Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Literatura

Maria Antònia Oliver: "Tengo empezada una novela policiaca, pero desde el 1 de octubre no puedo escribir"

Ifeelbook reeditará su novela 'Amor de cans', que saltará a la pantalla de IB3 Televisió en formato de serie este otoño

Maria Antònia Oliver posa para este diario en su casa de Biniali. guillem bosch

La obra de Maria Antònia Oliver vuelve a estar en circulación. El Premi d'Honor de les Lletres Catalanes otorgado por Òmnium Cultural supuso un empuje para sus títulos que ahora se materializa. El sello Ifeelbook reeditará este otoño Amor de cans, novela que el actor Toni-Lluís Reyes ha adaptado para una serie de televisión, proyecto ya rodado y que se estrenará este otoño en IB3 Televisió. Y una editorial barcelonesa publicará en castellano sus obras policiacas. La primera en ver la luz será Estudi en lila.

Si bien es cierto que el galardón le ha proporcionado mayor visibilidad, es ahora cuando la obra de Oliver cobra mayor sentido, pues releída contiene muchas claves que explican el presente inmediato de Mallorca. En Amor de cans, Premi Ciutat de Palma en 1995, la autora narra el enfrentamiento y la descomposición de una familia mallorquina formada por seis hermanas. Una historia que es una metáfora de la muerte de la dictadura y en la que empiezan a vislumbrarse los tics de la sociedad moderna que estaba por venir.

"La he releído entera y he hecho anotaciones. Me doy cuenta de que ahora sería incapaz de escribir una novela tan buena como ésta", confiesa la autora de Joana E. "En Amor de cans quise un poco escribir la historia de la Mallorca de los años 70, 80 y 90", comenta Oliver, quien tuvo la oportunidad de estar en la possessió donde se rodó la serie. Unos años de transformación que mira a través de los ojos de sus personajes.

"La isla ha cambiado mucho. Se ha ido abandonando la producción ganadera, la agrícola, la científica, la fabricación de zapatos... Todo ha sido a favor del turismo. Yo creo que la Mallorca corrupta viene del turismo, de ese afán de vender la isla. Cuando yo era pequeña Manacor era un desierto, ahora su costa está saturada", lamenta.

Oliver critica que en "todo este tiempo no se haya hecho nada o casi nada para impedirlo". "Cierto que se volvió a poner la ecotasa, pero los hoteleros vuelven a estar en contra cuando es una medida que funciona en todo el mundo. Y dicen 'no' sólo para hacer la contraria a los independentistas y a los socialistas, que desean una revisión de la Mallorca actual", opina.

A pesar del panorama "desolador", la autora tiene fe en la gente joven de Mallorca. "Se mueven, tienen empuje. Protestan porque quieren otra cosa. Y quieren saber lo que pasa y ha pasado en Mallorca", apunta.

Las mujeres siempre han sido materia en las novelas de Oliver, sus libros son el campo donde siempre abonó su sentir feminista. Amor de cans no es una excepción, aunque algunas de las protagonistas salgan mal paradas. La escritora recuerda perfectamente el día que empezó a ser feminista. "Tenía siete años. En Manacor había caído una gran nevada. Yo veía a través de la ventana cómo los niños jugaban con la nieve. Mi padre se me acercó y me dijo: 'Si fueras un niño, te haría bajar ahora mismo porque es muy sano jugar con la nieve'", desvela. "Me callé en aquel momento. Nuestra vida está hecha de silencios. Muchos años después, recordamos aquel día. Mi padre me pidió disculpas por su comentario", relata emocionada.

El germen de su querencia por la novela negra hay que ir a buscarlo en uno de sus primeros trabajos: fue secretaria en una agencia de investigadores privados. "Aunque en realidad yo quería ser azafata de vuelo, también cantante. Soy una soñadora sin remedio", bromea. Oliver ha acabado siendo la profesión que engloba todas las profesiones, la profesión que engloba el mundo y todos los sueños posibles: la de autora de ficciones. Todo empezó cuando quería hacer teatro con un grupo de amigos en Palma. "Y se sumaron un grupo de soldados mallorquines y catalanes que hacían la mili aquí. Ahí fue donde conocí a Jaume Fuster", narra. Y se le inoculó el bello virus de la escritura. Una profesión que ha dejado huella en cada rincón de su casa de Biniali. Cada recoveco contiene un recuerdo inspirador. "Tengo empezada una novela policiaca, pero desde el 1 de octubre no puedo escribir", confiesa. "No viví los momentos más violentos de cerca, pero me afectó mucho todo aquello. Jordi Cuixart ha estado en mi casa, es muy amigo mío. Y sigue en la cárcel", comenta. "Con los años, este tipo de cosas se aguantan peor", prosigue.

Para Oliver, la novelas policiacas son instrumentos "muy buenos para explicar las revoluciones que hay en la sociedad, como el #MeToo o el drama de los inmigrantes. Este tipo de obras pueden ayudar a que la gente entienda las revoluciones o a hacerlas visibles aunque no las comprendan", concluye.

Compartir el artículo

stats