Poetas y poesías
La fecundidad de "La tierra baldía"
De ‘Abril es el más cruel de los meses’, de Andreu Jaume, a ‘El mes más cruel es abril’, de José Luis Rey, las nuevas traducciones eluden la emblemática literalidad de ‘Abril es el mes más cruel’
Antonio Puente
Ni se publicó en abril, sino en octubre de 1922, en la londinense «The Criterion», ni el arranque iba a ser el célebre «April is the month», tal y como lo dispuso Ezra Pound, quien cambió el orden y suprimió la mitad de los poemas del manuscrito que le confió su amigo, nada más concluirlo en un sanatorio suizo, aquejado de una fuerte depresión. Más entonado, acaso, con los quiebros narrativos de su primer y anterior poemario, Prufrock y otras observaciones (1917), La tierra baldía habría comenzado de esta guisa etílica: «Primero nos hubiéramos tomado dos copas en el bar de Tom, y estaba el viejo Tom, hervido hasta los ojos y muy ciego…».
Lo cierto es que pocos poetas de culto han logrado camuflar, entre sus severas y herméticas reflexiones, versos tan nemotécnicos, y recordados, por ello, en las más diversas lenguas, como Thomas Stearns Eliot (San Luis, Misuri, 1888-Londres, 1965), de cuya obra central, The waste land, se cumplen cien años. Si en el Prufrock había aplicado el inolvidable check-in de las Noches en hoteles baratos de una noche y en su cenital Cuatro cuartetos (1945) pronosticó, incontestable, que «En mi principio está mi fin», entre esos dos extremos –aparecidos, por cierto, al final de cada guerra mundial–, en La tierra baldía acusó la imperecedera «crueldad» de un abril sempiterno, que Ezra Pound tuvo a bien colocar en la apertura. De ahí la enigmática dedicatoria que le brinda un Eliot deprimido pero complacido: «Para Ezra Pound, il miglior fabbro» («el mejor artesano »).
Emblema de obra abierta
Entre la mano del poeta amigo y las nuevas versiones surgidas a tenor del centenario, el verso abrileño está a punto de convertirse en un emblema de obra abierta, tan coral como el sentido de la poética de Eliot. Pues, frente al secular Abril es el mes más cruel, que abarca hasta la canónica traducción de José María Valverde, en Poesías reunidas (Alianza editorial, 2006), en la que se respeta la literalidad de los gerundios («criando lilas... mezclando», etcétera), ahora emergen versiones más libres, que anteponen la causalidad. Así el alejandrino «Abril es el más cruel de los meses, pues engendra...», por el que opta Andreu Jaume, en la reedición de Lumen, donde, con buen criterio, se agrega el Prufrock anterior, su subsuelo. O el endecasílabo «El mes más cruel es abril, porque nutre...», de José Luis Rey, en sus Poesías completas (Visor, 2017).
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