Tomeu Penya, el músico que pagó con melones un cameo con Paco de Lucía: “Cuando me lo presentaron las rodillas me temblaban”

"Como un niño, yo esperaba que llegara el domingo para comer con él y escucharle", confiesa el cantautor de Vilafranca

Tomeu Penya: “Tuve que tomarme dos copitas de vino para pedirle a Paco de Lucía que grabara una canción conmigo”

Bernardo Arzayus

“La nuestra fue una amistad verdadera, nació como una casualidad y luego se convirtió en algo muy grande”, afirma Tomeu Penya. El músico de Vilafranca le conoció en una possessió de Felanitx, Son Valls, en el transcurso de una comida con un grupo de amigos. “Vendrá Paco de Lucía, me dijo mi amigo Bernat. Cuando llegó Paco las rodillas me temblaban. Pero fue tan fácil hacernos amigos, que a partir de ahí cada domingo seguimos viéndonos, para contarnos la vida, hablar de música, de fútbol, de todo. Como un niño, yo esperaba que llegara el domingo para comer con él y escucharle”, asegura.

Arròs brut con champán

El arròs brut, el frit de matances, el vino y el champán nunca faltaban en esos encuentros culinarios, donde siempre reinaban las risas. “Paco era el tío más divertido del mundo, y también era muy cercano. Los chistes venían solos. En las conversaciones siempre acabábamos riendo y no bebidos, sino bien bebidos. Nadie iba borracho, ni mucho menos”.

En una de aquellas comidas, porque Paco “sabía escuchar, no porque él fuera un dios se ponía a la altura de un dios, sino a tu altura”, Tomeu Penya le propuso una idea que acabaría siendo una página brillante la discografía del músico mallorquín. “Yo le pedí, medio en broma: Paco, para que tú intervengas en una canción mía, ¿con quién me pongo en contacto? Ya sé que esto vale mucho dinero. Y me contesta: conmigo. Pues dime qué te tengo que pagar. Media docena de melones de Vilafranca, me dijo. Así que me fui a buscar los mejores melones”.

Paco de Lucía, con Tomeu Penya y Pere Ferriol, dueño del restaurante en el que comieron ese día

Paco de Lucía, con Tomeu Penya y Pere Ferriol, dueño del restaurante en el que comieron ese día / .

'Paraules que s'endú es vent'

Aquella canción es Paraules que s’endú es vent y se publicó en el disco homónimo de Tomeu Penya lanzado en 2008. “Le di a elegir entre dos temas, y se decantó por esta. La otra no la he esuchado, me confesó. Éramos muy sinceros”, aclara. “Tolo Servera y yo hicimos las guitarras acústica y Paco, la suya, la española. Cuando oyes su guitarra es algo de otro mundo. Cuando él suena, todo cambia, tiene una magia, un duende que diría él. Grabó su parte en su casa, me lo trajo todo hecho. Aun estoy alucinando con lo que hizo, con su intervención cambió la canción de arriba a abajo”.

La admiración de Tomeu Penya por el mejor guitarrista flamenco de todos los tiempos venía de lejos. “Cuando tenía poco más de 20 años yo ya estaba totalmente enamorado de sus canciones. Recuerdo haberle visto en Copenhague, con John McLaughlin y Al Di Meola. Allí fue cuando quedé atrapado por Paco de Lucía. Yo me esperaba un milagro, pero fueron tantos los milagros que ocurrieron en aquel concierto. Sabía que era el mejor del mundo pero no con tanta diferencia en el directo. Como persona, enamoraba, y como músico superaba mi imaginación”.

Tomeu Penya, el pasado jueves en su pueblo natal, Vilafranca

Tomeu Penya, el pasado jueves en su pueblo natal, Vilafranca / Bernardo Arzayus

El día de su adiós, Tomeu se quedó mudo, hundido, tocado: “Me llamó la madre de mi hija y me preguntó: ¿sabías que Paco de Lucía se ha muerto? No lo podía entender. No es posible, me repetía una y otra vez. Paco tenía que vivir eternamente. Tardé mucho tiempo en asimilar que había muerto. Yo me consideraba un amigo suyo del alma”.