—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Es usted mandona?"

—Al principio no lo era ni tenía personalidad, pero la coges con el tiempo porque en la pista te has de imponer. Hay hombres que arbitran con menos carácter que una mujer.

—¿Qué es lo más machista que le han dicho?

—"Vete a la cocina" fue el único insulto machista. Entre los insultos indistintos para hombre y mujer, "hija de puta" o "sinvergüenza". Siempre el público, nunca entrenadores o jugadores, que solo protestan las decisiones concretas.

—¿Cómo se traduce el título FIBA que ha logrado?

—Te habilita para arbitrar partidos internacionales. No me lo esperaba, porque lo veía muy complicado y se hacía en inglés, pero tenía ganas de llegar más alto.

—¿Lo ha hecho en nombre de todas las mujeres?

—No, era un reto personal. Cuando llegas a árbitro o a oficial de mesa parece que te quedas sin aspiraciones, y no es así. Quería animar a mis compañeros a hacerlo.

—¿Cuál ha sido su mayor error en la mesa?

—En LEB Oro subimos una vez puntos que no tocaban al marcador. El entrenador se dio cuenta enseguida, en esas categorías están muy pendientes. Arbitro unos diez partidos de viernes a domingo y casi todos los del Iberojet.

—¿Las jugadoras también protestan?

—Protestan por igual, no he notado diferencias. Casi siempre por las faltas. Los niños no lo hacen, porque los entrenadores los tienen sujetos, en la adolescencia se ponen más nerviosos.

—¿Qué cabe en un segundo de baloncesto

—Al final de un partido ajustado, un segundo es muy largo. A falta de 00.89 segundos, un jugador del rival del Iberojet tuvo tiempo el domingo pasado de recibir, fintar y tirar.

—Una mano no puede medir centésimas de segundo.

—El árbitro te hace la indicación. El Iberojet ha pedido la revisión de los aparatos, porque les da la sensación de que pasa demasiado tiempo. Tal vez están configurados así.

—El baloncesto es mucho más excitante que el fútbol...

—Es más rápido y fluido, el tiempo máximo de posesión obliga a la rapidez. En fútbol pueden pasarse cinco minutos con la misma jugada sin que ocurra nada, se hace más aburrido.

—...pero todos prefieren el fútbol.

—No lo sabría explicar. El baloncesto es más entretenido, pero me gusta el fútbol y prefiero verlo cuando llego saturada a casa.

—¿Qué pensó al escuchar las declaraciones de Boscana sobre el exceso de árbitras?

—Que eran bastante desafortunadas, una metedura de pata. Ha pedido disculpas y, si está arrepentido, no hay que darle más vueltas. Podía criticar el arbitraje, pero sin el condicionante de si eran una, dos o tres mujeres.

—¿Le cuadra este exabrupto con el presidente del Iberojet?

—No lo he llegado a conocer, no tenía una imagen hecha de él.

—¿Qué castigo merecen unas declaraciones así?

—El revuelo montado es el mayor castigo que puede recibir. Si fuera yo, me afectarían más las críticas que una sanción. Tras el escándalo, una inhabilitación es lo de menos.

—Del arbitraje no se vive.

—Casi todos los árbitros estudian o trabajan, porque se puede vivir en invierno, pero en verano no hay competición. Me ayudó en mis estudios. El dinero depende de la categoría, pero el tiempo y esfuerzo son los mismos.

—¿Su vida también está cronometrada?

—Tengo una vida bastante intensa, con horarios muy apretados. Voy con el reloj en la mano porque siempre lo quiero hacer todo. Y se puede.

—¿Usted sabe cuándo ha arbitrado mal?

—Sí, saco mis propios fallos y conclusiones del partido. Mis compañeros dicen que soy demasiado autocrítica. Si alguien lo graba, le pido el vídeo. Hay que cuidar también la estética, los gestos al señalar.

—¿Tiene un héroe o heroína en la canasta?

—Tengo una amiga que me ha ayudado mucho. Arbitra en LEB y se llama Eva Arestes. Es ingeniera naval, una de las que pitaron el partido que criticó Boscana.

—Su padre Rafael Seguí me arbitró más de cien partidos.

—No lo vi arbitrar, porque tenía doce años cuando murió. Empecé a descubrir su papel cuando me hice anotadora para ganar un dinero extra, y me decían que "se nota que eres su hija, porque lo llevas en los genes".

—¿Hay vida más allá del básket?

—En invierno ocupa el setenta por ciento de mi vida. Y me gusta, estoy contenta así.