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Obituario

Adiós a Maria Antònia Oliver, Premi d’Honor de les Lletres Catalanes

El pasado mes de diciembre recibió un emotivo homenaje en el Mar i Terra con motivo de su aniversario

La escritora ‘manacorina’ Maria Antònia Oliver.

A los 75 años y en su Mallorca natal, ha fallecido hoy Maria Antònia Oliver (Manacor, 1946), una de las escritoras más destacadas de la literatura en catalán, que formó parte del colectivo Ofèlia Dracs y fue reconocida en 2016 con el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes.

Oliver publicó su primera novela en 1970 y desde entonces escribió novelas, cuentos, teatro, artículos, traducciones y guiones para cine. Entre sus obras figuran las de temática mallorquina Cròniques de la molt anomenada ciutat de Moncarrà (1972) y El vaixell d’iràs i no tornaràs (1976), Joana E. (premio Prudenci Bertrana 1992) y la obra teatral Negroni de ginebra.

Tras 30 años en Barcelona, la escritora se había retirado en Mallorca hace unos 25 años iniciando un largo periodo de silencio literario. Lo hacía tras dos duros golpes: un trasplante de corazón en 1997 por una dolencia cardiaca y la muerte, al año siguiente, de su compañero durante tres décadas, el también escritor Jaume Fuster.

Junto a Fuster, y a figuras como Maria Aurèlia Capmany, Montserrat Roig, Maria Mercè Marçal y Carme Riera, Oliver formó parte la generación de los 70 y, junto a Joan Rendé, Joaquim Carbó, Jaume Fuster, Joaquim Soler, Josep Albanell, Jaume Cabré, Vicenç Villatoro, Margarida Aritzeta e Isidre Grau, fue uno de los miembros del colectivo Ofèlia Dracs, que tuvieron como objetivo la normalización del catalán a través de géneros como el erótico, de terror, la fantasía y la ciencia ficción o la gastronomía. De ahí, surgieron títulos colectivos como Deu pometes té el pomer, Lovecraft, Lovecraf y Negra i consentida. Como comentó ella misma, al recibir el Premi d’Honor, «lo hacíamos como un juego, pero éramos conscientes de que también era algo serio».

Creó también a Lònia Guiu, la primera detective de la novela negra catalana, que sería protagonista de Estudi en lila, Antípodes y El sol que fa l’ànec. «No soy ni una entendida en novela negra ni tampoco una gran lectora, pero cuando me inventé a Lònia Guiu con Ofèlia Dracs pensé que quizá me serviría para otras cosas. ¿Para cuáles? Creía que siempre tenía que hablar de corrupción, de violencia contra las mujeres y contra los niños, y sigo pensando lo mismo», declaró en una entrevista.

Oliver había sido discípula en educación secundaria de Aina Moll y utilizó siempre el catalán, siendo sensible a la lengua oral y a la de las Rondalles Mallorquines. Fue también traductora al catalán de obras de escritores como Virginia Woold, Italo Calvino, Mark Twain, R. L. Stevenson, Anton Chéjov o Herman Melville, del cual, su versión de Moby Dick lograría el premio de literatura catalana de la Generalitat de 1985.

Tras su parón literario por sus problemas de salud y la pérdida de Fuster, el Premi d’Honor le daría el impulso necesario para continuar. «Yo ya me considera jubilada y he estado mucho tiempo sin escribir, pero no quiero morirme sin escribir y este premio me ha dado ánimos para volver a intentarlo». En los años anteriores había publicado la antología de cuentos L’illa i la dona en 2003 y Colors de mar, en 2007.

Hace solo unas semanas, el pasado mes de diciembre, la escritora vivió una noche de emociones con motivo de su 75 aniversario en el teatro Mar i Terra del barrio palmesano de Sant Magí, que se llenó de amigos y lectores de la prolífica autora mallorquina. El acto estuvo organizado por Embat Llibres, bajo el título de Les dones de na Maria Antònia, y contó con una sorpresa para la protagonista de la velada, la lectura dramatizada del cuento Special Rides a cargo de la actriz Apol·lònia Serra, un relato feminista e irónico muy en la línea de su pensamiento.

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