Stale Solbakken, técnico del Copenhague, y Pep Guardiola, entrenador del FC Barcelona, mantuvieron una fuerte discusión al final del partido (1-1), antes de enfilar el camino de los vestuarios.

Solbakken tuvo que ser separado por miembros de su equipo para alejarle de la cercanía de Pep Guardiola, que a su vez fue protegido por Sergio Busquets para evitar problemas.

Posteriormente, Solbakken atribuyó la discusión a un malentendido por una traducción errónea o a una incapacidad para comprender su ironía.

Solbakken explicó en la rueda de prensa posterior al partido que Guardiola le había comentado algo sobre la UEFA relacionado con la sanción a Pinto por simular el pitido del árbitro en la ida, y que él había intentado explicarle que era una "mala broma noruega", pero que su colega estaba "muy molesto" y no atendió a razones.

La alusión a que Pinto merecía 4 o 5 partidos de suspensión en vez de 2 y a que le daba igual que el portero viera el partido desde el banquillo o en su casa fue sólo una "broma", recalcó Solbakken, como ya había dejado patente ayer en una rueda de prensa marcada por comentarios irónicos, algo habitual en el entrenador noruego.