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Medio ambiente

Pere Fullana i Palmer: "Imaginemos mil millones de chinos comiendo de una manera u otra; el impacto es grandísimo"

Pere Fullana i Palmer. ll. Amengual

P ¿Qué es el análisis de ciclo de vida, ACV?

R Es una metodología normalizada ISO que cuantifica ambientalmente sistemas. El que sea. Puede ser un sistema de gestión de residuos, una empresa, tecnología, etc. Se divide en procesos y estudiamos la materia y energía que sale de cada uno de ellos, recursos que entran y emisiones que salen. Estos recursos y emisiones se juntan con diferentes modelos para crear indicadores ambientales: indicadores de toxicidad, de cambio climático, de lluvia ácida...

P ¿Qué ventajas tiene?

R Estudia indicadores ambientales muy diferentes, todos los procesos que intervienen en el sistema: desde la cuna hasta la tumba, desde las materias primas hasta que el producto se descarta. En 2010 empezó el proyecto europeo Fénix donde participaron más de 15 grupos de investigación de la Unión Europea. Nos centramos en el estudio de los diferentes sistemas de devolución y retorno de envases. A día de hoy tenemos la base de datos de gestión de residuos de envases mejor y más completa que hay en el mundo.

P ¿Qué aplicaciones tiene?

R Imaginamos un municipio que tiene un núcleo urbano encima de una montaña. ¿Me interesa hacer recogida selectiva o prefiero recoger solo rechazo y luego separarlo en una planta de selección? Es que mover tres o cuatro camiones a la montaña a buscar cuatro kilos de cada una de las fracciones tiene un impacto superior en forma de emisiones que el seleccionar cada una de las fracciones después de haberlos recogidos de forma unitaria. ¿Hay que recoger siempre de forma selectivamente? No, a veces ambientalmente es un desastre.

P ¿Y el reducir el material con el que se elaboran los envases?

R Ahora se apuesta por ello. Pero en el momento que se rompe algún envase debido a la reducción del material con el que se fabrican el envase, el impacto ambiental asociado al producto que se pierde es de órdenes de magnitud superior al de aumentar el material con el que se forma los envases. Esta y otras decisiones son aplicaciones del uso de la base de datos que disponemos actualmente.

P ¿Qué uso hacen las administraciones del ACV?

R La Unión Europea lanzó hace cuatro años un mercado único de productos verdes y lo basó en el análisis de ciclo de vida. Se han terminado las ecoetiquetas, donde cada uno inventa la suya propia. Ahora nos basarnos en la metodología del análisis de ciclo de vida. Estamos lanzando proyectos piloto en 30 sectores industriales diferentes.

P ¿Y el resto de administraciones?

R La española y autonómicas les cuesta más pero también han llevado a cabo algunos proyectos. Fue en 2006 cuando la Unión Europea cambió la directiva del uso de residuos de aceite industrial. El primer borrador pretendía cambiar la prioridad de regenerar los aceites industriales por la opción de quemarlos en cementeras. La Generalitat de Catalunya ya tenía en marcha el sistema de regeneración de aceites industriales para volverlos a poner en el mercado. Y nos preguntaron si podíamos hacer un ACV. Y es que la UE establece que se debe legislar según cuál sea el resultado del estudio de ACV. Creamos un grupo internacional, hicimos un análisis según la tecnología vigente en ese momento y conseguimos cambiar el borrador.

P ¿En qué consiste el proyecto Zero cabin waste que desarrollan junto a Iberia?

R Es un proyecto europeo LIFE. Participan Iberia, Gate Gourmet (la empresa más importante del mundo en catering de aviones del mundo), Ferrovial como gestor de residuos, Ecoembes y nosotros. Estamos buscando estrategias para aumentar la prevención de generación de residuos y mejorar el reciclaje. Residuos de todo tipo, desde orgánica a revistas. A día de hoy los residuos orgánicos y todo lo que ha estado en contacto con ellos y que provienen de fuera de la Unión Europea tienen como única posible vía de tratamiento la incineración. Hemos visto que hay otras fórmulas para gestionar mejor estos residuos desde el punto de vista ambiental. Seguro que algunos se seguirán incinerando pero otros se podrían reciclar.

P ¿En qué punto de desarrollo se encuentran?

R Llevamos seis meses trabajando en ello. A día de hoy estamos estudiando los menús que se están ofreciendo a bordo y ofrecer mejoras de ecodiseño

P ¿Por ejemplo?

