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OBLICUIDAD

Por una dieta con menos Batman y más Rocky

Empiezas consumiendo películas de superhéroes y acabas concluyendo que Robert Pattinson es un actor apreciable. El éxito de taquilla de The Batman, rodada en negro y negro, no solo enmarca la caducidad de las cautelas covid en el aliento suspendido en salas repletas. El regreso a los dibujos animados con rostro humano proclama asimismo que ni una guerra auténtica puede detener la infantilización imparable de la audiencia. El medio millón de espectadores españoles, y los diez millones largos de estadounidenses, han de estar forzosamente equivocados.

Para anular las reservas al párrafo anterior, Batman es un personaje de Walt Disney, a la altura de Mickey Mouse. Prescindiendo incluso de estas colisiones corruptoras, las sucesivas tragedias que encadena la humanidad deberían haber generado un sano escepticismo contra los poderes mágicos. Todos los personajes masculinos rebozados de spandex resultan odiosos, salvo Ryan Reynolds en la serie Deadpool, que pervierte los esquemas de un género pervertido.

Ya está bien de críticas demoledoras que no ofrecen una alternativa. La receta consiste en empaquetar a los superhéroes para dar salida a los héroes. Menos Batman y más Rocky. El hastío que suscitan los hombres voladores o trepadores se transforma en admiración hacia el boxeador empeñado en noquear a su sombra. Que levante la mano quien sea capaz de darle al telemando implacable, sin concederle unos minutos a cualquier entrega de la serie de Stallone en una sesión de zapping. No nos enseñó a volar, pero sí a correr.

Los blockbusters descomunales no son una incorporación reciente a la cartelera, pero cada vez pecan más de homogéneos e insípidos. Las clases medias del cine han desaparecido, hoy resultaría inconcebible que Instinto Básico llenara las salas. De ahí que no me matriculara en Muerte en el Nilo para desafiar a The Batman, sino para esconderme de su influjo radiactivo. Dos horas de Agatha Christie coreografiada por Kenneth Branagh son el antídoto para tiempos que confunden la acción con la efervescencia De hecho, entré en la sala pensando que me enfrentaba a otra versión de Asesinato en el Orient Express, y no me reproché la equivocación. Para los ecuménicos, junto a Poirot deslumbra Gal Gadot, que es Wonder Woman en todos los sentidos.

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