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Artículos de broma

Culos inquietos

En 2020 Europa no cubrió casi un millón de puestos de trabajo, 200.000 de ellos en la distopía laboral llamada España. Exigían alta preparación tecnológica. Los que la tienen cambian de trabajo como Tarzán de liana. En inglés a eso lo llaman «job hogging» (lo escribo para que lo reconozca si lo encuentra en otro artículo) y aunque se traduciría como «acaparadores de trabajo» los describen más como «despegadores de empleo». Aquí los llamamos «culoinquetos». Trabajan poco tiempo en empresas con las que no se sienten comprometidos, no comparten los propósitos de la compañía ni su retribución o promoción. ¿Quién no ha tenido una pareja así? Los culoinquietos confiesan que actúan así en reciprocidad, que pagan en la misma moneda que cobran. Las empresas de los sectores más modernos -y ahora también de los más tradicionales- llevan décadas intentando no crear vínculos ni andarse con confianzas. Incluso la administración pública mantiene relaciones informales (aunque sean de por vida) con los interinos. Según los culoinquietos «la empresa adapta tu perfil a sus necesidades y no te ofrece un puesto en el que buscas desarrollarte y crecer». Adaptar un perfil y unas necesidades remite a uno de los planos más frecuentes en el porno. Estos «culoinquietos» lo son porque pueden, porque tienen el sitio siguiente adonde ir, pero también trasladan al trabajo todo lo que han aprendido en la vida digital: se mueven continuamente aunque no lleve a ninguna parte -a gran velocidad, sin profundizar demasiado- y cambian de pantalla, de dispositivo y de interés sin levantarse de la silla ni salir de casa. Aplican a rajatabla que solo existe el presente porque el futuro no es un tiempo real y porque ha pasado de imaginario a fantástico desde que se han dinamitado todos los planes. Están bien adaptados y les va bien. La naturaleza y la civilización premian el movimiento continuo y la rapidez desde siempre y quizá no desdeñan tanto la ventaja de los vínculos que trenza el éxito de la cooperación que, parece, nos han traído hasta aquí.

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