suerte ahora van con un proyecto serio. Yo tuve la mala suerte de caer en dos proyectos malos, por lo mal que manejó el club la gente que había, como fue la época del Prohaci y la del Bàsquet Mallorca, que era el Inca. Desgraciadamente topamos con directivos que no daban la talla y tampoco había patrocinadores que apoyaran de verdad.

P Había talento y buenas intenciones en esas etapas. ¿Qué falló?

R Dinero no había, o por lo menos a nosotros no nos llegaba. Con el Prohaci no cobramos en todo el año, a mí me estafó una constructora que nos prometió un apartamento que era para mí y cuando fui había gente dentro y, por supuesto, no era mío. Se hicieron las cosas muy mal y algún directivo podría haber acabado mal de verdad, pero nosotros no éramos mala gente y entonces no quisimos hacer daño y nos comimos el marrón. Y contra el Cáceres estuvimos a punto de subir a la ACB. Y en el caso del Bàsquet Mallorca se quiso hacer más de lo que se podía. Yo era el director deportivo y el trabajo en pista era excelente. Los jugadores se portaron muy bien, aunque algunos tuvieron que ir incluso a la beneficencia porque prácticamente no tenían ni para comer. A nivel directivo todo fue muy deficiente.

P Ahora van unos dos mil espectadores por partido a Son Moix.

R Y deberían ser más. Claro que el día del play-off quiero que el publico vaya al Palau, pero tienen que venir todo el año. Hay partidos, como ha pasado este año, que a priori son fáciles y se ha pinchado. Es importante tener un ambiente fuerte en el pabellón. Nos falta un punto más.

P El B the travel está a dos victorias del líder Valladolid y quedan quince partidos.

R Hay margen de sobra para subir a la ACB y, después de haber visto al equipo, todavía más lo pienso porque tiene mucho fondo de armario, con más banquillo que otros.

P La muerte de Kobe Bryant ha impactado al mundo.

R Es que es una de esas figuras contadas que tiene algo diferente, por su forma de ser, era un ídolo y ha sido un palo fuerte. Mucha gente se ha enganchado al baloncesto gracias a él, pero nadie es inmortal.

P Doncic va camino de ser una leyenda.

R Lo está demostrando y esos números no los hace cualquiera. Tiene la ventaja de que juega al baloncesto europeo, hace cosas buenas como doblar el balón y por eso hace dobles figuras, porque da asistencias y rebotea y no muchos americanos lo hacen.

P Rudy ahora también destaca por su faceta defensiva cuando toda la vida había sido un tirador. ¿Es normal esta evolución?

R Es muy inteligente. Tiene un físico muy bueno para el baloncesto y estas cosas pasan. Hay tantos jugadores ofensivos en los equipos que uno tiene que hacer otras cosas para jugar. Él es listo y tiene capacidad, roba muchos balonces, se adelanta a las jugadas, cuida mucho más este aspecto del juego, pero luego es un jugador letal.

P Abrines llegó a dejar momentáneamente el baloncesto por un tema psicológico. Usted que ha estado tantos años en la elite, ¿es tan exagerada la presión para llegar a estos extremos?

R Puedo entenderlo perfectamente porque el baloncesto americano es muy especial. La forma de vivir que tiene un profesional de allí es muy diferente al de aquí y eso le puede haber afectado. Abrines es un tipo encantador, buenísima persona y un grandísimo jugador. Ojo que no todo es Nueva York o Los Ángeles en Estados Unidos, y no sé su caso, pero quizá le costó adaptarse a ese ritmo de vida, está muy profesionalizado todo y él ha sido muy honesto al reconocer que no estaba bien y parar. Y creo que ahora en el Barcelona es feliz.

P España es campeona del mundo. ¿Le concede opciones de oro en los Juegos de Tokio teniendo en cuenta que Estados Unidos irá con lo mejor?

R A Estados Unidos el Mundial no le importa demasiado, mientras que los Juegos sí. Y van a ir a ganar con todo. A España no le podemos pedir nada. Todo el mundo era muy pesimista en el Mundial y los nuevos respondieron cuando parecía que no iría bien. Y eso que en la ACB hay muy pocos españoles en los equipos, algo que no me gusta.

P ¿En qué ha cambiado el baloncesto de ahora al de su época?

R No soy de NBA. Ir a una pista a ver a un tío lanzar sesenta tiros no me va, nadie defiende y se ponen en serio en el último cuarto. La Euroliga me gusta , pero me da miedo que cada vez se acerca más a lo de Estados Unidos. Da gusto ver jugar al Real Madrid, Barcelona o Efes, por ejemplo.

P Ahora hay más tiros lejanos.

R A mí que un tío de 2,20 me salga al triple a tirar no le quiero, soy del baloncesto del juego interior, hay que buscar un equilibrio, el tiro de tres, de dos y luego el interior, que es muy importante.

P ¿Cómo le iría a usted en el baloncesto actual?

R Me iría muy mal, ahora son jugadores con mucho físico. Cuando yo jugaba pesaba 95 kilos y era muy pequeño para los interiores de ahora. Hay jugadores veteranos que me dicen que me adaptaría, pero no lo sé. Yo intentaba ser pillo, pero ahora los jugadores botan bien, tiran bien, a mí no me hagas tirar de tres, por ejemplo.

P ¿Qué posibilidades tendría la selección española de 1984 que ganó la plata en los Juegos de Los Ángeles?

R Nos mataría, estoy convencido de eso. Nos daría una paliza tremenda porque nos harían mucho daño bajo la canasta. No tienen ni mejores tiradores ni mejores bases que nosotros, no hay mejores que Corbalán, Llorente o Solozábal, pero el tema físico ha cambiado. Fernando Martín era grande, pero medía 2,03, yo con 2,05, Romay era nuestra torre con 2,12, pero ahora miden 2,18. Pero tiradores como Margall, Epi o Sibilio sí hay.