Ya hemos comentado en alguna ocasión que se habla de la cantera con demasiada alegría. Todo nace de una serie de declaraciones confusas, a las que ha contribuido Laudrup al no remitir al Mallorca B a los jugadores procedentes del filial en jornada de descanso en Primera División.

Lo primero que tiene que quedar claro es que el Mallorca ha tirado del filial por pura necesidad. De no mediar una situación económica tan delicada es probable que Pina, Tejera, Enrich y Kevin aún no hubieran debutado en Primera División. Especialmente este último, alineado forzosamente debido a las bajas de los dos laterales zurdos, Ayoze

y Corrales. Esta es la pura realidad.

Los propios medios de comunicación hemos sido cómplices de una gestión inadecuada en este sentido cuando incluso hemos vendido la renovación de alguno de los chicos como si se tratara del fichaje de Maicon o el mismísimo Cristiano Ronaldo. Entre todos hemos hecho muy flacos favores.

Ahora es tarde e incluso podría resultar injusto recriminar a los futbolistas del Mallorca B su desidia en el Estadio Balear, sobre todo cuando en jornadas anteriores Jaume Bauçà ya ha manifestado sus quejas tras actuaciones incluso peores que la del pasado domingo. El hecho de haber subido al primer equipo a seis, siete u ocho "canteranos", los que sean, no es razón para que a nadie le den un premio, sino síntoma de preocupación al proceder no de un deseo, sino de una decisión forzada y forzosa.