Entrevista |

Lola Herrera, antes de su actuación en Palma: «Me duele el feminismo dividido y la separación de la izquierda»

Es una de las intérpretes más relevantes y queridas de la escena, y este fin de semana actúa en el Auditorium junto a Lola Baldrich y Ana Labordeta, levantando su voz contra la dictadura digital con la obra teatral 'Adictos'

Lola Herrera, actriz

Lola Herrera, actriz

Redacción

Los excesos de la tecnología, la dictadura digital, es el tema central de Adictos, espectáculo que llega al Auditorium de Palma, este sábado (20 horas) y domingo (18h). 

¿Le puedo llamar ‘Señora de las tablas’ o prefiere el título de ‘todoterreno de las artes escénicas’? 

Llámame simplemente Lola, pero todo lo que suene cómico me gusta mucho.

¿Cómo le sientan esos piropos cuando se los dicen por la calle?

Bien, porque soy normal. Yo sé que la popularidad acerca a la gente y soy un poco como la vecina del segundo. Para la gente soy alguien cercano, alguien que ha existido siempre, sobre todo desde que empecé en la televisión. La televisión tiene eso, con dos días que salgas ya eres conocida por todo el mundo aunque no sepan cómo te llamas. En el teatro, en cambio, tienes que estar años para ser conocido.

¿A qué está enganchada Lola Herrera?

Al teatro y a veces a las chocolatinas. Apasionadamente estoy enganchada al mecanismo de mi trabajo, a lo que supone utilizar la imaginación, usar la cabeza para pasear por un personaje, para transmitirlo... Es un ritual que me gusta mucho.

Divino vicio el del teatro, en el que solo lleva seis décadas, ¿sigue aprendiendo? 

Siempre se aprende, porque además una no trabaja sola, se produce un intercambio. Desde que una se levanta surgen cosas de las que aprender, si no, menuda parálisis.

Parálisis, crisis, recesión... ¿Advierte la precariedad cerca de usted, en el sector en el que trabaja?

Claro que sí, hay mucha gente sin trabajo. La profesión se ha hecho inmensa y no hay para todos. Conozco a muchos compañeros que lo están pasando seriamente mal. Lo que pasa es que en este oficio no sabes cuándo va a sonar el teléfono, y eso puede llevarte a la desesperanza. En esta profesión existe la esperanza hasta que se agota.

¿Qué admira de sus compañeras de viaje, de dos actrices de raza como son Lola Baldrich y Ana Labordeta?

Todo. Son actrices fenomenales y compañeras insuperables. Hay armonía y entendimiento dentro del trabajo, y fuera de él también hay una forma de ver las cosas que nos une mucho.

¿Qué está descubriendo a través de una obra teatral como Adictos?

El uso de las tecnologías, me estoy informando y enterando de lo que se puede hacer a través de ellas. Yo me quedo pegada a los programas o documentales que habla de las escuchas o de que nos tienen controlados a todos. Esta función tiene mucho que ver con lo que pueden hacer con nosotros, con lo que pueden pretender los grandes poderes mundiales, sin cara pero moviendo los hilos desde alguna parte, y que indudablemente son los dueños de nuestras vidas.

¿Nos cruzamos de brazos o nos rebelamos?

Hay que ser rebelde, no hay que conformarse. Conformarse es morir. Hay que buscar la mejor manera de luchar, que no sé cuál es. No hay que quedarse indiferente, sino protestar una vez hayamos hecho un análisis de la situación de cada uno. No a todo el mundo le conviene la misma gente. Cada uno tiene que votar en conciencia, no frívolamente, no porque uno le caiga simpático. Hay que dar el paso en la dirección que tú quieres darlo.

Lola Herrera

Lola Herrera

España ya está en precampaña. ¿Lo lleva bien? 

Bueno, lo llevo en ocasiones con sopor o aburrimiento y otras con curiosidad. Son las mismas cosas, las mismas frases, ya sabes lo que te van a contar... Es un poco aburrido pero es necesario. Yo insistiría mucho en lo importante que es votar, y no todo el mundo se lo toma así. 

Adictos es una obra que se levanta contra la dictadura digital. ¿A usted el teatro le ha hecho más libre?

El teatro te hace más libre, porque cuando estás ahí arriba estás contando una historia, nadie gobierna tu mente. Creo que el teatro es un arma que se utiliza poco, una plataforma muy interesante para que la gente piense, ayuda a hablar de las cosas que nos importan a todos. 

Referente para muchas y para muchos. ¿El feminismo dividido le duele?

Sí, no lo entiendo, de ninguna de las maneras, como también me duele la separación de la izquierda. Me duele en el alma que nunca lleguen a un acuerdo del todo, cuando no son unos, son otros. Me parece una estupidez, de una irresponsabilidad, por mucho idealismo que se tenga.

¿Le molesta que le pregunten en cada entrevista qué le anima a seguir sobre los escenarios ya cumplidos los 80?

No es que me moleste, me choca. Yo me siento muchas veces Matusalén. Yo estoy con mis cinco sentidos, me encuentro perfectamente bien desarrollando mi trabajo. ¿Por qué le cuesta tanto a la gente pensar que sigo aquí? Sigo aquí porque es lo que más me gusta hacer y lo puedo hacer. No todo el mundo tiene esa suerte, primero por profesión y luego por edad Tengo buenos genes. No he heredado millones de mi familia pero sí unos genes fabulosos. Estoy ahí dando lo mejor que tengo, comunicándome con la gente que va al teatro.

Las últimas veces que vino a Palma lo hizo sola, con Cinco horas con Mario, personaje que interpretó durante más de cuatro décadas. Hay quien dice que la soledad tiene mala fama, ¿también puede resultar disfrutona?

Yo disfruto mucho de la soledad, porque nunca ha sido impuesta. Habrá momentos en mi vida que me haya sentido un poco sola pero han sido momentos, sensaciones. Yo sé estar muy bien conmigo. Lo he aprendido a lo largo del camino y creo que es de las cosas más importantes que he aprendido. Estar bien con uno te da tranquilidad. Hay mucha gente completamente desesperada con la soledad. A mi edad, estoy bien, con la soledad, de cara al final... estoy dando los pasos normales que se dan cuando una tiene 87 años. Dentro de unos días cumplo 88. Seguiré el camino hasta donde llegue.

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