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Literatura

María Oruña: "Para escribir, hay que arriesgar"

La escritora gallega firma hoy ejemplares de su novela 'Lo que la marea esconde' en la Casa del Libro de Palma

María Oruña B. Ramon

El hecho de ser abogada, ¿le ayuda a la hora de escribir novelas de intriga?

En realidad no, porque era abogada laboralista y mercantil, no penal. Pero pasa que los abogados estamos acostumbrados a escribir con cierta propiedad, con matices, utilizando gerundios; esa manera de redactar sí me ha sido útil. 

De todas maneras en su primera novela trató el tema de acoso laboral y abuso de autoridad. ¿Por qué se pasó al género negro?

No fue premeditado, escribí la primera historia para ayudar a la gente que tenía este problema, el del acoso y abuso. Por mi trabajo sabía que no existían manuales sin libros ni tecnicismos, así que decidí escribir la novela y regalarla. De hecho, todavía hoy se regala en la Asociación gallega de acoso laboral. Después decidí escribir lo que el corazón me pedía. Había sido madre y recuerdo redactar Puerto escondido con el bebé en brazos. 

Valentina Redondo es su teniente habitual, ¿es un homenaje a Dolores Redondo como Montalbano de Camilleri lo es a Vázquez Montalbán?

Es un guiño no literario. Yo había terminado el manuscrito y estaba viendo Página 2, el programa de libros de Televisión española y vi a Dolores que contaba sus inicios en la literatura. Se me encendió la chispa. Pensé que, si ella había publicado sin demasiada formación literaria, pues que yo podía hacerlo. Mandé el original a diferentes editoriales hasta que una me contestó afirmativamente. 

Dolores Redondo, Eva García Sáenz y usted sitúan las acciones de sus novelas de intriga en el norte, ¿qué tiene esa zona española que le seduce? 

No es premeditado, conozco muy bien Cantabria, mi padre era de allí. Me llamó mucho la atención cómo en aquellos parajes podía haberse cometido el llamado Crimen de Ubiarco, en los años 50 y empecé a investigar cómo era la vida de la postguerra en aquella zona. Primero mi abuela y luego otras personas de su edad me contaron anécdotas que no aparecen en los libros de historia. Todo lo que cuento en mis libros ambientado en aquella época es real.  

¿Qué hay de María Oruña en Valentina Redondo?

Estoy en todos mis personajes y en ninguno en particular. Ella es más lista, más fuerte, más decidida que yo, pero también más frágil. Como todos, mi protagonista tiene dos caras muy marcadas, dos rostros, uno el del trabajo y otro el de la vida personal. Resuelve los casos por perseverante. 

¿Qué le aporta crear una serie con algunos personajes comunes?

No es fácil, no. Como que cada libro es auto conclusivo y con una técnica narrativa diferente, tengo que describir cada vez a los personajes, sin cansar a los que ya los conocen y con cuidado de no dejar nada a los nuevos lectores. En cada historia hay un personaje que domina.

¿Por qué guardia civil y no policía nacional?

Porque no quedaba otra opción al tratarse de una historia rural y en el mar. En el primero de los libros hay cierto conflicto de competencias ya que hay algunas escenas situadas en la ciudad.

La novela negra tiene sus reglas. ¿Facilita esto al escritor?

Las reglas están para romperse. No podemos escribir igual que hace cien años. Hay que ver la novela negra con ojos del siglo XXI. El modelo Ágata Christie ya ha pasado. Para los puristas, la Christie escribe novelas de misterio. En mi caso, algunos han dicho que hago thriller científico, novelas de intriga gótica y cosas parecidas. Lo que pretendo en mis libros, además de la parte de intriga, es hacer denuncia y que sea el lector quien saque conclusiones de las ideas que se lanzan. Los personajes establecen batallas dialécticas y el lector decide con cuáles se queda. 

A veces su escritura no es lineal, quiero decir que utiliza diferentes planos y voces, ¿es un recurso meditado o espontáneo?

Espontáneo. Cada historia tiene sus recursos y una manera de ser contada. En esta última doy ciertas ventajas al lector sobre los investigadores de la guardia civil, pues doy pistas que no se mencionan en las declaraciones oficiales de los personajes. Para escribir, hay que arriesgar.

Al iniciar la narración, ¿ya sabe quién será el asesino?

Diría que sí, pero con matices. Mis historias siempre empiezan con algún suceso que parece imposible, si no supiera cómo se resolverá tendría que ir añadiendo parches y engañar al lector. Al empezar ya sé cómo se resolverá la situación. Es un trabajo de artesanía. Puedo variar el criminal a medida que voy conociendo a los personajes, pero siempre siguiendo un plan preestablecido. Me gusta que, al terminar el libro, el lector lo cierre con una sonrisa y con cierta satisfacción.

‘Lo que la marea esconde’, ¿de qué es metáfora, la marea del título?

Del dolor, de algo que no solemos hablar: de la muerte y el dolor. Quiero indicar que cuando el desconsuelo se ennegrece no nos debemos hundir, sino tener el valor de seguir caminando y, siguiendo con el símil marinero, seguir navegando con la brisa que se ocasiona cuando sube la marea.

En ‘El bosque de los cuatro vientos’, una novela histórica que sale fuera de la serie ‘Puerto Escondido’, trata temas como la medicina y la antropología. ¿Cómo llevó a cabo la documentación sobre estos temas?

Para documentarme sobre monasterios y leyendas visité archivos diocesanos y civiles, también casi todas las bibliotecas de la zona. Para asuntos de medicina y boticas tiré de farmacopeas del XVII y XVIII francesas, inglesas y alguna española. Todos los remedios que describo son reales de la época. Me escribió el presidente de los farmacéuticos para felicitarme.

Una abogada con intereses científicos, suena a forense.

Bueno, digamos que me apasiona la historia, soy cartesiana, muy racional. Creo en lo que veo y en lo que está probado. Por fortuna hay cosas que no podemos explicar hoy, pero que la ciencia y la razón podrán explicar en el futuro. Lo fascinante es que somos un compendio de historias.

¿La pandemia da para una novela negra?

Para mí, no. Esa situación no tiene interés para una novela de misterio, quizás el tema de la mascarilla, pero poco más. No me resulta atractivo.

En ‘Puerto Escondido’ se lee: «El futuro es un lugar inmenso». ¿Ya tiene la próxima historia?

Sí, siempre hay una próxima historia, en Galicia decimos: «A cabeza non para».

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