Hace unos veinte años, cuando comenzaban a sentarse los vinos mallorquines, gracias a no más de una docena de bodegas isleñas, pioneras en la recuperación de la viña y de variedades autóctonas, junto a la experimentación y readaptación de varias francesas, desde la península se interesaron por comprar alguna. Intentos que no fructificaron, lo que no impidió que algun grupo enológico foráneo, en este caso Freixenet, optara por tener su propio vino mallorquín, gracias a un tercero. Gracias a un acuerdo con una bodega de Es Plá nació el tinto Susana Sempre, ya con la añada 2014 en el mercado. Se elaboró con Manto Negro, Syrá, Merlot y Cabernet Sauvignon, bajo supervisión del citado grupo enológico. Maduró seis meses en barricas de roble francés y americano. Su tono de cereza picota es intenso. Destacan en nariz notas de bosque y mar. Si bien tiene intensidad por sus taninos, en boca es ligero y sabroso.
La cata