Tiene 17 años recién cumplidos, solo hace uno que se mueve en el circuito junior, y parece que lleva toda una vida. Habla inglés con una soltura envidiable y contesta a las preguntas de los periodistas con una seguridad pasmosa, con un descaro impropio de un chaval de su edad. Es Jaume Antoni Munar (Santanyí, 5 de mayo de 1997), el otro tenista mallorquín, que ayer se metió en las semifinales del torneo junior (6/1, 6/2 al brasileño Marcelo Zormann).

¿De dónde viene su pasión por el tenis? "Soy tenista por equivocación", responde Munar a DIARIO de MALLORCA en la minúscula sala de prensa destinada a los jugadores juniors, prácticamente pegada a la de los profesionales, más amplia, donde Nadal ha respondido a miles de preguntas de periodistas de todo el mundo y donde espera imitarle en poco tiempo. "Mi gran pasión es el fútbol. De pequeño todo el día jugaba con mis amigos en Santanyí". ¿Y qué pasó para que se produjera el salto al tenis? "Todo fue por un error con un amigo. Jugaba en Cala Figuera a fútbol en una pista de tenis, pusimos una cuerda para pasar pelotas y me picó el gusanillo. Poco después me apunté en el Club Municipal de Santanyí. Empecé a jugar y vi que se me daba bien".

Después ya vino todo rodado. "Jugué en Marratxí, donde me formé, después en el EBE (Escola Balear de l´Esport), con Joan Bosch, Jofre Porta y Tomeu Salvà y ahora estoy en el CAR de Barcelona". Munar, que tiene a su familia en París, algo que le reconforta, va camino de ser un deportista de élite a pesar de que en su familia apenas hay tradición familiar. "A mi padre le encanta el deporte, pero, por ejemplo, nunca ha practicado el tenis". A su madre, maestra de escuela, le debe que no haya dejado los estudios. Reacia en principio a que su hijo se dedicara al tenis, le puso una única condición: los estudios son innegociables. Y el chaval está cumpliendo a rajatabla. "Estoy acabando el curso con buenas notas. Incluso me he llevado libros para estudiar en los ratos libres. En septiembre empezaré segundo", afirma, con la misma seguridad con la que se pronuncia a todo lo que se le pregunta. Por último, su hermana estudia en Salamanca, con la que está en contacto por teléfono y las redes sociales.

Munar, que sobrepasa el 1,80, tiene, como no podía ser de otra manera, a Nadal como referente. Pero no solo se fija en su paisano, sino que intenta quedarse "con la parte buena de cada uno. Está claro que Rafel es un referente enorme y una gran motivación para mí, pero también me fijo en lo bueno de Djokovic, Federer, Murray y muchos otros". Con el número uno ha coincidido en varias ocasiones y siempre le da el mismo consejo: "Me dice que dé el máximo en la pista y que respete a los rivales. E intentar ser el mejor en lo que haga".

No duda en responder a la pregunta de cuál considera que es su mejor golpe: "La derecha, y tampoco estoy descontento con mi servicio". No esconde cuál es su punto débil: "Debo mejorar el revés, la mentalidad y saber controlar mejor los nervios. Me falta saber competir los puntos importantes", relata, con humildad, sabiendo que le falta un buen trecho si quiere llegar a ganarse la vida practicando el deporte que le apasiona.

Roland Garros es su segunda experiencia en un torneo de Grand Slam. Debutó en enero en el Abierto de Australia. ¿Diferencias? "Es un poco más de lo mismo". No acudirá a Wimbledon porque coincide con el Nacional junior, obligado por la Federación a jugarlo.