Han sido tantas las obras de éxito popular y artístico en las que ha estado involucrado el mallorquín de adopción Joan Carles Bellviure (Vinarós, Valencia, 1963), tanto en funciones de autor como de director, que es de justicia señalarle como una de las figuras señeras de nuestro teatro. La última de ellas, El sopar, última producción de Iguana Teatre en la que los actores y actrices participantes (Jordi Cumelles, Lluqui Herrero, Agnès Llobet, Irene Soler y Carles Molinet) improvisan en base a las aportación es del público asistente, ha sido elegido, entre 120 candidatos, como Mejor Montaje para Adultos por la Coordinadora de la Red de Teatros Alternativos, lo que la llevará a realizar 15 funciones por la península.

Iguana Teatre: El sopar

-¿El sopar

-Creo que es un regalo, pero no está hecho para todos los actores. Aunque uno sea muy bueno, puede no encontrarse cómodo con la improvisación. Hay que hacerlo con gente a quien le plazca estar al borde del abismo.

-Vives en París. Por comparación, ¿Francia en el primer mundo?

-(ríe) La comparación con España es grande, sobre todo culturalmente, y respecto a Mallorca las diferencias son demasiado grandes. Aunque Francia tampoco es un paraíso.

-Escribes sobre Mallorca desde el país vecino. ¿Imprescindible la distancia para la asepsia y para la visión justa?

-No lo había pensado… Me ayuda. Últimamente vengo mucho, y detectas que estando en Mallorca tiendes a pensar que la isla es el mundo y el resto terra de moros. Y que se le da importancia a cosas que no la tienen tanto.

-¿El éxito popular de tus obras, las numerosas reposiciones, la buena carrera comercial, indica que eres un autor más para el público que para otros autores?

-Mi intención ha sido siempre tener una línea de búsqueda, de investigación, y al mismo tiempo hacer un teatro popular. Cuando se habla de teatro experimental se piensa en montañas de televisiones y mujeres desnudas. Tampoco me gusta el esnobismo de escribir para una determinada gente, pretendiendo que solo ellos, autores o no, te entenderán. Decir que soy un autor popular, sin que eso signifique ser banal, me complace.

-Sobre lo popular: ¿compartes el tópico de que antes el teatro era más popular, era un objeto de consumo mucho más habitual?

-Habría que especificar si hablamos de hace 30 años o dos siglos. Si hablamos del XIX, seguro. Después ha habido grandes épocas, como la Transición, en la que se necesitaba al teatro para que se contasen determinadas cosas. También creo que hoy, con la crisis, parece que la gente está volviendo al teatro.

-Periódicos digitales, series de televisión nacidas y creadas en internet, música solo disponible en internet… ¿Cómo puede involucrarse el teatro con lo digital, que parece que lo condiciona todo hoy día?

-No lo sé, más aún con la dificultad que parece existir hoy para concentrarse más de 15 minutos. El teatro tiene esa cosa primitiva que es su principal valor: un grupo de gente que se reúne de manera ritual.

-Iguana Teatre, 26 años en 2012. ¿Harán falta 25 años para volver a la situación previa a la crisis?

-(ríe) No lo sé… es todo tan fuerte. En el Teatre del Mar se han quedado solo tres personas, después de tantos años, y sin cobrar. Construir es muy laborioso, y destruir es muy fácil e instantáneo. Estando como estoy más cerca de los 50 que de los 21, tener que volver a lo de hace 30 años… Espero que no.

-¿Crees en la sentencia “las épocas de crisis y ahogamiento estimulan la creatividad”?

-Una parte sí, porque los que creen ahora lo harán estando en primera línea de combate. Aunque por otra parte, nunca he tenido una tranquilidad total, mes a mes. Y otra cosa en la que no creo es que hayamos estado tan dormidos como se ha dicho.

-Has escrito monólogos (Somni, interpretado en 2004 por Salvador Oliva), e SomniHistòria (es)

-Es un futuro falso. Es lo inmediato, pero para el oficio no puede ser el futuro. Querer crear un grupo, que los profesionales tengan Seguridad Social y jubilación con 60 ó 70 años, algo normal en otros países, pagar los ensayos, crear bases y estructuras… Eso debe ser el futuro.

-En Fora de camp, tu participación en Fora de campSeqüències

-Lo hicimos un año antes de que estallase el escándalo de Rodrigo de Santos. Busqué lo grotesco, pero lo de hoy es más fuerte aún, más extremo. No sé qué estilo sería necesario, si lo grotesco bastaría.

-¿Cómo ves la cantera actoral [Bellviure suele dar seminarios varias semanas al año en la escuela ESADIB]?

-He tenido muy buenas alegrías. En El sopar hay gente salida de la ESADIB, y he visto gente buena con buenas ideas, pero el margen para trabajar tiende al mínimo.

-Se está hablando mucho últimamente sobre el papel de los intelectuales, de los que dais vuestra visión del mundo, sobre el nivel de implicación e incidencia de su labor en España, aspectos que en los países anglosajones existen y de manera mucho más palpable.

-“Intelectual” es una de esas palabras que se han pervertido. Ya parece un insulto. La visión lúdica y poética del intelectual sí debe tomar partido, pero no por una opción política, sino por participar dando esa visión. Los grandes pensadores con poder real de influencia que no denuncian las grandes diferencias que existen hoy día están apoyando al poder con su silencio.

-¿El catalán está en peligro en Balears?

-Sí, y más ahora. La lengua de los pequeños países siempre peligra. Este siglo desaparecerán muchas lenguas. La historia del catalán ha sido siempre una historia de lucha, y la gente de la cultura tenemos una obligación al respecto.

-¿Y Mallorca, el paraíso, peligra?

-Sí, y hace ya tiempo. Y me duele mucho. La crisis está pagando lo que empezó hace años. No eran necesarios los planes de imagen, el metro, etc. Se podía vivir simplemente de la belleza de la isla. Podía haber sido un paraíso, pero la codicia ha ganado.