Las asociaciones de vecinos de Canamunt y Sa Calatrava piden al Consell de Mallorca, el Ayuntamiento de Palma y el Govern balear un compromiso firme y leal para garantizar la continuidad del Teatre Sans, "gravemente amenazada y en estado de emergencia, después de la retirada de la subvención que otorgaba la institución insular. La presencia viva de este referente cultural resulta indispensable para el latido del corazón de la ciudad antigua", según argumentan.

Con sus 40 años de historia, el Teatre Sans forma parte del paisaje humano y patrimonial de estos barrios y resulta un aliento de frescura artística para el vecindario, que en paralelo sufre algunas de las desventajas de la huella turística en Palma. Las asociaciones de vecinos consideran una incongruencia "tragicómica, por usar términos escénicos", que la desaparición de un teatro popular "sea tan fácil de producirse ante el desinterés institucional y que, gran paradoja, la lucha vecinal para reducir el exceso de terrazas de bares molestas se tope con un lío de dificultades normativas que, en la práctica, otorga a los abusos sobre el espacio público una especial protección".

"Tanta protección por el negocio voraz y tan poca por la cultura", lamentan. "Un referente cultural puede cerrar, una terraza ilegal no. Esta aberración se puede producir si alguien no remedia", añaden. Según una nota de prensa enviada por los vecinos afectados, la situación del Teatre Sans es un "ejemplo meridiano de la fragilidad de la cultura y de la falta de reconocimiento de la labor practicada". Tenemos delante cuatro décadas de dedicación teatral en todo su abanico: 3.000 funciones, casi 500 espectáculos de compañías, cientos de giras nacionales e internacionales. Además, han configurado una escuela de artes escénicas por la que han pasado más de 8.000 alumnos. Se trata de un espacio de exhibición, formación, centro de creación, investigación y fomento de la cultura. "Si finalmente tuviera que cerrar las puertas, Mallorca registraría un colosal fracaso colectivo, una mancha imposible de limpiar que nos implicaría a todos, pero la historia no dejaría en muy buen lugar a aquellos que, pudiéndolo evitar, lo permitieron". Por último, las entidades vecinales de Canamunt y Sa Calatrava apelan a "la responsabilidad y la sensatez de las instituciones municipales, insulares y autonómicas" y esperan que este patrimonio cultural "siga latiendo para dar vida" a Palma.