Tanto si los Príncipes de Asturias tienen más descendencia como si no, la infanta Leonor no tendrá problemas para encontrar niños con los que jugar. No en vano ya dispone de seis primos con los que compartirá diversiones y travesuras. Y es que a estas edades tempranas lo importante no pasa por el lugar que ocupas en la línea sucesoria al trono, trastocada sustancialmente con el nacimiento de la primogénita de Felipe de Borbón, sino por el juego y la diversión.

Además, Victoria Federica, tercera nieta de los Reyes y segundo vástago de la infanta Elena, siempre rodeada de niños, ha visto como en apenas unos meses, con el nacimiento el pasado mes de junio de Irene, cuarta hija del matrimonio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín, y el de Leonor la madrugada de ayer, se equilibraba significativamente la situación: ya son tres niñas frente a cuatro niños.

El mayor de los nietos de los Reyes también nació de madrugada. Eran las 2.38 del viernes diecisiete de julio de 1998 cuando nacía el más atrevido, inquieto y travieso, a tenor de lo que muestran las imágenes de sus andanzas en actos oficiales, de los nietos reales que era bautizado con un nombre que se equiparaba a la alta cuna del recién nacido: Felipe Juan Froilán de Todos los Santos.

Como si de una travesura más se tratara, el primer nieto de los Reyes se hizo esperar. Ni más ni menos que dieciséis horas desde su entrada en la clínica Ruber Internacional y tras una cesárea a su paciente madre, la Infanta Elena. Pesó 3,690 gramos y midió 52 centímetros. "Lo he cogido. He sentido miedo y luego orgullo", declaraba un satisfecho don Jaime de Marichalar.

Froilán, como es más conocido popularmente, ha ido creciendo y mostrándose desinhibido ante las cámaras, ante las que parece no arredrarse. Buen ejemplo de ello lo dio el día de la hispanidad del pasado año, cuando expresó a las claras y sin ambages su fervor patriótico cuando se paseó por la tribuna agitando ritmicamente dos enseñas nacionales.

Y si Froilán cumplió este verano siete años, el 29 de septiempre Juan Urdangarín de Borbón, primer hijo de los duques de Palma, cumplió seis. La infanta Cristina y su cónyuge escogieron este nombre más escueto para su primogénito porque les pareció "solemne y bonito". "Es un niño muy mono, muy grande", declaraba el Rey tras visitar a su segundo nieto en la clínica Teknon de Barcelona.

La siguiente en llegar fue Victoria Federica, la primera chica y tercer nieto regio. Más conciliadora, la segunda hija de la infanta Elena nacía a la una del mediodía del 9 de septiembre de 2000. Sin llegar a tener la consideración de Infanta, Victoria Federica sí será Grande de España y, hasta el nacimiento la madrugada de ayer de la hija de Felipe de Borbón, ocupaba el cuarto puesto en la línea sucesoria, relegando al quinto a su tía la infanta Cristina.

Apenas tres meses después, en diciembre, nacía Pablo Nicolás, cuarto nieto real y segundo vástago de la infanta Cristina en la prestigiosa clínica barcelonesa. Otro pequeño Grande de España y séptimo en la línea sucesoria.

Hubo que esperar a mayo de 2002 para acudir de nuevo a la Teknon a ver al nuevo hijo, el tercero, del prolífico matrimonio Urdangarín Borbón, al que se bautizó con el nombre de Miguel. "Vamos a tener balones por todos lados", bromeaba un satisfecho Iñaki Urdangarín ante el hecho consumado del nacimiento de su tercer hijo. Una circunstancia que se quebró en parte el pasado mes de junio, cuando nacía Irene, la primera y anhelada hija de los duques de Palma y segunda nieta real. "Cumple con todas las expectativas del planteamiento de familia que nos habíamos hecho", señalaba en esta ocasión Urdangarín.

Cuando la Infanta Leonor se convierta en la XXXVI Princesa de Asturias, el día en que su padre acceda al Trono, a buen seguro que la reglas sucesorias de este país habrán cambiado. Y sus primos no serán un obstáculo para ello.