Black Eyed Peas se coronan en el Mallorca Live Festival una noche chispeante para 25.000 espectadores

El fin de fiesta llegará hoy con The Chemical Brothers

Los históricos Black Eyed Peas y el fenómeno Quevedo, que al cierre de esta edición todavía no había saltado al escenario grande, el de Estrella Damm, lograron que el Mallorca Live Festival regresara, en la segunda jornada de su sexta edición, a las cifras récord del año pasado. Más de 20.000 personas desfilaron ayer por el antiguo Aquapark de Calvià —la noche de la inauguración la organización cifró la afluencia de público en 17.000—, muchos de ellos con el deseo de entregarse al Quédate y todos, sin excepción, con el temor de que la lluvia entrase en acción, como en 2018, el año de Prodigy, cuando Chk Chk Chk se vieron obligados a detener su actuación.

La esencia de Sa Fonda, el legendario local de Deià, dio la bienvenida a los primeros festivaleros, que decidieron entregarse al baile desatado durante las cerca de dos horas, desde las seis a las ocho de la tarde, en las que pinchó el dúo Los del Ficus en el escenario Baleària, con una propuesta que abrazó desde la salsa más auténtica al house más étnico. Un buen inicio para poner el cuerpo a punto, para calentarlo, porque con el paso de las horas la temperatura fue descendiendo hasta tal punto que la tradicional imagen del público del Mallorca Live, con un vestuario corto, más propio del verano, mutó hacia otro más otoñal, con la chaquetilla a cuestas e impermeables repartidos por los organizadores.

El complejo ejercicio de estimular el apetito musical en un gran festival también recayó en otros grupos, como Jane Yo, que dio en la diana con sus sonidos atmosféricos, baterías contundentes y vivas guitarras; o Jimena Amarillo y su «pop moñas sin complejos», como ella misma define su lenguaje, prueba de que este festival se abre a todos los estilos, puro eclecticismo que diría su director Álvaro Martínez.

La experiencia de vivir un encuentro que muchos esperan todo el año también se trasladó a otros rincones del recinto, como el de los tatuajes, expositores de merchandising o puestos de restauración, donde muchas familias cargaron pilas antes de empezar a saltar ante sus músicos preferidos.

Tras la puesta en escena de Second, que se volcó en sus Flores imposibles, el último trabajo de este grupo integrado por Sean Frutos, Nando Robles y los hermanos Guirao, Fran y Jorge, cayó el tímido sol y apareció el desafío, la denuncia y el sudor con los granadinos Ayax y Prok, dos hermanos gemelos que nunca defraudan, una suerte de fichaje.

El público mallorquín sacó pecho con L.A., la banda de Luis Alberto Segura, principal reclamo del escenario de la sostenibilidad, el de Endesa, junto a Dollar Selmouni. Los primeros se metieron al público en el bolsillo con un directo sin fisuras, bien trabajado, aplaudido en otros festivales como el Reading and Leeds, Coro Capital de México, Mad Cool o Bilbao BBK; y el segundo, también ídolo local, volvió a demostrar que está más que consolidado como artista singular, con un lugar ganado a base de constancia en la escena urbana.

Lo más esperado del día llegó con el trío angelino Black Eyed Peas, en el que fue su estreno en la isla desde su irrupción hace ya 25 años. Cabezas de cartel, al igual que los Chemical Brothers, que hoy pondrán la guinda al Mallorca Live, brindaron un show para el recuerdo, de saltos y cantos, mejor en grupo, en plan karaoke, con el móvil por bandera y las caderas a punto de desmontarse. Miradas fijas al escenario y al de enfrente, solo desviadas ante la fina lluvia que iba y venía.

Si algo ofrecen los festivales top, que en el caso de este sigue recibiendo la visita de muchos venidos de la Península, sobre todo catalanes, es la oportunidad de descubrir bandas, y no fueron pocos los que sin saber a qué se enfrentaban conectaron con Black Rebel Motorcycle Club, también de Los Ángeles, con más de dos décadas de carretera, como demostraron en el manejo de un concierto emocional, para algunos lisérgico, mágico.

El cantante del momento, Quevedo, el de «empezamo’ a la una y con la nota rápido nos dieron las tre’», estaba anunciado a la una meno’ dié, pero esa ya es otra historia, a seguir en posteriores entregas de este diario.

La jornada de este sábado, si la lluvia lo permite, pondrá en juego al resto de figuras. Los más anhelados, los Chemical Brothers, están programados para la madrugada, a las 00.30 horas, tras los colombianos Bomba Estéreo. Xanguito, Fundación Francisco Frankestein y Samantha Hudson ejercerán de anfitriones, en un día que amenaza estar pasado por agua y en el que se gritará Viva Suecia (20 horas), se pedirá otra de Chk Chk Chk (23.15 horas) y se llegará al fin de fiesta con Helena Hauff y Toni Bass, a las seis de la mañana. Será el momento de elegir a los reyes de esta edición del Live, que a lo largo de tres días ha descargado doce horas de música ininterrumpida, lejos del caos del primer día del año pasado, el de otro fenómeno, C. Tangana. A los aspirantes de ayer y de hoy, hay que sumar los del primer día, los británicos The Kooks, con sus éxitos Ooh La, Seaside o Naïve; los siempre acertados Vetusta Morla, con su despliegue de pantallas y juegos audiovisuales; los queridos Natos y Waor; las guitarras de León Benavente y el color de Ginebras; o la reina Bad Gyal, la primera que desató la Fiebre.