El nuevo álbum de Donovan está dedicado al 'rey del calypso', el músico y activista social Harry Belafonte. Un disco, Jump in the Line, ya disponible en la web oficial del cantautor escocés, que toma el nombre de una de sus canciones más famosas y que se ha grabado a caballo entre Manacor y Jamaica, en el estudio del hijo de Ringo Starr, Zak Starkey.

"Siempre supe que un día haría un disco de versiones de otro artista. Tenía que ser alguien con una serie de canciones cercanas a mí, enraizadas con la música tradicional irlandesa, escocesa y gaélica, con un sabor africano caribeño que me guste, con un mensaje social y espiritual en sus letras, un artista que, como yo, cantara en solitario, con pocos instrumentos. Y ese no podía ser otro que el maravilloso Belafonte", explica Donovan a este diario.

El autor de himnos generacionales como Colours, que pasa largas temporadas de descanso al norte de Mallorca y que graba muchas de sus canciones desde hace más de una década en los Calma Estudis de Manacor, recuerda que, como Belafonte, él también dio sus primeros pasos musicales en la escena del jazz: "Comencé como batería de jazz a los 15 años fijándome en Gene Krupa y Art Blakey. No toqué la batería en ninguna banda, solo para mí, haciendo mucho ruido y molestando al vecindario. Todo el mundo se alivió cuando decidí convertirme en un guitarrista acústico. Por supuesto, yo también fui un activista en mi juventud, como Belafonte, manifestándome contra todo lo establecido", subraya.

Belafonte, de 92 años, y Donovan, de 73, no se conocen en persona pero se profesan admiración mutua. "Le conozco desde donde de verdad importa: el corazón", matiza el escocés, quien lanza una pregunta: "¿Sabíais que fue el primero en vender un millón de discos, antes incluso que Elvis?" Siempre educado y atento, en cuanto el disco Jump in the Line quedó concluido, tras la mezcla realizada en Manacor por Josep Umbria, Donovan quiso que Belafonte lo escuchara, el primero, "antes que nadie, y tras oírlo se sintió halagado y complacido", asegura.

Afirma Donovan que con este trabajo, que "redescubre la música de raíz de Jamaica, que es a su manera una mezcla de música tradicional africana y gaélica", ha vuelto a "la adolescencia", cuando se le reveló la música jamaicana en Londres, y también le ha recordado el momento en que "la industria trató de cazarme y romperme, ya siendo famoso, pero como Belafonte, no dejé que me golpearan", algo que logró con la ayuda de su gran amigo Gypsy Dave -fallecido hace unos días- y de la que sería su esposa, Linda Lawrence, "la esencia de todas mis canciones", apunta.

Pese a que Belafonte cuenta con 40 álbumes, publicados entre 1954 y 2001, afirma que seleccionar las ocho canciones del disco "fue muy fácil". Además de las más conocidas, como Banana Boat Song, Island in the Sun o Scarlet Ribbons, que forman parte de su juventud, optó por Jamaican Farewell, Jump in the Line -"fue una sorpresa cuando supe que estaba en el filme Beetlejuice [de Tim Burton], con Winona Ryder levitando cuando baila"-, Shenendoah, The First Time Ever I Saw your Face -"escrita por Ewan McColl, el padre del resurgimiento del folk británico"- y Where have all the flowers gone, un clásico de Pete Seeger, a quien Donovan está muy agradecido pues fue él, "junto a Joan Baez, quienes se aseguraron de que yo tocara en el Newport Folk Festival de 1965".

El álbum contiene dos nuevas canciones, una de ellas, No Hunger, escrita por Donovan "pensando en Unicef", agencia de Naciones Unidas de la que Belafonte ha sido embajador. Para el "poeta chamán", como se define el escocés, el mundo solo cambiará si antes hay "un cambio dentro" de cada uno de nosotros. "Es la educación de las nuevas generaciones la que puede unir a la humanidad con la madre naturaleza una vez más. Y la herramienta más poderosa es la meditación trascendental que los Beatles y yo nos trajimos de la India. El rol del artista es guiar a la tribu en su interior, donde comienzan todos los problemas y se pueden encontrar todas las soluciones".