Todo lo que querías saber sobre la bomba

La publicación de «La bomba» ha coincidido con el estreno de «Oppenheimer». Ambas abordan el mismo tema, la fabricación de la primera bomba atómica, desde ópticas diferentes.

Ilustración: Todo lo que querías saber sobre la bomba

Ilustración: Todo lo que querías saber sobre la bomba

Florentino Flórez

Florentino Flórez

Esta novela gráfica aporta mucha información que sería complicado trasladar a la pantalla. Aquí se transmite de manera sencilla, clara y directa gracias a una afortunada mezcla de imágenes poderosas y textos muy breves. Mientras Nolan se concentra en un gran protagonista, en «La bomba» no deja de ser un secundario más. Al contrario, personajes sin apenas desarrollo en el film, como Szilard y tantos otros, ocupan muchas páginas del cómic. La película encuentra su sentido al concentrarse en ese único «héroe», cuya caída en desgracia se nos muestra en llamativo contraste con su conocido momento de gloria. «La bomba», en cambio, apuesta por una aparente dispersión, la acumulación de una serie de hechos muy variopintos, que van conformando el complejo puzzle nuclear. En ambos casos notamos el respeto con el que se abordan sucesos de trascendental importancia histórica. Más allá de lo puramente factual, con mayor abundancia de detalle en el cómic que en la pantalla, hay otra diferencia, si se quiere moral. Nolan se rinde frente al científico brillante, admira tanto su genio que apenas hay una imagen de Hiroshima, solo la reacción del protagonista, su transformación ante las abrumadoras consecuencias de sus actos. La película critica la persecución que sufre el héroe durante el macartismo, reivindicando los inmensos logros de un personaje excepcional. No hay una condena moral del protagonista o, al menos, no es mayor que su propio arrepentimiento. Sus hazañas quedan en pie. En la novela gráfica se insiste más en el conjunto. Así, si se menciona Japón, no se habla solo de la casta gobernante sino también de los ciudadanos, de la gente de la calle. Personas que podían sufrir los caprichos de su emperador y que también iban a padecer el holocausto nuclear. Espanto que aquí sí, se visualiza con bastante detalle. El debate entre los científicos que ayudaron a crear la bomba, pero no estaban de acuerdo con usarla, y aquellos que querían «acabar el trabajo» también se narra con todos sus recovecos burocráticos, trampas periodísticas y estrategias frente a la opinión pública. Y la historia de los desgraciados a quienes irradiaron para comprobar los efectos del plutonio, o la impresionante secuencia de los tiburones, el comando que acabó con las instalaciones de agua pesada de los nazis (algo que conocimos en el cine a través de «Los héroes de Telemark»), una explicación tan gráfica como clara del proceso que lleva a la fisión del átomo y muchas cosas más.

Los personajes están bien construidos, la documentación es tan abundante como pertinente y todo tiene interés. A medio camino entre el drama histórico y el puro ensayo de divulgación, este tocho se disfruta sin reparos. Es entretenido y permite aprender un montón sobre uno de los momentos clave del siglo XX. Unas breves palabras sobre el dibujante, que realiza una labor extraordinaria. Firme y expresivo en los personajes, con fondos perfectamente documentados y muchos recursos narrativos que aligeran las abundantes secuencias dialogadas. Y luego vean la película, que la apreciarán más.

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