André Aciman, el autor más esperado del Festival Literatura Expandida a Magaluf: «Sin el deseo no seríamos nada»

«Envidio mucho a los escritores que se sienten seguros, con una autoestima muy grande» // «Busco lo que no ha encontrado respuesta, y la paradoja es la única manera que tengo para resolver alguna cosa»

André Aciman, en Magaluf

André Aciman, en Magaluf / Manu Mielniezuk

El autor de Llámame por tu nombre, su primera novela, la más famosa de su producción pero no su libro más querido, un título que se lo concede a Ocho noches blancas, es uno de los grandes reclamos del Festival de Literatura Expandida a Magaluf, encuentro al que ha llegado con un nuevo trabajo bajo el brazo, Homo irrealis, en el que descubre el hombre que podría haber sido y no fue y todo lo que podría haber pasado y no pasó. 

Identidad, deseo

«Siempre he querido escribir sobre la vida no vivida. No tengo ni idea de lo que es la vida no vivida pero siempre he mirado hacia esa dirección porque en parte mi vida ha estado interrumpida en distintas ocasiones porque he tenido que ir a vivir a otros lugares, no siempre de modo voluntario. Me gustaría tener una identidad, pero no la tengo ni creo en ella», reflexiona Aciman, nacido, en 1951, en una Alejandría (Egipto) que ya no existe, en el seno de una familia judía sefardí de origen turco, que se mudó siendo niño a Italia y acabó viviendo en Nueva York.

Una de las maneras de enfrentarse a esa ausencia de identidad, de patria, es la escritura, pero «la escritura no soluciona nada», confiesa este autor aclamado por la crítica y los lectores que ha sido traducido a 38 idiomas y que ha obtenido premios como el Lambda Literary Award y el de mejor Libro del Año según The Washington Post y Publishers Weekly por Llámame por tu nombre, novela que llevó al cine con gran éxito Luca Guadagnino. «Ya lo decía mi padre: todo lo que haces es papel. ¿Cómo puedo ser yo mismo? Pues no lo sé. Es fácil decir: escribo sobre la persona que podría ser. Pero en el momento mismo de escribir queda invalidado por el hecho mismo de que no confío en el papel. Por lo tanto, no tengo identidad», insiste.

«Sin el deseo estaríamos muertos, no seríamos nada», afirma Aciman, sabedor de que el deseo, el deseo insatisfecho, es el motor que le impulsa a escribir. 

Heráclito y 'Homo irrealis'

Aciman, que ayer abrió la segunda jornada del festival de Magaluf con un encuentro con el también escritor y poeta Biel Mesquida, ejerció de profesor de Literatura comparada y creativa del Bard College y la Universidad de Princeton, antes de dirigir en la Universidad de Nueva York el Writer’s Institute. «Siempre me ha interesado Heráclito [el más grande de los filósofos jónicos], en parte porque no nos ha llegado ningún libro suyo. Solo tenemos de él algunas citas, y me gusta la idea de que nunca puedes pisar el mismo río dos veces, porque el agua se mueve, como la vida, y la gente cambia. Tenía ganas de explorar muchos de los aspectos de Heráclito en Llámame por tu nombre pero no creo que un personaje como Oliver pueda entender a Héraclito, en cambio, yo sí».

André Aciman, en conversación con Biel Mesquida

André Aciman, en conversación con Biel Mesquida / Guillem Bosch

Cuánto de nosotros se borra con el paso del tiempo y cuánto se queda en los lugares amados son preguntas que el autor plantea en Homo irrealis, en cuya portada aparece otra cita, de un crítico: un libro brillante de un escritor que nunca decepciona. ¿La literatura siempre satisface los deseos de Aciman? «Nunca —contesta tajante tras unos segundos meditando—. Mientras escribo soy el escritor más inseguro, porque no confío en mí, en lo que digo, ni en mí como escritor, y por eso soy el escritor más fácil de editar. Mi relación con los editores siempre ha sido excelente. Adoro los editores que son quirúrgicos. Cuando escribo una frase, especialmente si es larga, ya la estoy corrigiendo incluso antes de acabarla. La frase acabada nunca es la frase que yo pensaba que escribiría, y al día siguiente la volveré a cambiar, y así día tras día. Envidio mucho a los escritores que se sienten seguros y que tienen una autoestima muy grande».

André Aciman

André Aciman / MANU MIELNIEZUK

Poco amigo de los escritores que «no tienen ningún sentido de la ironía, la paradoja o la contradicción», Aciman dice buscar en la escritura «aquello que no ha encontrado respuesta, y la paradoja es la única manera que tengo para resolver alguna cosa».

Un escritor amado

En un ejercicio confesional, afirma: «No sé si he encontrado el amor, y si lo he encontrado igual ha sido esporádico o tangencial. Para encontrar a alguien que ames has de aceptar no solo tu propia vulnerabilidad, también la fe en otro para que te quiera y esté contigo, y a mí siempre me ha costado creer que alguien me quiere, para siempre». ¿Pero qué dice, si usted es el escritor más querido y esperado de la edición de este año? Sonríe, y responde: «Sinceramente, no entiendo porque a la gente le gusta mi trabajo, pero percibir que me quieren es un sentimiento fantástico».

La intervención, ayer, de Aciman reunió a numeroso público

La intervención, ayer, de Aciman reunió a numeroso público / Guillem Bosch