R Reducir carne y aumentar pescado. O reducir ternera y aumentar pollo. Pero también tenemos que ir con cuidado con lo que se ofrece en business o en turista: si el cliente ha pagado más quiere tener más opciones a elegir. También estamos estudiando que el viajero, cuando haga el check-in online pueda decidir qué menú quiere. De esta manera se cargarían menos menús en el avión. Todo lo que no se consume en el avión termina destruyéndose, un 10 %.

P Una problemática también común en casa

R Aproximadamente el 30 % de la comida que tenemos en casa termina en el cubo de la basura. Es la media europea.

P ¿Están desarrollando algún proyecto de ACV relacionado con el desperdicio alimentario?

R Hace nada empezamos un proyecto con el Ministerio y la Universidad de Cantabria para estudiar el impacto de la dieta sobre el cambio climático. Es decir, según la dieta, en calidad y cantidad, puede tener un mayor o menor impacto sobre el medio ambiente. Nos gustaría demostrar que la dieta mediterránea es la mejor [risas] pero es algo que se verá a medida que el estudio vaya evolucionando. No podemos hacer apriorismos. Hace un año hicimos un estudio similar en China y los resultados fueron espectaculares. El impacto es grandísimo. Imaginemos 1.000 millones de chinos comiendo de una manera u otra.

P ¿En qué consiste el estudio que han realizado por el sistema de depósito, devolución y retorno de envases, SDDR?

R Lo que hemos intentado al principio delimitar muy bien el campo de estudio. Cogimos el año 2014, el más reciente del que tenemos datos completos, y estudiamos el sistema actual de gestión de residuos de envases, todos los flujos de residuos. Evaluamos su impacto ambiental, social y económico así como desarrollamos un ACV. Con todos estos datos, hemos hecho el supuesto de qué habría pasado si en 2014 parte de estos residuos hubieran sido gestionados a través de un sistema de depósito, devolución y retorno de envases.

P ¿Y qué habría pasado?

R A nivel económico, la diferencia es muy grande. El SDDR, según las variables, puede ser entre cinco y 10 veces más caro. Por diversas razones, entre ellas, porque se transportaría mucho aire. Hay una gran atomización de pequeños comercios y bares, totalmente diferente a otras economías como la nórdica y la alemana con una gran concentración de población y distribución. Ahí es mucho más eficiente y se pueden poner máquinas automáticas. En nuestro país la mayoría se debería recoger de manera manual porque el pequeño comercio no querrá poner una máquina que le cuesta tanto dinero, además de la eliminación del espacio de venta.

P ¿Qué parte se recogería de manera manual?

R Un poco más del 50 % de los envases serían recogidos manualmente. Esto quiere decir que, aparte de poner en tu casa otro cubo para depositar todos los envases para devolver a la tienda, el comercio debería tener unas bolsas grandes sin chafar. Estos envases se deberían contar en algún lugar porque no habría máquina. Transportar estos envases sin chafar es mover un volumen de aire muy importante

P ¿Hay algún efecto rebote?

R Descubrimos que según la vivienda, si se les hace poner un nuevo cubo para estos envases, dejarán de reciclar otra de las fracciones: sustituirán los envases retornables por la fracción de envases ligeros, vidrio o papel y cartón. Y todo ello afectaría a la eficiencia del resto de fracciones. Otra de las dificultades sociales es que la sociedad no entendería el porqué una lata de atún debería ir al contenedor de envases y una de refresco se podría devolver mediante el sistema de devolución y retorno. O porqué un brick de vino sí que entraría en el SDDR o el brick de leche no. Son elementos que indican que la curva de aprendizaje sería muy lenta.

P ¿Y a nivel ambiental?

R Hay un empeoramiento pero no tanto como el económico. Hemos estudiado seis categorías de impacto ambiental y en todas ellas, menos una, indica que el sistema actual es mejor entre un 10 y un 50 %. Además, el ciudadano debería invertir cinco veces más tiempo con el SDDR implantado respecto al sistema actual. Con el SDDR sí que se reduciría el littering. Pero no se eliminaría completamente. De hecho países nórdicos con el sistema implantado hace 20 años, siguen haciendo campañas para evitar el littering.

P ¿Qué ACV le gustaría hacer en Mallorca?

R Lo tengo muy claro. Casi lo empezamos, sobre el sector turístico. Me gustaría hacer el ACV sobre diferentes tipología de turistas: el ciclista, de golf, de sol y playa de Magaluf, todos estos perfiles y ver, no solo desde el punto de vista ambiental si no el ACV social y económico y cómo afecta a Mallorca. En 2008 hicimos el desarrollo conceptual. Podríamos encontrar los puntos negros ambientales y los efectos rebote de cada uno de los perfiles de turistas.

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