Salvador Sobral, el primer portugués que tocó el alma y la gloria de Eurovisión, celebra en su último disco uno de los géneros que más le han marcado, el bolero, que para él tiene "una nostalgia parecida a la del fado, pero más hacia fuera, más aflamencada".

Lo dice rebosante de energía tras un confinamiento en el que, "aburrido", ha tenido tiempo de componer un nuevo disco y en el que compartió canciones por redes de cada una de las autonomías españolas. "Y así descubrí un montón de música bonita, profunda y verdadera, que es lo que me gusta", dice.

"Ya tuve varios confinamientos en mi vida, uno cuando fui al hospital, seis meses esperando el trasplante, y otro cuando salí de allí, que fueron otros dos. Curiosamente, esta cuarentena me costó mucho más emocionalmente. Entonces sabía que estaba jodido de salud y que no podía hacer nada, pero ahora tenía un montón de ganas de vivir", cuenta sobre cómo ha pasado el encierro.

Sobral, un artista "camaleónico" que igual canta piezas de Lituania o de China que se imbuye de Jacques Brel, publica mañana Alma nuestra (Warner Music). En él fija su atención en un género que descubrió hace años mientras tocaba en Mallorca a través de la versión de Caetono Veloso de ¡Ay, amor!, de Bola de Nieve.

"Aquello fue uno de los momentos que marcaron mi vida. Así que conocí los boleros a través de un brasileño", bromea este luso al que dicen que parece "cubano" al cantar y que poco a poco cayó rendido a la cultura hispanoparlante por su cercanía con los elementos que le gustan de los standards de jazz, "pero aún más profundos, con unas letras más viscerales, humanas y desgarradas".

Cuando hace años regresó a vivir a Portugal, conoció al cubano Víctor Zamora, pianista "con la corchea más rápida de Lisboa". Al comentarle su amor por estas músicas decidieron montar un grupo, "una banda de culto con pocos bolos, pero que persiste" por ejemplo entre España y, curiosamente, Alemania. "Después de Eurovisión, él pensaba que me iba a salir de la banda, pero claro que no, a mí me encanta", celebra Sobral.