No quieren "matadores", sólo "toreadores". Así que los diestros dejaron a un lado los estoques y las tradicionales banderillas estuvieron acolchadas con una punta de velcro adhesivo, con la intención de no lastimar a los animales. Las Vegas, conocida como "la ciudad del pecado", se engalanó para presenciar el lunes y ayer dos corridas de toros por primera vez desde 1965. Hace más de cuatro décadas que la urbe no vivía un evento semejante y, como ocurrió aquella vez, los animales no sufrieron la muerte debido a las leyes estatales de Nevada.

"Lo que ocurre en Las Vegas, se queda en Las Vegas", reza la máxima que rige la villa. En honor a ella, las corridas de toros han llegado para no irse nunca más. O al menos eso afirma quien ha devuelto el arte de Cúchares a la zona. "La gente vendrá a Las Vegas a ver toros, estoy seguro", dijo Pedro Haces, encargado de Don Bull Productions, la empresa que lo ha hecho posible.

Y es que las faenas de Las Vegas son más "un espectáculo taurino"que una corrida de toros tradicional. Sobre todo porque no hay sangre por medio.

Muchos esperaban el pasado lunes un lleno absoluto en el complejo ecuestre del hotel South Point, con capacidad para 4.400 personas y a unos 15 minutos en coche de la calle principal de Las Vegas, pero lo cierto es que en el recinto apenas se agolparon medio millar de espectadores para ver en acción al Zotoluco, a Alfredo Ríos ´El Conde´ y Julio Benítez ´El Cordobés´.

El festejo se repitió ayer, con el protagonismo de los rejoneadores Joao Salgueiro, José Luis Rodríguez y Jorge Hernández Gárate, y volverá a verse los últimos cuatro días de septiembre, con carteles en los que figuran José Ortega Cano, Enrique Ponce, Javier Conde, Julián López ´El Juli´, David Fandila ´El Fandi´ y Francisco Rivera Ordóñez.